Oportunidades para la blockchain en investigaciones policiales
El problema de la propagación del delito cibernético se está agudizando hoy en día, y los países desarrollados con altas tasas de producto interno bruto lo sufren en mucha mayor medida que los países en desarrollo. Ello se debe a que cuanto más avanzada es la tecnología que utiliza la sociedad, mayor es su dependencia de las estructuras digitales. Y esto, a su vez, crea más oportunidades para los ciberdelincuentes. En 2021, se prevé que los daños causados por el cibercrimen serán de 6 billones de dólares, el doble que en 2015.
Mientras tanto, los términos cibercrimen y ciberterrorismo difieren en varios sistemas legales. Algunos criminólogos separan estos conceptos; otros los consideran equivalentes. Barry Collin, investigador principal del Instituto de Seguridad e Inteligencia de California, definió por primera vez el término “ciberterrorismo” en la década de 1980. Entendió este significado como una convergencia de los mundos virtual y físico y no vio ninguna diferencia entre el ciberdelito y el ciberterrorismo. Más tarde, aparecieron otras definiciones del término.
La Oficina Federal de Investigación de los Estados Unidos se refiere al ciberterrorismo como un ataque deliberado contra cualquier información que resulte en violencia contra no combatientes y otros grupos sociales y nacionales. Sin embargo, esta definición es bastante vaga porque clasifica fácilmente casi cualquier fraude en línea como ciberterrorismo. Otra característica distintiva del ciberterrorismo es la frecuente mención de éste en conjunción con las criptomonedas.
Seguimiento de las transacciones
La tecnología blockchain ofrece una amplia gama de oportunidades para investigar los delitos y contrarrestar los posibles ataques de los ciberdelincuentes. Por una parte, una blockchain permite rastrear las transacciones sospechosas y bloquear el movimiento de fondos hacia las cuentas de posibles delincuentes y personas asociadas a ellos. También es posible rastrear los fondos de riesgo de ICO para probar el mal uso y la malversación de los fondos de los inversores. Por otra parte, los datos de investigación almacenados en la blockchain, así como cualquier otra base de datos forense, serán simultáneamente más accesibles y seguros. Esto permitirá a las fuerzas del orden almacenar de forma segura toda la información que necesiten: datos sobre delitos menores, datos biométricos de ciudadanos y apátridas, antecedentes penales, listas de personas buscadas y muchos otros.
Muchos terroristas han comenzado a hacer sus demandas en criptomoneda, dándole mala reputación. Inicialmente, las criptomonedas fueron diseñadas para no tener fronteras, lo que significa que deberían ser más difíciles de rastrear. Desafortunadamente, muchos gobiernos han decidido tomar la salida más fácil: prohibir el uso de las criptomonedas en sus territorios. Muchos casos destacados de fraude en el espacio cripto y la fuerte disminución del valor de las criptomonedas en 2018 han colocado a la naciente industria en una posición desagradable ante los ojos de los organismos encargados de hacer cumplir la ley.
Recientemente, varias empresas han estado desarrollando activamente soluciones blockchain para luchar contra el blanqueo de dinero. Algunas de ellas se están utilizando con éxito en el campo de la analítica y la supervisión de riesgos para las transacciones con criptomonedas. Coinfirm, la startup de análisis de blockchain, ha desarrollado una plataforma de lucha contra el blanqueo de dinero que permite el seguimiento de transacciones sospechosas y la lucha contra el terrorismo financiero, utilizando más de 270 indicadores de riesgo. Además, el especialista francés en ciberseguridad Nigma Conseil y el Instituto Austriaco de Tecnología anunciaron su plataforma blockchain para la ciencia forense a principios de este año. La plataforma tiene por objeto proporcionar a los usuarios la capacidad de vigilar y racionalizar las operaciones de bloqueo.
Los casos de robo de datos personales y de propiedad intelectual se registran con mayor frecuencia. Las acciones de los ciberterroristas y los ciberdelincuentes desacreditan a los organismos encargados de hacer cumplir la ley porque, en la mayoría de los casos, estos últimos no están suficientemente equipados para defenderse de esos ataques o responder a ellos con prontitud.
El hackeo se produce tanto a nivel local —como el infame hackeo de Yahoo, que se dirigió a los 3,000 millones de cuentas de usuarios— como a nivel internacional, en el que el gobierno de un país culpa a otro por el hackeo, lo que provoca el deterioro de las relaciones exteriores. Antes de la llegada de Bitcoin (BTC) en 2008, no había ninguna solución a este problema ni alternativas al almacenamiento centralizado de datos. Cada base de datos tenía una vulnerabilidad que, si era hackeada, permitiría el acceso a todos los datos almacenados y desbloquearía la libertad de hacer cualquier cambio a voluntad.
Irrumpiendo en la investigación
El principal problema es el principio de almacenamiento de datos. Está organizado como un sistema centralizado. Cuando se accede a él, se pueden hacer fácilmente los cambios deseados o incluso borrar toda la información existente. Por ejemplo, las bases de datos del Ministerio del Interior almacenan información sensible sobre los delincuentes buscados. Si el sistema es violado, los hackers podrían manipular las pruebas, lo que podría excluir a los delincuentes de las investigaciones en curso.
Hoy en día, la alternativa al almacenamiento centralizado de información es el uso de un sistema de bloqueo: un sistema sin almacenamiento central y un administrador de base de datos. Los datos se almacenan en las computadoras de todos los miembros de la red. La integridad y la seguridad se garantizan mediante el uso de primitivas criptográficas: función de hash, cifrado asimétrico, uso de claves, etc. Además, la tecnología blockchain permite rastrear quién hizo estos cambios y cuándo porque se necesita una clave especial para el acceso. No todas las claves se almacenan de forma centralizada, sino personalmente con cada usuario. No hay un punto único para atacar toda la base de datos, lo que significa que no hay forma de robar todos los datos a la vez.
Las bases de datos de importantes instituciones estatales son mantenidas en su mayoría por una organización centralizada. Esto significa que para obtener información, los delincuentes tendrían que descifrar un solo objetivo, tras lo cual pueden robar fácilmente cualquier dato. Si imaginamos que toda la base de datos del Ministerio del Interior es información distribuida entre varias organizaciones, cada una de ellas tendría su propia clave de acceso, aumentando efectivamente su seguridad. Con la ayuda de la tecnología blockchain, los usuarios pueden restaurar la cronología de cualquier cambio que se realice en la base de datos.
En el caso de las bases de datos centralizadas, solo se dispone de copias de seguridad en un momento determinado, pero no se tiene una visión completa de todos los procesos que ocurren en la base de datos. En la ciencia forense digital, a veces es necesario examinar los dispositivos electrónicos y extraer sus datos.
El material de los casos penales, los protocolos y la información de diferentes fuentes pronto serán procesados por la inteligencia artificial, y los investigadores ya no tendrán que hacerlo manualmente, perdiendo tiempo y recursos humanos valiosos. Gracias a los avances tecnológicos, el sistema detectará automáticamente a los sospechosos cuando se pongan en contacto con otras personas. Por ejemplo, se simplificará el proceso de recolección de pruebas: será posible identificar a los delincuentes por su ADN.
Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí son exclusivamente del autor y no reflejan ni representan necesariamente los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph
Maxim Rukinov es el jefe del Distributed Ledger Technologies Center de la Universidad Estatal de San Petersburgo. Es licenciado en derecho y tiene un doctorado en ciencias económicas. Maxim se especializa en la gestión de portafolios de inversión y en el análisis financiero. Su experiencia está confirmada por la Escuela de Administración Sloan del MIT. También es autor de publicaciones científicas sobre la seguridad económica y el impacto de las sanciones en la economía rusa.
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