Precio de Bitcoin: ¿Por qué el modelo de predicción stock-to-flow está fallando?
Seamos honestos. No hay modelo perfecto. Bien sabemos que no podemos invalidar un modelo por presentar fallas ocasionales en sus predicciones. Después de todo, bien sabemos que se trata tan solo de estimados estadísticos. Es decir, las probabilidades no son absolutas. Claro que tampoco podemos caer en la indulgencia por razones ideológicas. El modelo stock-to-flow para muchos es una vaca sagrada por usar la escasez como principal fuente de valor de Bitcoin. El modelo se ajusta a un modo de pensar. No describe la realidad. Lo que hace es confirmar preconcepciones de la ideología libertaria. ¿Por qué el modelo stock-to-stock está fallando?
Por supuesto que aquí ya estamos entrando en territorio peligroso. Me refiero a la política de la identidad. Porque cuestionar la validez científica de un modelo tan vinculado a la identidad criptolibertaria es una aventura de mucho riesgo. Uno comete el riesgo de ofender. Y, claro, ser víctima de los criptotrolls. Ahora bien, aquí la intención no es ofender a nadie. ¿Qué está pasando en el mundo? ¿Acaso es un delito reflexionar? No todos los que disentimos de algo somos parte de la gran conspiración. El peligro de hoy es precisamente que todos vivimos en una tribu homogénea. Entonces, todo lo que no es la verdad de la tribu es una amenaza. Los gobiernos son el enemigo. Los bancos son el enemigo. Los académicos son los enemigos. Lo único verdadero es lo que dice nuestro influencer favorito. He ahí el detalle. Muchos influencers están llenos de sandeces.
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Los modelos se construyen con datos. Si los datos no se ajustan al modelo, el modelo debe cambiar. ¿Cómo sabemos que hay un sesgo en el caso del modelo stock-to-flow? Bueno, el modelo falla con frecuencia. Pero muy pocos culpan al modelo. Se culpa al mercado. Es decir, el modelo no está fallando. Falla la gente. Lo que resulta curioso, porque un modelo debe describir lo que hace la gente. No prescribe. En otras palabras, el modelo se ha convertido en un dogma cuando se deben ignorar los datos para que sobreviva. Lo que podría estar bien para algunos. Pero un inversor tiene que tener los pies sobre la tierra. De lo contrario, se podría perder dinero.
Si un modelo de predicción falla, la solución no es la aceptación dogmática. Lo sensato sería hacer ajustes con la nueva información. O sea, la idea es ir perfeccionando el modelo con el tiempo. ¿Por qué está fallando? ¿En qué nos equivocamos? Corregir y seguir perfeccionando. El problema con volverse muy ideológico es que nos convertiremos en víctimas del síndrome de la confirmación. Es decir, vemos solo lo que queremos ver.
¿En qué consiste el modelo stock-to-flow? Se basa en la relación entre existencias y flujos para determinar el precio. Esencialmente, el suministro limitado de Bitcoin. La importancia de los halvings, etc. Aquí, por supuesto, estoy sobresimplificando todo el asunto por brevedad. El lector puede indicar más detalles por su cuenta. En fin, este modelo obviamente se construye en torno a la escasez de Bitcoin. Nos recuerda al viejo dilema del agua y los diamantes. ¿Por qué el agua es más barata que los diamantes? La económica neoclásica nos dice que no es la demanda lo que determina el valor de un bien, sino su utilidad marginal.
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Los conservadores de hoy recitan el viejo libreto de los economistas neoclásicos del pasado con gran pasión. Pero la economía es una ciencia esencialmente empírica. Lo importante no es el dogma, sino la experiencia. O sea, los economistas del pasado no son gurús que se deben seguir con los ojos cerrados. Las teorías deben ponerse a prueba. Yo diría que el modelo en cuestión no es incorrecto per se. Su problema es que está incompleto. La existencia es importante. Y el flujo es importante. Pero también lo es la demanda. En otras palabras, algo puede ser escaso, pero si carece de demanda, no hay de valor.
¿Qué es Bitcoin? Es un código que básicamente sirve como una tasa de intercambio. Se presenta como un activo digital, ciudadano y global. Su escasez es importante. Pero no lo es todo. Es decir, no es su único atributo. Uno asumiría que un modelo tomaría en cuenta sus otros atributos. Si fuera tan sencillo, cualquiera podría crear otra criptomoneda con mayor escasez y ganarle a Bitcoin. Pero semejante proyecto fracasaría, porque Bitcoin es mucho más que su escasez. Bitcoin es una construcción social. El código Bitcoin es para Bitcoin, lo que el papel es para el dólar. Es su sustrato, pero no su esencia.
Nos guste o no, Bitcoin es un par. O sea, es un medio de intercambio. Y un medio de intercambio solo subsiste en convivencia con otros elementos. Un ejemplo. ¿Qué utilidad tendría un baúl repleto de oro en una isla desierta? Un Robinson Crusoe nos diría que ninguna. ¿Por qué? Porque un medio de intercambio es esencialmente un pacto social. Lo que implica que se requiere de gente para que funcione. Esto es lo faltante en el modelo stock-to-flow. Menosprecia el factor humano. Cuantifica el inventario. Y cuantifica el flujo. Pero, ¿y el efecto red? ¿La liquidez del dólar? ¿El humor de los inversores? ¿La realidad geopolítica? ¿El estatus legal de los mineros en China?
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El universo Bitcoin tiene más variables que la existencia y el flujo. Si reducimos todo a dos variables, tendremos resultados incompletos. El modelo stock-to-flow es un modelo popular básicamente por dos razones. Primero, penetra en la mente de muchos conservadores, porque evoca los viejos dogmas libertarios. El componente político/identidad. Siempre tan popular en estos días. Segundo, por su sencillez. Su sencillez genera un halo mágico. Y, en un mundo tan complejo y enigmático, la sencillez calma los sentidos. La frase: Bitcoin valdrá millones, porque es escaso. Ciertamente, seductora.
Quien se atreva a renegar de la sagrada escasez de Bitcoin es un zoquete que no entiende nada de Bitcoin. O, para decirlo de otra manera, no es parte de nuestra tribu por no recitar los mismos dogmas oficiales. Ahora bien, Bitcoin es más rico y complejo que un simple bien escaso. Su precio se determina por la ley de la oferta y la demanda. Si cuantificamos la oferta por lo que nos dice un algoritmo preestablecido e ignoramos por completo todo lo relacionado a la demanda, seguramente tendremos un modelo fallido. Es posible que llegue a ser muy popular, porque dice lo que algunos quieren escuchar. Pero fallido en sus resultados, porque no incluye todas las variables de la ecuación.