Perspectiva sobre el precio de Bitcoin: 09/02
¿Habrá una confirmación de la tendencia alcista? He ahí la gran pregunta. No es raro que durante una mala racha lleguen oleadas de optimismo. Sin embargo, no toda oleada optimista es el comienzo de la recuperación. Por supuesto que, en el calor del momento, es muy difícil diferenciar las falsas esperanzas de las reales. Durante una tendencia bajista, casi todas las alzas son aves de paso. Porque las caídas son más probables que las alzas. La tendencia es bajista. Esto es cierto hasta que se establece el mínimo (el fondo): La reversión de la tendencia.
Ahora bien, el 2022 terminó en una nota bastante pesimista. Sin embargo, luego, debido a unos datos de inflación favorables, el optimismo retornó con gran fuerza. En efecto, sí se siente como un fondo. Y sí se siente como una reversión de tendencia. Pero, lamentablemente, todavía es muy pronto para cantar victoria. Necesitamos confirmación. ¿Hay suficientes compradores para revertir la tendencia?
Para subir el precio de Bitcoin no se requieren de tantos compradores. Estamos hablando de un mercado fragmentado y de poca liquidez. Nasdaq y S&P 500 suben. Por ende, Bitcoin sube debido a la correlación positiva. Sin embargo, estos vaivenes también son un reflejo del clima de volatilidad e incertidumbre que nos invade en estos momentos. Los mercados fluctúan. El precio sube y baja. Durante una tendencia bajista, siempre hay destellos alcistas. Y, durante una tendencia alcista, siempre hay caídas sorpresa. Pero una reversión de tendencia es diferente. En ese caso, se necesita mayor convicción. Y no es cuestión de varias semanas o unos meses.
En lo personal, veo muy difícil una reversión de tendencia definitiva en este momento con un Reserva Federal todavía en el proceso de subir las tasas de interés y con una inflación tan elevada. Una reversión es posible, pero me temo que no es el escenario más probable. ¿Los milagros se dan? Claro que sí. No obstante, las condiciones, lamentablemente, no están dadas. Y es un asunto de liquidez. He ahí el pequeño gran detalle. ¿De dónde saldrá el dinero? ¿Dónde están los compradores? Cierto, una oleada optimista por parte de los minoristas puede causar un rally en el momento menos inesperado. En efecto, el precio puede subir por semanas y meses gracias a una narrativa optimista. Pero, tarde o temprano, nos toparemos con la una cruda realidad. La Reserva Federal de los Estados Unidos tiene el dominio de los mercados de capitales. Ella es la reina del mambo.
Pensamos en un comprador de Bitcoin. Este individuo decide comprar en el momento que tiene un pronóstico optimista del precio. O sea, él cree que el precio va a subir. Y eso sucede, porque asume que la demanda en el futuro será mayor de la demanda actual. O sea, se compra con una expectativa. Pero eso no es suficiente. Para comprar también se requiere capital y crédito. ¿Cuánto dinero va a invertir? ¿Cuánto dinero puede invertir?
Durante una economía en expansión y con una política monetaria flexible, la liquidez mayor y las condiciones están dadas para invertir. La demanda es alta y las valoraciones tienden a subir. Lamentablemente, ese no es el escenario actual. ¿Puede haber demanda con los bolsillos “vacíos”?
¿Qué pasó en el 2020-21? La pandemia paralizó la economía. Con las personas encerradas en sus casas, la demanda se desplomó, creando deflación y desempleo. Para evitar el desastre, la Reserva Federal de los Estados Unidos bajó las tasas de interés y comenzó a comprar bonos. Estas inyecciones de liquidez crearon un boom especulativo en los mercados financieros. Muchas empresas aprovecharon la situación para comprar sus propias acciones (buybacks) con sus reservas. Y muchos minoristas utilizaron el dinero de los rescates para invertir y especular. O, dicho de otro modo, con el dinero cayendo del cielo, se formó un boom. Este boom impulsó el precio de Bitcoin. Pero esa fuerza vino de arriba. Se imprimieron dólares en cantidades históricas. Así llegamos a $66K.
Ahora bien, las vulnerabilidades de la globalización crearon una crisis logística y de suministro. Y, para colmo de males, la guerra de Ucrania que causó distorsiones en distintos rubros (petróleo, gas, alimentos). Es decir, lo que obtuvimos fue la receta perfecta para crear un cuadro inflacionario. En efecto, la inflación se salió de control. Y eso obligó a la Reserva Federal a dar un giro en política monetaria. Entonces, ahora estamos en el proceso contrario a lo ocurrido en el periodo 2020-2021. ¿Es sensato esperar un boom especulativo en condiciones tan distintas?
Esta vez es diferente, porque estamos experimentando un cambio de paradigma en el entorno macroeconómico y monetario no visto en décadas. Durante las últimas décadas, las presiones deflacionarias (globalización, tecnología, mercado laboral, etc) permitieron una política monetaria flexible por un periodo bastante largo. Eso benefició mucho a Bitcoin. La liquidez estimula la actividad especulativa.
¿Qué es Bitcoin? Bitcoin es un código que se compra con dólares. La abundancia de dólares es la gasolina que sube el precio. Porque, básicamente, estamos hablando de una tasa. Y una tasa es, en esencia, un par. O sea, son dos los elementos que debemos tomar en cuenta. Lo uno afecta a lo otro.
Una empresa es un activo productivo. Eso significa que cuenta con unos activos (subyacentes) y una producción. En el caso de activos productivos, la valoración se forma sopesando principalmente las ventas y los ingresos. Entonces, una compañía con buenos fundamentales seguramente encontrará inversores a pesar del contexto macroeconómico. Esto no es necesariamente cierto para los activos no productivos que dependen principalmente de la liquidez en el sistema y la codicia del ambiente. En el caso de un código en una red descentralizada de computadoras, la política monetaria es más determinada por su naturaleza especulativa.
Aquí no hay que dejarse llevar por las connotaciones negativas que podría tener o no la palabra “especulación”. Esta controvertida palabra no se está utilizando aquí en su sentido peyorativo. En realidad, se está usando como sinónimo de “activo no productivo”. El oro es un activo no productivo. Un picasso es un activo no producción. Un coleccionable es un activo no productivo. Es decir, no es productivo en el sentido que una granja sí es productiva.
No quiere ser un aguafiestas. Mi intención no es ser la voz pesimista durante un ola optimismo. No quiere ser la Casandra de esta historia. Sin embargo, considero bastante oportuno señalar que la política monetaria del momento juega un rol sumamente importante en las valoraciones. Difícilmente, los precios pueden ser los mismos en abundancia monetaria que en escasez monetaria. Este ciclo bajista no es ni será como los anteriores.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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