Top criptonoticias de la semana: Cripto-juegos para ganar dinero, nuevos millonarios en Cardano, usuarios de Coinbase enfadados y mucho más
Luego de la caída de ayer jueves, los mercados abrieron hoy con un renovado optimismo. Esta semana parece estar imitando a la anterior. Después de varios días alcistas, los inversores comenzaron a retirarse y tomar ganancias para luego generar el rebote de final de semana. Las petroleras han sido las líderes indiscutibles de la semana. Mientras tanto, la tecnología resiste. En estas rotaciones, la tecnología obviamente ha perdido protagonismo, pero nadie puede decir que no está dado la pelea. En cualquier momento, el sector tecnológico puede dar una gran sorpresa. Dedos cruzados.
Los inversores siguen muy atentos ante las decisiones de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) en cuanto a la eventual reducción de los estímulos. El famoso “tapering” hace referencia al cese progresivo de compras por parte de la Fed. El tapering es un hecho. Ahora todo es cuestión de saber el ritmo. Un tapering demasiado violento sí podría tener un impacto negativo en los mercados. Sin embargo, uno más gradual podría tener un impacto más digerible. El optimismo de este final de semana se relaciona con ese ritmo moderado anticipado. El ritmo del tapering de la Fed es la clave que guiará los mercados.
Nos guste o no, el precio de Bitcoin depende bastante de las circunstancias macroeconómicas. En particular, Bitcoin se beneficia del clima de optimismo y especulación vinculado al sector “crecimiento” (growth). El tapering es tolerable para este sector, si los ingresos de los Big Tech siguen superando las expectativas. En dichas circunstancias, los inversores podrían sentir una mayor disposición a asumir más riesgo. Lo que naturalmente significa un gran impulso para el ecosistema cripto.
En lo personal, no soy un jugador de este tipo de juegos. En una oportunidad, fui a un casino. Coloque $10 en una máquina. Los perdí en dos segundos. Y no volví a jugar nunca jamás. Me gusta el riesgo. Y me gustan las probabilidades. Pero apostar dinero teniendo todo en contra no es mi taza de té. Tampoco soy muy amigo de los videojuegos, pero, al menos, con los videojuegos puedes ganar gracias a tu esfuerzo y dedicación.
Estos criptojuegos en cuestión se parecen más a la vida real. Se compite. Se gana y se pierde. Pero no todo es azar. Desde el punto de vista de los negocios, me recuerdan bastante a la minería. Como en la minería, la clave parece ser la paciencia y el llegar temprano. Ahora bien, estos juegos se están convirtiendo en el sustento principal de muchos en el tercer mundo. En líneas generales, me parece genial. Hay gente que lo necesita. Claro que hay juegos mejores que otros. O sea, hay juegos más rentables que otros. Y seguramente el éxito de uno impulsa la creación de otros. Lo que significa que hay que hacer la tarea para ganar ese dinero.
Cardano está de moda. Y los más codiciosos están comenzando a girar sobre el activo. El auge de las stablecoins, las DeFiy los NFTs sobre la red Ethereum han revitalizado a todo el sector de las plataformas inteligentes. Y, como Cardano es uno de los proyectos más serios del sector, BOOM. Ahora bien, en este ecosistema es muy difícil distinguir entre la moda pasajera y las tendencias más permanentes. En un mercado alcista, casi todo sube. Y un proyecto pequeño sube mucho más que un proyecto grande porcentualmente hablando.
Nadie niega el gran esfuerzo que los desarrolladores de Cardano han puesto en su protocolo. No obstante, el tiempo es el que finalmente decide. En este negocio, no se trata únicamente de la tecnología. También se trata de la comunidad. Hay que construir comunidad. Porque en todo esto el efecto red es sumamente poderoso. ¿Puede Cardano superar a Ethereum? Claro que es posible. ¿Puede Ethereum aplastar a Cardano? También es posible. Se han visto casos de pequeños venciendo a gigantes. Pero también se han visto casos de gigantes aniquilando a los pequeños. ¿Cuál de los dos escenarios es el más probable? Más allá de las probabilidades, la victoria del “underdog” es ciertamente mucho más memorable.
En este mundo, nada es perfecto. Los bancos suelen ser una piedra en el zapato de vez en cuando. Y lo mismo pasa con los exchanges de criptomonedas. Si colocamos nuestro dinero debajo del colchón, ciertamente no tendremos problemas con la atención al cliente. ¿Por qué? Porque estamos solos. ¿Perdiste la llave? Te toca llorar solo. ¿Te robaron los fondos? Tu error. Te toca llorar solo. Estamos hablando de lo que llaman los libertarios, en su ética espartana, la responsabilidad personal.
Por otro lado, si lo que se quiere es disfrutar de los servicios de determinada empresa, es razonable esperar “imperfecciones”. Con frecuencia, la burocracia corporativa es irritante. Aquí no hay inocentes ovejitas, ni ángeles de la perfección. La ventaja es que el usuario puede ir a la prensa o puede ir a las autoridades en el caso de que la empresa no escuche sus legítimos reclamos. En cierto modo, estamos ante un mal necesario. No es lo ideal, pero es un asunto de conveniencia. Si surge un problema, se hace el reclamo. El enojo es algo natural. Pero, más allá de un enojo por parte de unos usuarios, lo más importante es que la empresa les solucione. ¿Coinbase soluciona?
Obvio. Se trata de la ley de retornos decrecimientos. Los proyectos más pequeños cuentan con menor liquidez que los proyectos más grandes. Por ende, los proyectos más pequeños pueden crecer más porcentualmente hablando. En otras palabras, son más volátiles. Sin lugar a dudas, las ganancias pueden ser más grandes, pero, del mismo modo, las pérdidas también pueden ser mayores. Cualquier activo puede superar a otro por un periodo de tiempo. Pero eso se debe entender en contexto del riesgo. Bitcoin y Ethereum son activos más consolidados y estables. Solana y Cardano son más promesas que realidad. Como activos especulativos, ofrecen mayor volatilidad. Claro que sí.
Si se tratará de un particular, no vería nada extraño en las decisiones de Michael Saylor. Pensaría simplemente que tenemos a un sujeto que ha sido picado por la mosca del oro y tiene la fiebre en su máximo esplendor. A todos nos pasó. Yo, en el 2015, era un Michael Saylor. Pero lo curioso aquí es que no se trata de un particular. En realidad, se trata de una compañía de software pública que está prácticamente actuando como un fondo no registrado. ¿Se meterá en problemas con los reguladores? He ahí la gran pregunta.