No se puede hablar de tecnología Blockchain y dejar de lado a las CBDC y stablecoins
Desde la publicación del white paper de Satoshi Nakamoto en noviembre de 2008, “Bitcoin: un sistema de dinero electrónico entre pares”, el término “blockchain” ha sido sinónimo de monedas digitales en el sentido de la tecnología subyacente que permite la transferencia de valor entre iguales.
Lo interesante de esto es que el término “blockchain” no se utiliza ni una sola vez en dicho white paper. El fin del documento era proponer una solución al problema del doble gasto de una moneda digital, que es la representación de una transferencia de valor directamente entre las partes que realizan la transacción, sin el uso de un tercero centralizado de confianza.
Las monedas, por definición, son un medio de intercambio de bienes y servicios, una unidad de cuenta y un reserva de valor. El dinero, en su sentido tradicional, cumple estos tres elementos.
Monedas digitales de los bancos centrales
El interés por las monedas digitales de los bancos centrales, o CBDC por sus siglas en inglés, continúa en la actualidad, no por parte de la comunidad cripto, sino por parte de un grupo conformado por algunos de los bancos centrales más influyentes, como el Banco de Inglaterra, el Banco Nacional de Suiza, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón, el Banco de Canadá, el Swedish Riksbank y el Banco de Pagos Internacionales.
La confirmación, a finales de 2020, del canciller de la Hacienda del Reino Unido (el jefe del Tesoro de Su Majestad), establece que el Reino Unido elaborará una regulación para las stablecoins privadas y la investigación de las CBDC, lo que demuestra la relevancia que tiene actualmente este tema. No cabe duda de que China ha surgido como líder en el desarrollo de las CBDC, habiendo propuesto recientemente que existan un conjunto de normas mundiales que aborden cuestiones como la interoperabilidad entre jurisdicciones.
Para cualquier política monetaria nacional y para la estabilidad financiera es fundamental la confianza del público en los bancos centrales, y su confianza en que el dinero proporcionado por la principal autoridad económica cumple esos tres elementos clave de una moneda, ya sea emitida en forma física o digital. Una moneda digital de banco central no es una stablecoin ni un activo digital, sino una representación digital del dinero en efectivo, es decir, una libra digital hoy que vale lo mismo mañana y su poder adquisitivo (lo que su poseedor puede comprar) no fluctúa más allá de ciertos umbrales.
La propuesta del Banco Central Europeo para crear un euro digital se basa en la premisa de complementar el actual sistema de depósitos en efectivo y al por mayor de los bancos centrales. Se considera una forma de garantizar a los ciudadanos europeos el acceso a una forma segura de dinero en un mundo que avanza rápidamente hacia la digitalización, al tiempo que se promueve activamente la innovación en el ámbito de los pagos minoristas, ayudando a las personas vulnerables de la sociedad y reduciendo su posible exclusión financiera. Un euro digital también se considera una opción para reducir el coste global y la huella ecológica del actual sistema monetario y de pagos.
Con economías actualmente experimentando el desarrollo de ideas en torno a problemas de bancos centrales, stablecoins o monedas digitales privadas, la experiencia ha sido aproximadamente la misma que con las innovaciones monetarias anteriores: monedas, billetes, cheques y tarjetas de crédito. Muchos ven a la tecnología blockchain y de libro mayor distribuido, o DLT, como el mecanismo para reemplazar la moneda electrónica en las cuentas bancarias tradicionales. Así como el papel moneda sucedió al oro y la plata, las transferencias electrónicas podrían reemplazar al papel moneda.
La aparición de las monedas digitales
La actual pandemia de COVID-19 ha impulsado el uso de transacciones sin dinero en efectivo e impactó en la forma en que la sociedad interactúa financieramente, lo que ha acelerado el concepto de las monedas digitales en la mente de las personas. Al haber menos transacciones en efectivo, las empresas y los consumidores son más conscientes de los atributos y las ventajas de las monedas digitales.
Los bancos centrales ya colaboran con otras instituciones financieras calificadas, la mayoría de las veces bancos de compensación, mediante el uso de depósitos electrónicos del banco central. Junto a este sistema, también emiten billetes y monedas al público. Un cambio a las versiones digitales de esos billetes y monedas es una avance natural en nuestro mundo más digitalizado.
Sin embargo, esta tendencia podría llevar a una consecuencia no deseada: dentro de una sociedad sin efectivo, donde el público ya no tiene acceso a un sistema de pago garantizado por el estado, el sector privado controlaría el acceso, el desarrollo y los precios de los métodos de pago alternativos. A menos que, es decir, los gobiernos emitan monedas digitales al público a través de sus respectivos bancos centrales. Pero en un sistema en el que los bancos centrales pudieran tener una relación directa con cada individuo, habría una interrupción significativa en el mercado de la banca comercial, incluidos los problemas de la tenencia significativa de datos y la privacidad de los datos relacionados. ¿Querrían los ciudadanos que el banco central supiera sobre cada transacción que han realizado?
Para facilitar el uso de cualquier CBDC, la plataforma tecnológica debe cumplir con ciertos atributos clave:
- Comodidad: La presencia de los teléfonos inteligentes en la sociedad moderna permite usar un sistema de “tocar para pagar” que ya muchos entienden o un sistema basado en códigos QR.
- Seguridad y resistencia: Las actuales técnicas criptográficas proporcionan a los usuarios protección de datos, ya sea mediante software o hardware. La resistencia de una infraestructura 24/7/365 es fundamental para el optimo desempeño de una CBDC.
- Velocidad y escalabilidad: Los volúmenes de transacciones y el rendimiento deberán mantenerse a un coste justificable. Las actuales redes de tarjetas centralizadas demuestran que es posible una capacidad de transacción muy elevada. Las redes DLT autorizadas podrían ser sustitutos equivalentes de las tecnologías convencionales.
- Interoperabilidad: El uso de interfaces de programación de aplicaciones, o API, está bien establecido para apoyar la interoperabilidad de las tecnologías y permitir las transacciones entre cuentas. Los estándares de datos comunes también desempeñarán un papel importante en la interoperabilidad.
Con el ejemplo de Bitcoin (BTC), la infraestructura blockchain proporciona una red pública totalmente descentralizada y sin permisos sobre la que, en teoría, ninguna persona, entidad o autoridad tiene control. Del mismo modo, blockchain y/o los DLT pueden proporcionar una red similar para apoyar la emisión de CBDC dentro una población nacional.
Sin embargo, el marco regulatorio más popular para las monedas digitales es una red centralizada y autorizada que proporciona a la autoridad emisora, que suele ser el banco central de un país, un grado de control y una mayor vigilancia de la “blockchain” que registra las transacciones de la moneda digital. Ese libro de contabilidad distribuido centralizado y con permisos podría abordar estos atributos clave.
Para algunos comentaristas, la capacidad de los bancos centrales de emitir CBDC programables en una blockchain centralizada y autorizada es un avance positivo: por ejemplo, definir y controlar los usos del dinero digital emitido para que solo pueda utilizarse para alimentos, no para alcohol, cigarrillos o apuestas. También hay beneficios de transparencia que permiten a los gobiernos actuar sobre la evasión fiscal y otras actividades ilícitas, mediante el acceso a los datos transaccionales subyacentes.
La razón original del white paper de Satoshi era establecer un protocolo que permitiera el intercambio digital de valor, entre pares, sin la dependencia o el requisito de pasar por una autoridad central.
Resulta irónico que las mismas ventajas que Satoshi explicaba en ese documento ahora sean consideradas por los bancos centrales cuando investigan y estudian cómo la tecnología podría apuntalar una nueva moneda emitida digitalmente. Los dos conceptos han entrado en la conversación cotidiana casi simultáneamente, haciendo que parezca que están entrelazados. Sin embargo, tanto la tecnología como el caso de uso pueden existir por separado.
Digital Isle of Man, una agencia ejecutiva del gobierno de la Isla de Man, sigue fomentando y apoyando la investigación sobre la emisión y el uso de monedas digitales en todas sus formas, incluidas las stablecoins y las CBDC. Soramitsu, una empresa de tecnología financiera que ofrece soluciones basadas en blockchain a empresas y gobiernos (y que actualmente está asociada al programa de aceleración de la agencia) recientemente anunció su asociación con el Banco Nacional de Camboya para establecer una moneda digital segura y estandarizada, alternativa al dinero en efectivo, en una plataforma de pago única. El sistema Bakong se basa en Hyperledger Iroha, integrado en el sistema bancario tradicional, y proporciona a los usuarios un fácil acceso mediante el escaneo de documentos de identidad, la comprobación de fotografías y la detección biométrica. Contar con esta experiencia internacional proporciona a la isla una visión significativa de cualquier posible implementación futura de monedas digitales.
Por supuesto, existen una serie de asuntos técnicos, económicos, financieros y legales, incluyendo el impacto de una moneda digital en la política monetaria, la estabilidad financiera y los modelos de negocio de los bancos, que desafortunadamente están más allá de los límites de este artículo.
Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí son solo del autor y no necesariamente reflejan o representan los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph.
Steve Billinghurst es el jefe de regulación de Digital Isle of Man, responsable de relacionarse con las empresas e individuos interesados en comprender cómo el marco regulatorio de los servicios financieros de la isla afecta a su propuesta de negocio digital. El papel de Steve también se ha extendido a mantener el conocimiento y la comprensión de los desarrollos de las criptofinanzas internacionales en las jurisdicciones competidoras clave y a garantizar la posición competitiva de la Isla de Man a través de la revisión y actualización continua de su propio marco legislativo.
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