Top criptonoticias de la semana: Grayscale no está comprando más Bitcoin, Elon Musk sigue tonteando con DOGE, el hackeo a Telecom de Argentina y mucho más
Definitivamente que Bitcoin es una caja de sorpresas. Normalmente, es un hervidero de pasiones. Es un colibrí loco y desquiciado, que sube y baja frenéticamente. Ah, pero llega la peor crisis desde la Gran Depresión y decide convertirse a un monje budista. O sea, ¡Don’t worry, be happy! Paz, hermano. ¡No, no te muevas nunca! ¡Dios mío! Este periodo lateral ha sido más largo que un discurso de Maradona o que una canción de Pink Floyd.
Ahora bien, hablemos de las criptonoticias más leídas de la semana.
¿Qué está pasando? El precio de Bitcoin lleva semanas sin moverse y de pronto nos encontramos en la dimensión desconocida. Como ya es costumbre, las predicciones caen de los cielos como lluvia de verano. Y los analistas lanzan flechas a la luna con tradicional desatino. Lo cierto de todo esto es que, más allá de unas breves fintas y amagues, la línea horizontal sigue inmutable. Las promesas de cambio no se han cumplido y al parecer todas las bolas de cristal se quedaron sin batería. Aquí lo que queda es esperar y que pase lo que tenga que pasar.
Obviamente, lo que tenemos ahora es un encuentro perfecto entre los compradores y vendedores, que con una excepcional determinación están convencidos de que el precio actual es el precio adecuado para estos momentos. La falta de volatilidad es señal de decisión y las largas semanas en lo mismo nos demuestran una voluntad de hierro. Señores, resulta evidente que estamos ante un acuerdo tácito generalizado. El precio es este precio hasta nuevo aviso.
Necesitamos un catalizador que nos saque de nuestra neutralidad. Puede ser algo interno, pero también puede ser algo externo. ¿El segundo paquete de estímulos, tal vez?
Ahora bien, ¿qué está pasando con las altcoins? Hay un miniboom. Y de pronto se debe a todas las cosas que están pasando en el universo Ethereum. DeFi, Ethereum 2.0, etc. Hay actividad porque se ha despertado un nuevo entusiasmo. ¿Es algo pasajero? ¿Comenzará la temporada altcoin? ¿Se unirá Bitcoin a la fiesta? No sé.
Claro que Elon Musk no es un inversor serio de criptomonedas. Su dinero está atado a sus compañías y, a pesar de ser un hombre muy rico, su riqueza depende principalmente de las valoraciones de Tesla y SpaceX. En otras palabras, Elon Musk es un empresario, y no un inversor como tal. No es un Warren Buffett, un Ray Dalio o un Paul Tudor Jones. Los grandes fondos, que cuentan con gran liquidez, podrían tener un impacto directo en el precio de las criptomonedas. Sin embargo, los constantes comentarios de Musk tienen un importante efecto mediático.
Estos juegos de Elon con la comunidad cripto son beneficiosos por la atención que generan. Sus sarcasmos con Dogecoin obviamente que ayudan a la moneda. Dogecoin tiene una liquidez relativamente baja y por esta razón es vulnerable a vaivenes violentos del precio. Elon Musk se entretiene alegremente haciendo chistes con Dogecoin y Dogecoin encontró su hada madrina.
Telecom, la empresa de telecomunicaciones más grande de Argentina, ha sido hackeada y los hackers han exigido un pago de 7.5 millones de dólares en Monero. Al parecer, los sistemas comprometidos son de uso interno de la compañía y el servicio no ha sido afectado. La nota no menciona ningún comunicado oficial de la compañía al respecto. Todo lo que se sabe se sabe por Twitter. (Por lo menos al momento de la publicación de la nota).
Ahora bien, esta relación entre las actividades ilícitas y las criptomonedas es una verdadera piedra en el zapato que nos perjudica porque daña nuestra imagen. Eso de ser el “efectivo de Internet” implica que somos el “efectivo de Internet”. Es decir, lo bueno, pero también lo malo que viene con el efectivo. El efectivo es el dinero del ghetto. Y si te proponemos crear un efectivo digital, debes aceptar que el ghetto digital viene con el paquete. Nos guste o no, una moneda tiene dos caras.
Más allá de ser un instrumento de inversión, las criptomonedas son un instrumento muy útil. Su portabilidad, su accesibilidad, su independencia y su versatilidad atraen a muchos usuarios. Por ejemplo. Muchos escogen Bitcoin por política, ideología o ética. Está el tema de la soberanía financiera, el derecho a la privacidad, y el rechazo a los gobiernos y a la banca tradicional.
Otros escogen Bitcoin por razones prácticas. Es decir, Bitcoin es una solución para las personas que, por obligación o elección, operan, en parte o totalmente, fuera del sistema bancario. Eso lo podríamos llamar el “mercado informal” de Internet como la gig economy, comercio informal, las remesas, cambio de divisas, etc.
Luego, tenemos las actividades ilícitas. El área gris. Como el mercado negro de divisas, la fuga de capitales, las apuestas, la evasión de impuestos etc. Y, finalmente, el crimen. Drogas, fraude, lavado de dinero, terrorismo, extorsión, etc. La realidad no es bonita todo el tiempo.
La persona que vende helados rara vez se queja del verano. Si alguien piensa que tenía fiebre, lo mejor es que se mida la temperatura con un termómetro. La paranoia distorsiona nuestra percepción. Desde la creación de Bitcoin, los bitcoiners están hablando de inflación. Pero revisamos la tasa de inflación en los países desarrollados y todo está bien. Ahora y en los últimos 10 años. Sin embargo, se sigue hablando de inflación. Llegó la crisis y se generó una deflación. Y los bitcoiners siguen hablando de inflación. Tienen Bitcoin y todavía siguen preocupados por el dólar.
Los estímulos se reciben con bombos y platillos en todos los mercados financieros porque suben los precios de los activos, pero en el mercado cripto esta lluvia de dinero se recibe con amargura. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué tanta lloradera?
Yo sospecho que es un asunto esencialmente político. No es algo económico sino ideológico. Se confunde emisión con inflación todo el tiempo, porque es la manera más sencilla de rechazar la inversión de los Gobiernos en la economía, en apoyo a un fundamentalismo de libre mercado. Los estímulos no son el problema per se. El problema de fondo es el poder del Estado sobre nuestras vidas. El meollo es político.
El error es usar argumentos económicos (falsos) para defender una posición política (válida). Porque resulta confuso y contraproducente hablar de una inflación que no existe solo por atacar las grandes emisiones de moneda. Emisión no es inflación. La inflación se mide por la tasa de inflación, no por el suministro monetario. Y por los momentos la inflación está controlada. Si llega a subir en el futuro, los Gobiernos siempre pueden subir las tasas de interés y contrarrestar la liquidez excedente mediante bonos del tesoro. Pero ese no es el escenario ahora. Nuestro problema actual es la deflación. Gritar “inflación, inflación” todo el tiempo en medio de una terrible crisis deflacionaria nos convierte en Pedro, el protagonista de Pedro y el Lobo.
Grayscale compra todo el tiempo y sí es raro que no esté comprando ahora. Este fondo en particular compra siempre, porque compra en el momento que sus clientes compran sus acciones. Es decir, el administrador del fondo no administra mucho. Su inactividad podría significar que los capitales institucionales se han cansado de comprar.
O el fondo cambió de estrategia, o se le agotaron sus clientes. Sin embargo, Bitcoin sigue moviese lateralmente. O sea, al parecer, no extraña mucho esas compras.