¿Qué significa la crisis bancaria para Latinoamérica?
Ningún banco agota una corrida bancaria. Y, cuando eso sucede, los demás bancos se protegen para evitar el contagio. El negocio bancario es principalmente un asunto de confianza. Entonces, sobre esta base, cualquier cosa puede pasar. Porque la confianza es algo que se puede perder en cualquier momento y por cualquier razón. Eso implica que no hay ninguna región fuera de peligro. Sin embargo, al parecer, los bancos en Latinoamérica (por ahora) no se han visto afectados por los colapsos bancarios en Estados Unidos y Europa.
Cierto que existe una fuerte correlación entre las distintas bolsas de la región con las bolsas en Estados Unidos y Europa. Entonces, en este sentido, los bancos sí han sentido el golpe. El valor accionario ha sufrido un impacto. Pero, en términos generales, se podría decir que es probable que los bancos en Latinoamérica salgan ilesos de esta crisis. Las malas noticias llegan de Estados Unidos y Europa. Y claro que los inversores reaccionan. Claro que se preocupan. Pero aún no hay señales de contagio. Al parecer, la región está a salvo. El nerviosismo se debe al riesgo de contagio. No obstante, la presencia de un riesgo no es sinónimo de tener un problema en nuestras manos.
Es posible que, gracias al turbulento pasado de la región, la experiencia nos haya hecho más fuertes. Según analistas e inversionistas, “una regulación estricta, negocios diversificados y una amplia experiencia en entornos de altas tasas de interés y elevada inflación deberían ayudar a evitar que los prestamistas de la región se contagien de la crisis provocada por los colapsos de Silicon Valley Bank y Signature Bank, y los problemas que afectan a Credit Suisse Group AG”. Dedos cruzados.
“No creo que los bancos latinoamericanos estén expuestos directamente a esta situación”, dijo Malcolm Dorson, gestor de cartera de Mirae Asset Global Investments en Nueva York.
Debemos recordar que la región ya está acostumbrada a los giros violentos en política monetaria. La volatilidad en las tasas de interés es común. Por ende, las instituciones financieras en la mayoría de los países de la región saben cómo cubrir ese riesgo. De hecho, Moody’s y S&P Global Ratings consideran que los bancos de la región tienen una exposición limitada o nula a la crisis bancaria en cuestión.
En las palabras de Julio María Sanguinetti, presidente de Uruguay entre 1985 y 1995, “El sistema bancario nunca conduce al paraíso, pero sí puede llevarnos al infierno en una sola tarde”.
Nadie quiere una crisis financiera en la región. Latinoamérica ha tenido muchas crisis bancarias en el pasado. Sin embargo, después de las crisis bancarias de los años ochenta, muchos países instauraron importantes reformas. Todo parece indicar que esas medidas, como la consolidación de los bancos, la privatización, el ingreso de más instituciones extranjeras, se ejecutaron a la par de unas mejores normas regulatorias. En otras palabras, hoy estamos caminando sobre un mejor piso que antes.
Ahora bien, una crisis bancaria en Estados Unidos y Europa no es positiva para Latinoamérica. En primer lugar, con un dólar más fuerte, la carga de la deuda externa (en dólares) se hace más pesada y las mercancías de exportación (cotizadas en dólares) se devalúan. Es decir, en términos generales, una paridad cambiaria basada en la fortaleza del dólar nos pone en desventaja. Por otro lado, un dólar muy fuerte desalienta la inversión. Es posible que los grandes capitales prefieran dejar su dinero en los grandes bancos estadounidenses que tomar el riesgo de invertir en el exterior. Con el dólar subiendo y los intereses aumentando, el inversor puede sentirse inclinado a quedarse en casa.
En segundo lugar, el aumento de los costos del crédito por parte de los bancos centrales en Estados Unidos y Europa tienen la intención de desacelerar la economía mediante una reducción de la demanda. Sin lugar a dudas, esto, tarde o temprano, tendrá un impacto en el precio de las mercancías. Entonces, no hay que ser un genio para saber que Latinoamérica se verá afectada. Porque las economías de la región dependen principalmente de las exportaciones de mercancías y materias primas.
Una crisis bancaria de mayor magnitud añadiría más complejidad a lo que ya es una situación bastante compleja. El colapso de un banco infunde temor en los demás bancos. Esto hace que todos nos volvamos un poco más conservadores. Al evitar el riesgo, evitamos el gasto y la inversión. El efectivo se acumula y se reduce la demanda. Como medida de protección, los bancos acumulan capital para evitar un problema de liquidez. Y las personas sacan su dinero de los bancos pequeños para colocarlo en los bancos más grandes y mejor regulados.
Todo esto significa menos dólares para Latinoamérica. O, dicho de otro modo, la región podría crecer muy poco o nada en este 2023. De hecho, según Eric Parrado, economista del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), si se produce un ‘shock financiero’, América Latina y el Caribe corren el riesgo de registrar un crecimiento cero en 2023.
“El análisis del BID parte de una base pesimista para la región, ya que la entidad prevé que, incluso aunque la crisis se detenga, el crecimiento apenas alcanzará el 1% este año, una cifra muy baja que indica la persistencia de los problemas estructurales en América Latina.”
¿Qué deben hacer los particulares? El inversor latinoamericano (con capital) tiene una gran ventaja. Debido a la ineficiencia de estos mercados, todavía es posible encontrar negocios que ofrecen grandes márgenes de ganancias. El capital, al ser más escaso, se vuelve muy valioso en mercados de este tipo. Lo que abre un mundo de oportunidades. Es decir, no es raro que un empresario en Latinoamérica, por ejemplo, participe en un negocio que duplique su capital en muy poco tiempo. Esto, en Estados Unidos y Europa, es mucho más difícil de lograr.
El problema del inversor latinoamericano no es el crecimiento per se. Su problema, normalmente, es la estabilidad. La moneda local, por lo general, no la ofrece. Por estabilidad, tiende a refugiarse en el dólar y en las propiedades en el exterior. El dólar fuerte es ventajoso para quien ya tiene dólares. Pero no lo es tanto para el que necesita comprarlos o para el que tiene una deuda en dólares. Adicionalmente, el aumento de los costos del crédito golpea bastante al mercado inmobiliario en ciudades como Miami y Orlando. En conclusión, en este mundo globalizado, el colapso de un banco estadounidense nos afecta a todos de algún modo u otro.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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