Recomendación de regulaciones: los grupos de trabajo enfocados en las criptomonedas pueden impulsar la adopción
Aunque el sector de las criptomonedas puede ser considerado todavía como el “Salvaje Oeste” por algunos gobiernos y agentes reguladores, la continua adopción y los nuevos casos de uso demuestran que las monedas digitales llegaron para quedarse. Algunos incluso afirman que las redes basadas en blockchain y las plataformas financieras descentralizadas, o DeFi, podrían sustituir pronto a los sistemas financieros que conocemos hoy en día.
Sin embargo, a pesar de los continuos avances, el sector de las criptomonedas es todavía joven y, por lo tanto, requiere un mayor desarrollo antes de que pueda ser ampliamente aceptado. Un área en particular que necesita un tratamiento más dedicado dentro del espacio cripto es la regulación.
Mohamed El-Erian, asesor económico jefe de Allianz (una multinacional alemana de servicios financieros) declaró en un artículo del Financial Times que es tarea de los defensores de las criptomonedas entablar mejores relaciones con las partes interesadas en la regulación, dada la naturaleza disruptiva de esta nueva tecnología.
Afortunadamente, algunos miembros de la comunidad cripto entienden que las relaciones con los reguladores, los responsables políticos y el sector público son necesarias para fomentar la adopción. Como resultado, están empezando a surgir grupos de trabajo centrados en el desarrollo de regulaciones para el sector de la cadena de bloques.
Los grupos de trabajo impulsan la innovación para la adopción
Por ejemplo, los líderes de la industria de la criptomoneda anunciaron recientemente la formación de la Cryptocurrency Compliance Cooperative, o CCC. Fundada por los operadores de cajeros automáticos de Bitcoin, DigitalMint y Coinsource, junto con la plataforma de análisis blockchain, Chainalysis, la CCC es una asociación de colaboración que pretende desarrollar normas de cumplimiento para legitimar el sector de los cajeros automáticos de Bitcoin en EE.UU.
Esto es especialmente importante dado el hecho de que en EE.UU. se instalan cerca de 48 cajeros automáticos de criptomonedas al día. Aunque es impresionante, los participantes del sector han señalado anteriormente que en países como Canadá, el cumplimiento del “Conozca a su cliente (KYC)” para los cajeros automáticos de criptomonedas solo se ha implementado recientemente.
Bo Oney, vicepresidente ejecutivo de operaciones y jefe de cumplimiento de Coinsource, dijo a Cointelegraph que, aunque ha habido un crecimiento exponencial y una madurez en la industria de la conversión de efectivo en criptomonedas (especialmente con los cajeros automáticos de Bitcoin en los Estados Unidos), todavía hay una falta de procesos contra la legitimación de capitales entre las empresas. Muchos de estos operadores también carecen de departamentos de prevención de delitos financieros. Por ello, Oney explicó que la CCC se formó para combatir el fraude y los casos de uso malintencionado:
“La mejor manera de superar los desafíos a los que se enfrenta el sector de la criptomoneda es a través de esta cooperativa. Planeamos publicar normas comprensivas y responsables que aborden adecuadamente las preocupaciones que estamos viendo, y luego compartirlas con nuestra industria. Esperamos que sean adoptadas a gran escala por todas las empresas del sector y que podamos definir futuras regulaciones”.
Aunque la elaboración de normas para la industria del “efectivo a criptomonedas” es el principal objetivo de la CCC, es importante señalar la naturaleza colaborativa de la asociación. Marc Grens, cofundador y presidente de DigitalMint, dijo a Cointelegraph que la CCC espera reunir a algunas de las mentes más brillantes del sector. Grens señaló que esto permitirá, en última instancia, que los principales actores del espacio unan sus fuerzas para determinar las normas de un sector en constante crecimiento y a menudo incomprendido.
Grens enfatizó que no hubo mucho impacto cuando la Red de Control de Delitos Financieros, o FINCEN, salió con una guía oficial en 2013 diciendo que los exchanges de criptomoneda y los transmisores de dinero deben actuar como negocios de servicios monetarios bajo la Ley de Secreto Bancario:
“Esta directriz es como meter una clavija cuadrada en un agujero redondo. Los reguladores no sabían mucho sobre la criptomoneda en ese momento, y básicamente tomaron esa ley y metieron a esta industria en ella. Sin embargo, estos individuos no están mirando a puerta cerrada lo que realmente está sucediendo”.
Como explicó Grens, el sector de la conversión de efectivo a criptomoneda aprendió pronto que las organizaciones debían unirse para ofrecer hechos objetivos y basados en datos sobre la actividad fraudulenta que se lleva a cabo en este espacio: “La actual ley de servicios monetarios no es suficiente para combatir la actividad ilícita”.
Oney espera además que la CCC se convierta en un hito para el ecosistema de las criptomonedas, debido a que los diferentes actores de un espacio emergente y cada vez más competitivo unirán sus fuerzas para desarrollar estándares para la mejora de una industria: “No necesitamos la participación del gobierno para establecer normas”.
Aunque así sea, Oney compartió que la CCC mantiene estrechas relaciones con miembros de las fuerzas del orden estadounidense, incluidos aquellos que participan en la Oficina Federal de Investigación (FBI), el Departamento de Seguridad Nacional y las agencias locales y estatales. “Queremos educar y comunicar a estos individuos cuáles deben ser las normas. Así podrán aplicar las políticas”.
La CCC es sólo un ejemplo de una asociación de colaboración que trabaja para definir las normas del sector de la criptomoneda para que las adopten los reguladores. Hailey Lennon, socia del bufete de abogados Anderson Kill, dijo a Cointelegraph que en los últimos años se han desarrollado varias asociaciones comerciales. Mencionó que algunas de ellas son la Blockchain Association, la Virtual Commodity Association y el Crypto Council for Innovation.
Según Lennon, es lógico que las empresas de criptomonedas y blockchain quieran formar parte de grupos de trabajo y asociaciones comerciales para ayudar a educar a los reguladores, especialmente con todas las diferentes regulaciones estatales y federales que existen: “La regulación ahoga la innovación; una regulación cuidadosamente elaborada hace menos daño”.
Este parece ser el caso de la industria de las criptomonedas. Por ejemplo, Chen Arad, director de operaciones de Solidus Labs (una plataforma de supervisión de riesgos para activos digitales) dijo a Cointelegraph que los grupos de colaboración que comparten datos y vigilancia de todo el mercado son la clave para responder a la cuestión de los fondos cotizados en bolsa (ETF) de futuros de Bitcoin (BTC). Y comentó:
“La falta de acuerdos de vigilancia compartida en las criptomonedas es la principal razón de los rechazos de la SEC a las solicitudes de cambio de reglas sobre los ETF de Bitcoin. La SEC quiere saber si los traders están manejando Bitcoin en más de un exchanges. La vigilancia de esto requiere acuerdos de intercambio de datos que permitan la vigilancia entre mercados”.
Arad añadió que, aparte del sector de las criptomonedas, ha habido muchos ejemplos de autorregulación impulsada por una industria que ha permitido que las nuevas tecnologías resuelvan los problemas de regulación y prosperen. “La Red de Préstamos en Línea en el espacio de los préstamos y el Grupo de Vigilancia Intermercado en el espacio de los valores han sido creados por esas industrias para resolver preocupaciones muy similares entre plataformas”.
¿Los grupos de trabajo tendrán algún efecto?
Lennon señaló que muchos de los grupos de trabajo y asociaciones de colaboración sobre criptomonedas mencionados no están actualmente reconocidos como organizaciones autorreguladoras oficiales, o SRO. A su vez, Lennon explicó que puede ser un reto para los reguladores trabajar con estos grupos:
“Una SRO suele recibir la autoridad legislativa de una agencia reguladora que le permite crear políticas y hacerlas cumplir en un sector específico. Por ejemplo, FINRA es una SRO de la Comisión de Bolsa y Valores de EE.UU. En la actualidad, ninguna de las organizaciones mencionadas aquí tiene autoridad legislativa para funcionar como una SRO y, por lo tanto, son más bien asociaciones comerciales o grupos de trabajo que aportan sugerencias sobre el impacto de la normativa en el espacio”.
Lennon explicó que estos grupos son realmente útiles, pero no tienen la misma autoridad que las SRO. Haciéndose eco de esta opinión, Zachary Kelman, socio director de Kelman PLLC y asesor general de Cointelegraph, cree que es útil tener un organismo que establezca normas, pero que el gobierno federal suele fijarse en las normas tradicionales del sector: “El gobierno federal tiene una agenda. Gestionan empresas de servicios monetarios y quieren que cumplan ciertas leyes”.
A pesar de esto, Kelman señaló que puede ser más fácil para los grupos de trabajo de la criptomonedas acercarse a los reguladores estatales cuando se trata de normas, mencionando que este es el caso especialmente cuando muchos estados de EE.UU., como Florida, ahora tratan de convertirse en paraísos para las criptomonedas:
“Puede ser posible tener una norma para los cajeros automáticos de criptomonedas a nivel estatal como una herramienta educativa para los reguladores estatales. Si estas normas son bastante uniformes en toda la industria, entonces esto podría ser útil para coordinar los esfuerzos en todo el país”.
Aunque esto tiene sentido, Lennon señaló que otro reto es el creciente número de grupos de trabajo dentro del espacio cripto. En concreto, a Lennon le preocupa que, con tantos grupos de trabajo, haya objetivos que se solapen y mensajes potencialmente conflictivos: “En un mundo perfecto, habría colaboración entre muchos de estos grupos, o se fusionarían, para dar más cohesión al sector”.
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