¿Por qué BlackRock es vital para el futuro de Bitcoin?
En el mundo de las inversiones, BlackRock es Zeus. Estamos hablando de una organización que administra más de 7 billones de dólares. Es decir, es más grande que las economías de Francia y Alemania combinadas. Y no solo es un asunto de tamaño. También se trata de poder político y corporativo. En su equipo, encontramos a personas de influencia. Me refiero a personas que han tenido cargos importantes en los gabinetes gubernamentales y en bancos centrales. Y antiguos trabajadores de BlackRock también han incursionado en la arena pública ocupando altos cargos de poder. Es un club con muchos contactos y muchos vínculos.
Por otro lado, BlackRock se encuentra entre los principales accionistas de las corporaciones más importantes de los Estados Unidos y Europa. Es decir, BlackRock tiene una pieza de todo. Es prácticamente omnipresente y omnipotente en el mundo de las altas finanzas. Muchísima gente, sin saberlo, tiene dinero en BlackRock. Sus fondos iShares son particularmente populares. La familia iShare de fondos cotizados en bolsa (ETFs) son instrumentos que normalmente invierten en índices bursátiles como el S&P 500. El iShare Core S&P 500, por ejemplo, es un fondo que se cotiza en la bolsa como si se tratara de una compañía, pero en este caso el fondo invierte en todo el S&P 500. Esa es una manera muy sencilla de, básicamente, comprarlo todo con una sola compra. Debo confesar, por completa transparencia, que tengo algo de mi dinero en este fondo. En lo personal, me resulta sumamente conveniente. Y debo decir que estoy muy satisfecho con el producto.
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BlackRock, Vanguard y Fidelity son los tres titanes del universo financiero mundial. Es decir, cuando hablamos de capital institucional, de hecho, no estamos hablando de muchos actores. Si bien es cierto que el capital como tal sí es el capital de muchas personas, las personas administrando ese dinero y tomando todas las decisiones no son tantas. Lo que realmente ocurre es que estos fondos en realidad son fondos de fondos. Muchos sindicatos, compañías, bancos, firmas de corretaje u organizaciones de todas las formas ofrecen programas especiales de inversión para sus miembros. Por lo general, se paga un monto fijo periódicamente. Luego, todo ese dinero es administrado por un tercero.
Incluso, esto se puede dar en varios niveles. Por ejemplo, el sindicato de camioneros puede escoger como el administrador de su pensión a un fondo de cobertura y este administrador, a su vez, decide colocar el dinero en un tercer fondo administrado por BlackRock, Vanguard o Fidelity.
Por esta razón, la obsesión de los bitcoiners de la vieja guardia por ser los dueños y responsables absolutos de su llave privada no tiene mucho sentido en el mundo del capital institucional. Ese es un grupo que, por definición, delega la responsabilidad a terceros por seguridad, estrategia y conveniencia. Es decir, el presidente de los camioneros no quiere tener una llave privada en la caja fuerte de la oficina sindical. De hecho, sería sumamente irresponsable tener la custodia de estos fondos. En este caso, lo mejor es recurrir a intermediarios.
He aquí algo que los anarcocapitalistas y los libertarios en este espacio no comprenden muy bien. Estas son visiones que por lo general fomentan un individualismo un tanto radical. Sin embargo, el dinero tiende a ser un proyecto social. Es decir, los colectivos son una figura sumamente relevante cuando se trata de dinero y no se pueden dejar a un lado. Nos guste o no, a mucha gente le gusta trabajar con otras personas. El mundo está repleto de asociaciones, grupos y organizaciones que con frecuencia crean fondos colectivos. Y, en muchos casos, confían en un personal especializado para su administración.
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BlackRock es uno de estos administradores de capitales. Claro que es un intermediario. Pero eso no quiere decir que sea un malvado conspirador que oprime nuestras libertades personales. Administrar capitales es un trabajo como cualquiera. Y si yo quiero darle mi dinero a BlackRock, creo que estoy en mi derecho. En lo personal, no veo nada malo en confiar en un tercero. Y, en el caso de proyectos colectivos, no veo nada malo en delegar funciones a un cuerpo ejecutivo. Es decir, creo que el sindicato de camioneros hace bien en trabajar con un administrador de capitales.
El individualismo radical rechaza a los intermediarios en la economía. Sin embargo, pienso que esta visión es en extremo limitada. Subestima la importancia del grupo. Y la economía es básicamente un esfuerzo grupal. Ahora bien, las recientes declaraciones del CEO de BlackRock sobre Bitcoin nos indican que nuestro futuro será dorado. En muchos sentidos, esta noticia es mucho mejor que la noticia de PayPal adoptando Bitcoin.
Pensemos por un momento. BlackRock es un accionista muy importante en las principales compañías del S&P 500. Eso quiere decir que tiene sillas en casi todas las juntas directivas de relevancia. Es el rey del capital. Y es el principal financiador del planeta. Eso implica que la opinión de BlackRock tiene muchísimo peso en el mundo corporativo.
Ahora BlackRock dice que Bitcoin es una buena idea. Esta aprobación no solo está llegando a los oídos de todos los administradores de capitales, CEOs del S&P 500, individuos adinerados y sindicatos. Presidentes, ministros, directores de bancos centrales, y cabezas de organismos internacionales también están escuchando.
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Con frecuencia, escuchamos predicciones de Bitcoin alcanzando millones de dólares algún día. Sin embargo, al mismo tiempo, se presenta un mundo dominado exclusivamente por el individuo aislado en eterna paranoia. Lo único confiable es un código de Internet. La red descentralizada. La llave privada. Pero ese sería un mundo muy pequeño. Bitcoin llegaría a su techo demasiado pronto. La comunidad sería un grupo bastante reducido de militantes libertarios con ideas radicales. Bitcoin para crecer necesita abrirse al mundo. Y el mundo es diverso. En el mundo hay grupos, asociaciones, expertos, división de labores e intermediarios.
No podemos comer la torta y al mismo tiempo tener la torta. Debemos ceder en algo. En otras palabras, debemos dar concesiones. Se habla del capital institucional. Pero se rechazan las instituciones. PayPal y Square comienzan a comprar Bitcoin. El precio sube y nos alegramos, pero, al mismo tiempo, nos quejamos de PayPal y Square por el bendito tema de la llave privada. ¿Cuál llave privada?, pregunta el ciudadano común. Se habla de billones de dólares entrando al espacio cripto, pero solo se aceptan los individuos. Pero me temo que los individuos no tienen tanto dinero. La mayoría de los recursos en el mundo son propiedad de algún colectivo. Instituciones como BlackRock serán vitales para el futuro de Bitcoin. Así de sencillo. ¡BlackRock, bienvenido!