Organismos de control antimonopolio de todo el mundo están tomando medidas para ampliar sus conocimientos sobre Blockchain e IA
Las autoridades competentes están volviendo a los libros cuando se trata de tecnologías emergentes como Blockchain e Inteligencia Artificial (IA).
El martes, el Departamento de Justicia (DOJ) de EE.UU. anunció que participaría en una nueva iniciativa en la Universidad de Stanford para incorporar herramientas tecnológicas más avanzadas en su lucha contra los monopolios.
El DoJ es por mucho la adición de mayor renombre al proyecto “Computational Antitrust” (Computación Antimonopolio) de Standord. Se une a los organismos de control competentes de otros 46 países y a la Comisión Federal de Comercio (FTC) de EE.UU.
El anuncio es parte de un gran aumento en el interés por las tecnologías de punta y las leyes antimonopolio, esto marca culminación de un gran movimiento tanto en academias como en los reguladores globales. También el martes, el líder antimonopolio del Departamento de Justicia, Makan Delrahim, pronunció un discurso de despedida en el Centro de Política Científica y Tecnológica de la Universidad de Duke en el que suplicó a la división antimonopolio que actualizara sus capacidades tecnológicas. En comentarios de agosto, Delrahim había presentado la capacidad de la tecnología Blockchain para descentralizar la información como algo fundamental para el futuro de las leyes antimonopolio:
“Espero que la División juegue un papel importante para garantizar que las condiciones del mercado sean propicias para desencadenar el potencial revolucionario de la tecnología Blockchain”.
Antes de su partida, Delrahim tomó muchas medidas para que el DOJ “vuelva a la escuela” para aprender sobre tecnologías emergentes. El DOJ anunció que había “ofrecido a los abogados y al personal la oportunidad de tomar cursos centrados en tecnología Blockchain, inteligencia artificial y aprendizaje automático” en la escuela Sloan del MIT, por cierto, donde probablemente el presidente de la SEC, Gary Gensler, solía impartir cursos sobre blockchain. Las escuelas han estado mejorando su propia preparación en consecuencia.
El proyecto Computational Antitrust solo se publicitó el lunes. Su objetivo es reunir “a académicos de diferentes orígenes (derecho, informática, economía…) con desarrolladores, legisladores y reguladores”. Junto con el anuncio del programa, el profesor fundador Thibault Schrepel publicó objetivos para la investigación que prevén:
“Un mundo en el que la IA y la tecnología Blockchain combinadas con la computación cuántica proporcionarán pronto un apoyo valioso al permitir una mejor comprensión de la complejidad del mundo y, finalmente, capturar parte de él”.
El pasado semestre de otoño, Schrepel abandonó Harvard para unirse al programa CodeX más amplio de Stanford. A instancias del director Roland Vogl, la investigación de Schrepel ha ascendido al estado de un proyecto independiente dentro del CodeX.
Pero, ¿qué harán exactamente las 48 agencias que se han sumado al proyecto? El Dr. Schrepel le dijo a Cointelegraph que “también nos enviarán una breve contribución anual detallando todas las acciones tomadas para modernizar sus prácticas utilizando tecnologías computacionales”. Continuó elaborando sobre las tecnologías de interés:
“Uno puede pensar en el aprendizaje automático, el procesamiento del lenguaje natural y las técnicas de comprensión, el raspado web, y así sucesivamente. La tecnología Blockchain también se menciona como una forma de asegurar la integridad de las bases de datos enviadas a las agencias, y, por ejemplo, permitir que los contratos inteligentes aseguren la implementación de los compromisos de comportamiento”.
Mientras estaba en Harvard, Schrepel escribió exhaustivamente sobre el papel de la tecnología Blockchain en la lucha contra el comportamiento anticompetitivo junto con los mecanismos legales, y finalmente consiguió que Vitalik Buterin se uniera a su idea.
Y mientras estas ideas se hacen más fuertes en el mundo académico, están experimentando una nueva resonancia entre los reguladores. Muchos países han pasado el último año desempolvando su artillería antimonopolio y apuntándola directamente a la industria tecnológica. Recientemente, el Departamento de Justicia detuvo la adquisición de Plaid por parte de Visa. La FTC demandó a Facebook y envió demandas a una serie de otras plataformas de redes sociales pidiéndoles que respondieran sobre cómo usan los datos de sus usuarios.
Mientras tanto, China parece estar haciendo casi lo mismo con su industria tecnológica local, cancelando recientemente la oferta pública inicial de Ant Group y sacando al fundador, Jack Ma, a la luz pública tras estar ausente durante varios meses. La Unión Europea, por otro lado, ha llevado a cabo sus ataques más llamativos contra empresas tecnológicas (en su mayoría americanas) bajo los auspicios de su Reglamento General de Protección de Datos.
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