¿Qué pasó realmente con Credit Suisse?
La situación con Credit Suisse es problemática de muchas maneras. En primer lugar, se trata de un gran banco europeo que puede contagiar a otros bancos. En segundo lugar, en cuestión de tamaño, el rescate de un banco tan grande representa un gran desafío para un país tan pequeño como Suiza. En tercer lugar, la creación de un mega-banco (la toma por parte de UBS) eleva considerablemente el riesgo sistémico para un país tan dependiente del sector bancario y financiero. ¿Cuál es el problema? No hay muchas opciones. Se debe hacer lo que se debe hacer. No hacer nada es mucho peor.
Lamentablemente, esta crisis ha perjudicado la reputación de Suiza gravemente. La intervención de las autoridades ciertamente fue necesaria. Pero se rompieron muchas leyes “sagradas” en el proceso. Por un lado, el Gobierno despojó de sus derechos de voto a los accionistas del banco para lograr el trato con UBS lo más rápido posible. Fue necesario. Sin embargo, marca un precedente muy dañino para la reputación del sistema bancario suizo. Es más, las autoridades suizas también eliminaron temerariamente a algunos tenedores de bonos antes de los accionistas, cambiando así la jerarquía tradicional de pérdidas en una quiebra bancaria y dando otro golpe a la reputación del país entre los inversores. Fatal.
El negocio de los bancos es un negocio de confianza. ¿Puedo confiar en los bancos suizos? El inversor se hace esta pregunta antes de colocar su dinero ahí. Y eso es muy relevante para Suiza, porque la economía suiza depende, en gran medida, de su reputación. ¿Por qué los suizos siempre han inspirado tanta confianza? Debido a las instituciones suizas. La ley y el orden. La buena regulación.
El colapso de Credit Suisse siembra la duda. Y la duda puede ser mortal. Porque toda catástrofe comienza con una duda. Una duda puede predisponer al inversor. Y, en tiempos de crisis, el miedo y el pesimismo pueden destruirlo todo. ¿Qué falló? ¿Por qué los reguladores no actuaron a tiempo? ¿Por qué violaron leyes “sagradas”? ¿Qué impide que eso lo vuelvan a hacer?
¿Qué pasó? Después de que el banco compartió su debilidad encontrada en su proceso de informes de 2021 y 2022 (que incluye la falta de una evaluación de riesgos efectiva para identificar errores en sus informes financieros), el Banco Nacional Saudita, el mayor patrocinador de Credit Suisse, dijo que no compraría más acciones en el banco suizo.
Esto preocupó mucho a los inversores por varias razones. ¿Por qué la gerencia permitió semejante error? ¿Acaso se trata de actores deshonestos? ¿O simplemente son unos incompetentes? ¿Por qué los reguladores no estaban al tanto de la situación? ¿Por qué no hicieron algo al respecto? ¿Puede el banco sobrevivir sin su mayor patrocinador? Dudas y más dudas. Y esto nunca es bueno para un banco.
La verdad es que los colapsos de Silicon Valley y Signature Bank no están muy conectados al colapso de Credit Suisse per se. Claro que una crisis pone a la otra en la luz pública. Sin embargo, Credit Suisse ha estado involucrado en múltiples escándalos durante los últimos años. De hecho, el banco cerró el año fiscal 2022 con una pérdida de casi $8 mil millones, su mayor pérdida desde la crisis financiera mundial de 2008. Es decir, las cosas han estado mal desde hace rato.
Credit Suisse, por ejemplo, fue condenado en junio del año pasado por no prevenir el lavado de dinero por parte de una banda búlgara de tráfico de cocaína. Las autoridades suizas aseguran que estos delincuentes lavaron millones de dólares a través del banco y multaron a la institución por ello con $2.1 millones. Lo que no es nada para un banco del tamaño de Credit Suisse. Sin embargo, todo esto suma. En la mente del inversor, tantos escándalos en un solo lugar tienen un peso. Sobre todo, en la presencia de pérdidas. Es mucho más difícil ser indulgente con un banco con los libros en rojo.
En marzo de 2022, una corte de las Bermudas decidió que el banco le debía al exprimer ministro georgiano Bidzina Ivanishvili y a su familia unos 500 millones de dólares por daños y perjuicios de la compañía local de seguros de vida de Credit Suisse. Se estableció que Pascale Lescaudron, ex asesora de Credit Suisse, cometió un fraude contra la familia por mucho tiempo. El caso costará alrededor de $600 millones. Otro golpe para la reputación del banco.
Tidjane Thiamel, presidente ejecutivo de Credit Suisse, se vio obligado a renunciar, en 2020, después de que se descubriera que el banco contrató detectives privados para espiar a su exjefe de gestión de patrimonio una vez que se fue para unirse a un banco rival. Escándalo tras escándalo.
El negocio bancario se basa en la confianza. Si sus clientes pierden su confianza en el banco, toman su dinero y se lo llevan para otra parte. Y esta corrida crea un desajuste entre los pasivos y activos. Es decir, lo que se produce, después, es una crisis de liquidez. El colapso de los bancos en Estados Unidos sirvió como un golpe de gracia para Credit Suisse. Porque ahora todos están prestando atención. ¿Cuáles son los eslabones más débiles de la cadena?
Lo más lamentable es lo que este colapso significa para Suiza. El riesgo se está elevando significativamente. De pronto, Suiza ya no parece un refugio tan seguro como antes. No me sorprendía que muchas personas comiencen a mover su dinero hacia entidades con prestamistas de última instancia más grandes. Los grandes bancos en economías más grandes podrían ser los beneficiados.
¿Cuál será el próximo banco en caer? ¿Deutsche Bank? Me encantaría pensar que estos colapsos en realidad son casos independientes. Sin embargo, resultaba muy preocupante que últimamente surge una sorpresa nueva cada semana. Esta se está poniendo color de hormiga. Al parecer, cada fuego se ha logrado contener a tiempo debido a la respuesta rápida y contundente de las autoridades. Sin embargo, ese 2023 se está comenzando a parecer mucho el 2007-8. Ojala no llegue a tanto. Dedos cruzados.
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