¿Qué es el Metaverso?
Es una de las preguntas que cada vez más personas se hacen en nuestros días. Un concepto cuya historia se remonta a mucho tiempo atrás, basado en la ciencia ficción y que, ahora, se ha convertido en una realidad.
Origen y significado del término: metaverso
La palabra metaverso se puede definir fácilmente usando la siguiente división de la misma:
- meta, para declarar todo aquello que “está más allá”
- universo, siendo la acepción para todo aquello que nos rodea.
Dicho así, la palabra “metaverso” se puede entender como “todo lo que está más allá de nuestro Universo”, en alusión a una interfaz en la que sólo podemos interactuar mediante la tecnología, la cual sirve de puente entre nuestra realidad y esta “nueva realidad digital” creada por nosotros. El primer uso del término se atribuye a Neal Stephenson, escritor de la novela cyberpunk “Snow Crash”.
Sin embargo, la realidad descrita por Neal en su novela ya existía desde mucho antes. Un trabajo muy poco conocido en este sentido es el de Theodor Holm Nelson (Ted Nelson), creador de Proyecto Xanadú, que se convertiría en el primer proyecto de hipertexto creado en 1960. Nelson dio a conocer el “docuverse“, un universo de documentos sostenido por una red de miles de computadoras distribuidas por todo el mundo. Una red a la que cada usuario podía acceder con una identidad única y reconocida. Y, donde de hecho, cada documento y espacio podía estar o no, en varios nodos de la red para evitar su pérdida o censura. Sin duda, una idea muy parecida a lo que vemos ahora con las redes P2P y la tecnología blockchain.
Más tarde, aparecieron trabajos como el del escritor Norman Spinrad y su novela “Songs from the Stars” (1980), obras como las de Masamune Shirow y su ampliamente conocido manga y anime “Ghost in the Shell” (1989), así como la de “Serial Experiments Lain” de Chiaki Konaka y Ryutaro Nakamura (1998), ni hablar de “Matrix” (1999) de las hermanas Wachowski. En todos estos casos tenemos los ingredientes básicos del “metaverso”: una realidad virtual en la que puedes tener a tu personaje, customizarlo, darle habilidades, interactuar con cada elemento de esa realidad virtual, incluyendo otros personajes que están dentro del mismo, y la posibilidad de hacer cosas que jamás podrías hacer en el mundo real.
De la ciencia ficción a la realidad
Sin embargo, lo que empezó como un elemento llamativo para escritos sci-fi cyberpunk, ahora es una realidad que llama a nuestra puerta. el aumento en el poder de cómputo, capacidad de almacenamiento de nuestros ordenadores, ahora permiten un procesado 3D casi realista.
Además, ahora podemos crear redes peer-to-peer para compartir información de forma descentralizada y segura en todo el mundo. También, las tecnologías háptica y de inmersión nos ayudan a “sentir” el mundo virtual al que hemos entrado. Y finalmente, ahora tenemos la capacidad de crear elementos únicos y transferibles que nos permiten crear elementos fungibles y no fungibles dentro de esos mundos virtuales. Por supuesto estamos hablando de la tecnología blockchain.
Ahora que tenemos todos los elementos para crear metaversos, comienza la carrera hacia una realidad alternativa que podemos vivir a través de nuestras pantallas. Un buen ejemplo de esto es Second Life (2003), un curioso juego en el que puedes tener tu propio avatar personalizarlo e interactuar con un inmenso universo virtual. Otro juego en ese mismo sentido es Habbo (2004) o VR Chat (2014), donde la dinámica es un poco más calmada, pero la finalidad es la misma, transportarte hacia un mundo virtual.
Entre los más recientes intentos de crear metaversos, esta vez a través de la tecnología blockchain, podemos mencionar Decentraland, The Sandbox, Star Atlas o Bloktopia, todos los cuales combinan el aprendizaje de anteriores experiencias, unen nuevas tecnologías y apuestan por reducir al máximo la línea que divide la realidad con el metaverso. A esto también se unen propuestas como las planteadas por Microsoft, Meta (el conocido Facebook) y Google que buscan crear un nuevo nivel que, seguramente, será cerrado y centralizado.