Top criptonoticias de la semana: CT lanza un servicio de membresía para líderes, nuevos impuestos en España, Bitcoin estableció su fondo y más
El conflicto en Ucrania sigue siendo el centro de las noticias. La inflación y la guerra son las dos grandes preocupaciones de los mercados en estos momentos. Para evitar una Tercera Guerra Mundial con un poder nuclear, Occidente ha decidido no responder militarmente a la invasión de Ucrania por parte de Rusia. No obstante, se ha escogido el camino de las sanciones económicas. La eficacia de las sanciones económicas para cambiar actitudes y regímenes políticos es, definitivamente, debatible. Lo cierto es que las sanciones causan daños para los dos bandos. Los sancionadores se ven afectados. Y los sancionados se ven afectados.
Las sanciones, obviamente, están ejerciendo una gran presión en la economía rusa. Estados Unidos y Europa han tomado medidas muy severas contra Rusia. Los grandes bancos rusos han sido sacados del sistema de pagos mundial. Las reservas extranjeras del Banco Central Ruso han sido congeladas. Y el rublo sigue desplomándose, pese a una tasa del 20%. Hay pánico. Y las personas están sacando su dinero del sistema financiero. Muchos oligarcas conectados a Putin también han sido sancionados. En otras palabras, las cosas no están muy dulces para los rusos.
Claro que las sanciones no solo afectan a Rusia. Por un lado, tenemos un incremento en el precio del petróleo e incrementos en el precio de muchos otros rubros. O sea, asentando aún más el problema de inflación en los Estados Unidos y Europa. Por otro lado, en un mundo tan interconectado, unas sanciones tan severas entre actores tan relevantes, ciertamente, tienen su impacto en el producto interno bruto mundial. Es decir, el crecimiento económico en el mundo seguramente se verá perjudicado por dichas medidas.
Ahora bien, el mes de marzo ha llegado. Y la tan esperada reunión de la Reserva Federal de los Estados Unidos está próxima a darse. Pese al conflicto en Ucrania, lo más probable es que Jerome Powell, el flamante director de la Fed, actúe de la manera esperada. Podemos esperar una subida de la tasa de interés como una medida necesaria para reducir la inflación. ¿Cómo responderán los mercados? ¿Cómo responderá la economía? ¿Cómo responderá Bitcoin?
El Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, dio su primer discurso del estado de la Unión en el Congreso esta semana. ¡Ouch! Biden, definitivamente, no está en su mejor momento. Con los niveles de popularidad por el suelo y la división política por las nubes, Biden, entre tartamudeos y balbuceos, no tuvo muchos éxitos que presumir.
Ahora bien, hablemos, con un ojo crítico, de las criptonoticias más populares de esta semana.
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No es fácil obtener buena información sobre Bitcoin y las criptomonedas. El circo que vemos en las redes sociales no es muy útil para el inversor serio. En la mayoría de los casos, la ideología secuestra el pensamiento objetivo. Demasiado sesgo. Demasiado resentimiento. Demasiado dogma. Los libertarios, los ultra-conservadores y los radicales son los grupos más ruinosos en Twitter. Es válido. Pero ese sentir contracultural, tan cargado de emociones antisistema, no siempre es de utilidad para el inversor que quiere es crecer financieramente.
En mi experiencia, mientras más capital se tenga, más pragmático tiende a ser el inversor. En otras palabras, las peleas ideológicas en las redes sociales están destinadas a los pequeños minoristas. Los influencers quieren más seguidores y se apoyan en la polémica para lograrlo. La controversia antisistema es una distracción para las masas. No obstante, en el tope, las personas se reúnen para hacer negocios con bastante pragmatismo.
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La muerte y los impuestos. Desde el primer momento que se crea un impuesto, los evasores buscan las maneras. Hace poco, leí un tuit sobre Bitcoin y su supuesta no-confiscalidad. Al parecer, las autoridades pueden confiscar prácticamente todo. Pero, por alguna extraña razón, no pueden confiscar nuestros BTC. El efectivo es confiscable. El oro es confiscable. Pero siempre se habla de que este no es el caso con Bitcoin. El FBI, definitivamente, puede decir lo contrario. Evadir impuestos no declarando activos no es el mágico atributo a ningún activo en especial. Si es transferible, se puede robar y se puede confiscar. Así de sencillo. Si puede cambiar de manos, es confiscable.
La soberanía financiera del individuo, el derecho a la privacidad, y la capacidad del estatismo de imponer sus reglas por la fuerza siempre están en lucha permanente. En muchos casos, los ciudadanos logran evadir al Estado. Pero no siempre tienen éxito. Lamentablemente, los sueños de libertad sin límites no siempre se cumplen. Las autoridades han aprendido a monitorear la cadena de bloques. No es la utopía libertaria a la que muchos aspiran. Sin embargo, esa “transparencia”, otros la interpretan como algo beneficioso. He ahí un asunto para pensar.
No hay que ser un genio para saber que el par BTC/rublo está conmocionado en estos momentos en cuanto a su precio y volumen debido a las sanciones. Los rusos obviamente quieren proteger su dinero. Y están buscando soluciones. Ahora bien, la descentralización es apolítica. Pero las empresas, legalmente constituidas en los Estados Unidos y Europa, deben cumplir con las leyes del lugar. El código es digital. Pero la comunidad cripto es humana. Si quieres captar capital institucional, tener una oficina en Nueva York, y ofrecer servicios a los consumidores estadounidenses, hay que cumplir con las normas impuestas por el Tío Sam.
Ciertamente que $34K parece ser el fondo, pero la situación actual es tan compleja e incierta que sería muy insensato dar el asunto por concluido. Claro que es muy pronto para cantar victoria. Podemos hacer ciertas suposiciones. Y, sobre esas suposiciones, podemos tomar algunas decisiones. Sin embargo, nada es seguro. Con una guerra en Europa y un panorama macroeconómico mundial tan enredado, no es muy inteligente pensar que ya todo está escrito. Debemos tener mucha cautela. Ojo, cautela no es pánico. Cautela significa que no podemos confiarnos demasiado.
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