¿Qué es lo más importante en Bitcoin? ¿Su precio o su desarrollo?
Todos somos especuladores y eso está bien. No hay nada de malo con querer crecimiento patrimonial. Sin embargo, el término “especulación” en la mayoría de los casos se utiliza en su sentido más peyorativo. Según esa lamentable connotación, un especulador es un optimista irresponsable. Por un lado, es un agente del caos y, por el lado, es un codicioso insustancial. Es decir, un insensato que vive la vida como si fuera un casino. Quiere dar poco y obtener mucho. No obstante, si bien es cierto que no todo especulador es un inversor, el trabajo de un inversor es esencialmente especular. Dos preguntas claves. ¿Cuánto vale hoy? ¿Y cuánto valdrá en el futuro?
El presente es percepción; y el futuro, expectativa. En otras palabras, la realidad es esencialmente subjetiva. No es lo que en realidad es, sino lo que parecer ser. Eso no quiere decir que la realidad no existe. Solo que la vemos por un lente. A Bitcoin hay que estudiarlo en dos sentidos. El cielo y la tierra. El precio y su desarrollo. Lo técnico y lo fundamental. Su realidad y su espejismo.
La realidad de Bitcoin y la idea de Bitcoin están casadas. A veces se separan mucho por un tiempo, pero tarde o temprano se vuelven a unir. Lo que quiere decir que con frecuencia Bitcoin está infravalorado y a veces está sobrevalorado. Y esto ocurre cuando el mercado se equivoca en sus avalúos debido a factores irracionales. Cosa que ocurre con mucha frecuencia. Esto no sucede solamente por la irracionalidad propia de las masas. Sucede también por la falta de información. No tenemos toda la información a la mano. Entonces, nuestros diagnósticos siempre serán supuestos.
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Ahora bien, la gran pregunta. ¿Cuánto vale Bitcoin? ¿Cómo lo valoramos? Si no sabemos el verdadero valor de Bitcoin, no sabremos cuando está siendo infravalorado o sobrevalorado por el mercado. Tampoco sabremos qué lo hace crecer o qué no. Para invertir en Bitcoin es fundamental ser un perito tasador de Bitcoin. Es decir, un experto que puede realizar su valoración.
Lo primero que debemos tomar en cuenta es que Bitcoin es un activo meramente especulativo. ¿Qué quiere decir esto? Bueno, lo primero es que no es una mercancía. Lo que significa que no es un insumo con valor de uso. O sea, no solventa una necesidad concreta como el petróleo, los cereales, un inmueble o el jugo de naranja. Por otro lado, no es un activo productivo como una acción, un negocio, o una maquinaria. Es decir, no es un aparato de producción como una fábrica, una granja o un restaurante. Bitcoin es como Don Quijote de la Mancha, Hamlet o Mickey Mouse. O como el idioma, las matemáticas, las leyes, los contratos, o la música. Un código. Una abstracción cuyo valor depende exclusivamente de la oferta y la demanda. De sus compradores y de sus vendedores. Es como la palabra empeñada. Intangible, pero potencialmente muy valiosa por su confiabilidad y su sociabilidad.
El dinero, como el idioma, es propio del ser humano. Son símbolos. Sistemas simbólicos. ¿Qué valor tienen? ¿Qué utilidad tienen? Nos unen. Son pactos sociales. Ahora bien, un símbolo tiene dos partes. El signo y su significada. El signo puede ser cualquier cosa, pero el significado es un acuerdo entre los participantes del sistema. La palabra “casa” significa casa porque los hispanohablantes han acordado de que “casa” es una casa. Los ingleses, por ejemplo, no tienen ese acuerdo ni los chinos, ni los alemanes. Así también funciona el dinero. Entonces, Bitcoin es el código Bitcoin y la comunidad Bitcoin. Alma y cuerpo.
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El efecto Tinkerbell, o efecto Campanita, nos describe el fenómeno de que hay cosas que existen solo porque las personas piensan que existen. Campanita, el personaje en la obra de Peter Pan, logró revivir debido a la fe de la audiencia. Sin embargo, esta es solo una manera poética de decir que los códigos solo sirven cuando son aceptados por un grupo. Entonces, Bitcoin es valioso por su demanda.
La valoración de Bitcoin depende mucho de estudiar a su gente. La comunidad. Los Bitcoiners. ¿Quiénes son? ¿Por qué usan Bitcoin? El primer desafío para estimar esto es que no contamos con una métrica adecuada. La fundación Bitcoin, por ejemplo, debería estar en eso. Pero lamentablemente no está en eso. No hay indicadores confiables. Necesitamos datos precisos y no los tenemos. ¿Cuántos somos? ¿Dónde estamos? ¿A qué ritmo estamos creciendo?
¿Cuántos somos? No lo sabemos a ciencia cierta. Se dice que hay alrededor de 36 millones de carteras. Entonces, podemos asumir que somos menos de 36 millones de personas. ¿Cientos? ¿Miles? ¿Millones? Deberíamos tener este número. Pero todavía no hay una institución seria y aceptada por todos que publique una cifra oficial periódicamente. Pero yo diría que somos los que somos, pero somos pocos. Lo que quiere decir que podemos crecer mucho más en el futuro.
Por otro lado, es una comunidad muy joven. Millennials. Aquí sí contamos con más información y sabemos que los millennials son la generación más grande de la historia. Son muchísimos. Y ya están entrando en su edad de inversión y el impacto será enorme. Dos indicadores claves. Dinero disponible para la inversión. Porcentaje de esa inversión para Bitcoin.
La comunidad Bitcoin es fuerte en Estados Unidos y en Asia. Es decir, estamos muy bien ubicados porque estamos donde está el dinero. Pero la comunidad Bitcoin no es particularmente rica. El mercado está dominado por los minoristas. Si bien es cierto que contamos con algunos capitalistas de riesgo y algunas oficinas familiares todavía el camino es largo para conquistar a los grandes fondos y a las instituciones. Esta configuración es vital. La regulación, la infraestructura, y la madurez del mercado son fundamentales para atraer a los gigantes del mundo financiero. Aquí el gran obstáculo es el radicalismo de los anarquistas y libertarios dentro de la comunidad que quieran que Bitcoin se mantenga en el Salvaje Oeste. Pero pienso que los moderados son más. Y el mercado irá madurando paulatinamente.
Eso nos lleva a otro elemento importante. Bitcoin como marca significa rebeldía. En otras palabras, Bitcoin es una declaración de independencia. Eso es importante porque la rebeldía nunca pasa de moda. O sea, muchos escogen Bitcoin por razones políticas, ideológicas, éticas y/o estéticas. Primero está el rechazo a los gobiernos y los bancos. Bitcoin es una moneda ciudadana. Y este elemento atrae a mucha gente. Lo otro es que lo tech de Bitcoin tiene un toque cool, que le da valor de la marca. Además, lo criptográfico y lo digital inspiran mucha confianza. Tecnología e autonomía. Tendencias en crecimiento. Por ahí vamos bien.
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Otro aspecto que no podemos olvidar es Bitcoin como instrumento muy portable y escurridizo. Muy práctico en algunos nichos. Se ha ganado un lugar en determinados espacios. Se podría decir que son tres grandes. El informal, el gris y el negro. Voy a generalizar por brevedad. Pero en el informal podría incluir remesas y gig economy. En el gris, podría mencionar al mercado “legalmente ambiguo” de divisas, los juegos de azar, evasión de impuestos, etc. Y, finalmente, en el negro, el crimen, drogas, lavado de dinero, etc. Nótese que no incluí el tan mencionado comercio. ¿Tenemos una presencia importante en el comercio? No lo sé. Hasta ahora no he visto datos muy convincentes al respecto.
Ahora bien, a rasgos muy generales la comunidad Bitcoin tiene esa configuración. Esos son los sectores que tenemos y en cada uno de ellos tenemos muchas oportunidades para la expansión, porque Bitcoin cuenta ahí con ventajas competitivas. Muchos hablan de conquistar al mundo. Todo o nada. Error. La meta es crecer todos los días un poco más. Un paso a la vez. Como la tortuga de la fábula.
¿Qué es lo más importante en Bitcoin? ¿Su precio o su desarrollo? ¿El cuerpo o el alma? Yo diría que son dos elementos entrelazados. Pero es algo así. Una persona puede tener una gran personalidad, pero no tener buena estética. Y puede tener una buena estética y tener una malísima personalidad. Sin embargo, eventualmente, la personalidad tiende a manifestarse en la estética. Podemos tener uno de estos domingos despeinados o podemos vestimos de seda. Pero, tarde o temprano, la esencia y la estética se sincronizan. El precio es el vestido del día. Pero los fundamentales son el músculo. Un bloque a la vez. Un bloque a la vez construiremos el futuro.