Revolución del dinero: ¿Qué es lo que cambiará exactamente?
¿Qué es una revolución? Seguro que has oído esta palabra muchas veces, y te suena a algo interesante, emocionante y transformador. Parece que las cosas están mal, pero pronto estarán mejor. Y es que los revolucionarios suelen hablar de las injusticias del presente y de las maravillas del futuro. Al parecer, se vienen cambios. Pero, ¿qué tipo de cambios son? ¿Y cómo se producen?
Una revolución es un cambio radical y profundo en algún aspecto de la sociedad, la política, la economía, la cultura, la tecnología o la ciencia. Por ejemplo, la Revolución Francesa cambió el sistema de gobierno de Francia, la Revolución Industrial cambió la forma de producir y consumir, y la Revolución Digital cambió la forma de comunicarnos y acceder a la información.
Pero una revolución no es algo que ocurra de la noche a la mañana. Por lo general, es el resultado de un proceso largo y complejo, en el que intervienen diversos factores y actores. Además, una revolución no es algo que todos vean de la misma manera. Para algunos, puede ser una oportunidad de mejorar sus condiciones de vida. Para otros, puede ser una amenaza a sus intereses o valores. Y para otros, puede ser una simple moda o una palabra vacía.
Al escuchar la palabra “revolución”, no te dejes llevar por la emoción o el escepticismo. Piensa en qué significa, qué implica y qué consecuencias tiene.
Según muchos, Bitcoin es la revolución del dinero, y va a cambiar la forma en que intercambiamos valor. Con Bitcoin, se puede transferir dinero sin la necesidad de intermediarios como bancos o gobiernos, y que así se logra una mayor libertad, eficiencia y seguridad. El Estado ya no podrá intervenir en la economía y los bancos no serán necesarios. Al parecer, la humanidad escogerá utilizar Bitcoin como forma de pago, y todas las transacciones serán de persona a persona. Por supuesto, se parte de la suposición de que todos siempre hemos querido esto, pero, debido a una limitación técnica, estábamos condenados a usar intermediarios. Pero ahora Bitcoin hace nuestros deseos posibles. ¡Ha llegado la revolución!
Pero, ¿es esto realmente así? Claro que Bitcoin no es solo una moneda digital, sino también una tecnología, una red, una comunidad, una filosofía y una ideología. Y como tal, tiene sus luces y sus sombras, sus pros y sus contras, sus aciertos y sus errores. Y no es algo que podamos entender o usar sin un mínimo de conocimiento, criterio y precaución. En estos casos, hay que recordar lo que dijo el escritor George Orwell, “la revolución no es un picnic”.
Bitcoin promete revolucionar el mundo financiero eliminando a los intermediarios, como los bancos, los gobiernos y las empresas. Sin embargo, después de 15 años de su creación, ¿qué ha pasado con esta revolución? ¿Se ha cumplido su sueño de crear una economía descentralizada, transparente y democrática? Lamentablemente, la respuesta es no.
La minería de Bitcoin, que consiste en validar las transacciones y crear nuevos bitcoins, se ha concentrado en unas pocas manos que poseen enormes granjas de computadoras. El desarrollo de Bitcoin, que implica mejorar el protocolo y el software, se ha estancado por las disputas entre los diferentes grupos de programadores (exagero). El comercio de Bitcoin, que implica comprar y vender la moneda, se ha dependido de unos pocos exchanges centralizados que cobran comisiones y son vulnerables a los ataques informáticos. Y los bancos, los gobiernos y los grandes fondos, que supuestamente eran los enemigos de Bitcoin, ahora quieren formar parte de esta revolución y aprovecharse de su valor y su popularidad. ¿Irónico?
Bitcoin es un activo digital que nació como un proyecto ciudadano impulsado por libertarios, anarcapitalistas y conservadores en el contexto de un fuerte espíritu antiestatista. Esta moneda ciudadana se inspiró en el oro y en las ideas del liberalismo clásico (libre mercado y dinero- mercancía) creada por cypherpunks en la era digital.
Ahora bien, lo que ocurre es que el público vio en Bitcoin algo más allá de la ideología original y, con el tiempo, se convirtió en un mercado emergente y una industria impulsada por las ganancias. Y eso explica la supuesta contradicción de la revolución. ¿Por qué los bancos, los gobiernos y demás se interesan en una revolución que quiere eliminarlos? Bueno, porque se puede hacer dinero.
En este momento, por ejemplo, todos estamos muy emocionados por la posible aprobación de un ETF. En especial por el ETF de BlackRock. El atractivo de un ETF es que se puede comprar Bitcoin sin la necesidad de tenerlo directamente. O sea, a través de un intermediario. A pesar de esta contradicción, eso no está preocupando a la mayoría. En realidad, todos están emocionados. De hecho, el precio ha subido bastante. Porque los compradores tienen muchas expectativas de la futura demanda.
¿Qué es un ETF y por qué nos importa tanto? Un ETF es un fondo que cotiza en bolsa y que replica el comportamiento de un activo subyacente, como Bitcoin. Es decir, que puedes invertir en Bitcoin sin tener que comprarlo directamente, sino a través de un intermediario. Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes, pero parece que a la mayoría no le preocupa mucho.
¿Por qué? Porque creemos que eso va a disparar la demanda y el precio de Bitcoin, y todos queremos hacernos ricos. De hecho, el precio ya ha subido bastante en las últimas semanas, anticipando la decisión de la SEC.
¿Acaso la revolución ha sido una farsa? ¿Acaso la comunidad traicionó los viejos principios por el lucro y las modas? No sabría decirlo. En lo personal, pienso que Bitcoin sí es parte de una revolución. Bitcoin es parte de la revolución fintech, que impulsó la pluralidad de formas de pago y de inversión. El mundo está cada vez más fragmentado. Y esa fragmentación también ha llegado al dinero. Estamos en la revolución de la pluralidad de opciones. Y Bitcoin es parte de ella. Pero no es la única. Hay otras criptomonedas, otras plataformas, otras tecnologías. Y todas tienen sus ventajas y sus desventajas. No hay una solución mágica ni una verdad absoluta. Después de todo, las revoluciones son procesos dinámicos y cambiantes. Tienen el derecho a elegir su destino. Y Bitcoin es una muestra de ello
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