¿Qué está pasando con el metaverso de Microsoft?
Cuando el negocio principal no está creciendo, los nuevos proyectos encuentran escepticismo. En los mejores tiempos, lo “nuevo” por lo general genera mucho entusiasmo. En tiempos más difíciles, lo “nuevo” desafortunadamente no tiene el mismo efecto. En periodos de vacas gordas, no hay mucha resistencia para incluir el futuro crecimiento de una compañía en las valoraciones. Es decir, si la compañía en cuestión está creciendo mucho, no es inusual que los mercados asuman estas proyecciones como hechos que se añaden al valor de la acción. En este sentido, se podría decir que el futuro es hoy. Elon Musk, por ejemplo, es un experto en este estilo de valoración. El futuro es esto. El futuro es aquello. Y la gente le cree. Entonces, sus compañías no se valoran según sus ingresos, sino que se valoran en torno a una combinación de promesas, esperanzas y expectativas.
En periodos de vacas flacas, otro gallo canta. En este caso, con el cambio de sentimiento, los inversores sí piden verle el queso a la tostada. Los inversores se vuelven más conservadores. La tolerancia al riesgo disminuye. Y surge un retorno a los fundamentales. Ya no se mira tanto al futuro. De pronto, el presente gana relevancia. Eso es lo normalmente se llama, por un lado, inversión en “valor” y, por el otro, inversión en “crecimiento”. Digamos que una compañía como Coca-Cola es una inversión en valor. Y una compañía como Tesla es, definitivamente, una inversión en crecimiento.
En el caso de activos productivos, los ingresos (presentes y futuros) juegan un rol protagónico en las valoraciones. Entonces, un reporte trimestral decepcionante, en consecuencia, perjudica el valor de la acción. Y el precio cae debido a un reajuste de las valoraciones. Durante un declive bajista, las primeras compañías en registrar un colapso, por lo general, son las compañías en crecimiento. Porque, en ese supuesto “crecimiento”, hay mucha especulación, FOMO y falsas expectativas. Por otro lado, ante la desaceleración económica, las proyecciones de ingresos, obligatoriamente, deben adaptarse a la nueva realidad.
¿Y el metaverso? El metaverso es un entorno digital compartido que pretende recrear la tridimensionalidad del mundo real en Internet. La idea es poder interactuar del mismo modo que lo hacemos en el mundo real, pero sin las limitaciones físicas o económicas del mundo real. La mayoría conoce el concepto gracias a la ciencia ficción. En su versión más simple, se trata de una realidad virtual.
Ahora bien, a mediados del 2021, Mark Zuckerberg, CEO de Meta (antes Facebook), anunció que la compañía trabajaba en su propio metaverso. Pese a las burlas y a las mofas por parte de muchos, la iniciativa sí despertó mucho entusiasmo en su momento. Cierto. Los gráficos no son los mejores. Obvio que todavía hace falta mucho trabajo. Digamos, bueno, que lo mejor está por venir. Digamos que los inversores ahora ven en el metaverso un sector en “crecimiento”. Entonces, el metaverso se ha convertido en la gran promesa. De hecho, en criptolandia, los proyectos relacionados al metaverso comenzaron ya su propia carrera especulativa.
Claro que Meta no es el único actor en esta aventura. Microsoft también se ha subido a este bote del metaverso. La compañía cuenta con sus propios lentes (headsets). Los lentes HoloLens 2 se ha convertido en un elemento central en este metaverso de Microsoft. En lo que al software se refiere, tenemos a Microsoft Mesh, por ejemplo. Se trata de una plataforma de realidad mixta lanzada en marzo de este año que permite a usuarios en diferentes partes del mundo unirse en un espacio virtual. Esto para nombrar a un par de cosas. Pero hay más cosas en desarrollo. En este momento, no todo es compatible lo uno con lo otro. Sin embargo, todo parece indicar que los participantes están construyendo un espacio basado en la interoperabilidad.
De hecho, como resultado de la alianza entre Meta y Microsoft, ahora llegan las aplicaciones de Office 365 al metaverso. No hay que ser un genio para saber que este equipo Meta-Microsoft es un esfuerzo para crear algo nuevo que no dependa del equipo Apple-Google. Bien sabemos que Apple (con su App store) y Google (con su Play Store) son los guardianes de la telefonía inteligente. Ellos tienen las llaves. Y ellos controlan las puertas. Entonces, ahora, con el control del hardware y el software, Meta, Microsoft, Epic Games y otros pueden emanciparse.
El metaverso, en el fondo, no es un capricho de Zuckerberg. Se siente como un capricho. Pero deja de ser un capricho al comprender el rol que juegan Apple y Google en Internet. Con el hardware y el software, ya no es necesario pasar por estos peajes. El metaverso es una solución. Y esta solución calará en el público a medida que el público encuentre calidad y valor en las aplicaciones y en la tecnología. Claro que dudo mucho que la aspiración de Meta y Microsoft sea el ser en los libertadores del pueblo. Supongo que la intención real es convertirse en los próximos guardianes de la próxima versión de Internet.
En relación al metaverso, los defensores de la descentralización en el criptoespacio ya han expresado sus objeciones en torno a los distintos metaversos de las Big Tech. Todas estas objeciones son válidas. Sin embargo, la retórica sola no es suficiente. Lo que se tiene que hacer es desarrollar soluciones descentralizadas mejores que las centralizadas. Twitter está repleto de quejas y críticas. Muchos aseguran que el futuro de Internet está en sus manos. Pero, si lo que se quiere es competir con los Big Tech, los dogmas y las ideologías no bastan. Se requiere desarrollo. Y no me refiero a recaudar millones de dólares con un token. Me refiero al desarrollo de aplicaciones de utilidad.
Satya Nadella, CEO de Microsoft, dijo, en una conferencia telefónica, que las tendencias cíclicas están afectando el negocio de consumo de Microsoft. En efecto, las acciones de Microsoft cerraron con una caída del 7% el pasado miércoles, un día después de que la compañía publicara sus ingresos del primer trimestre fiscal y ofreciera un desempeño trimestral débil. Los inversores, en estos momentos, están pendientes de la inflación, de los costos del crédito y de la posible recesión. Por ende, el metaverso pasó en un segundo plano. Obvio que ahora el metaverso no es una prioridad.
En este entorno más escéptico, el metaverso se está percibiendo ahora con otra luz. ¿Recuerdan el entusiasmo que despertó el año pasado? Bueno, en estos momentos, el humor es otro. Incluso, no es raro que se ridiculice la iniciativa. Pero hay que darle tiempo al tiempo. El metaverso no se dará de la noche a la mañana. Lo más sensato es esperar que este próximo capítulo emergerá lentamente con el tiempo a medida que los diferentes productos, servicios y capacidades se integren y se fusionen. Lo más importante es el desarrollo de nuevas tecnologías, protocolos e innovaciones. Por ahora, podemos asumir que, en un principio, el metaverso Microsoft irá de la mano con los productos de su compañía. El metaverso. ¿El futuro de Internet?
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