Latinoamérica: menos pobreza, más ingreso, pero también más desigualdad
¿Qué se dice de Latinoamérica? Que los ricos son muy ricos y los pobres son muy pobres. Que la clase media es una ilusión, una fantasía, una quimera. Que la desigualdad es tan grande que provoca tensiones sociales que se traducen en inestabilidad política. Que los movimientos populistas de izquierda y derecha se disputan el poder con promesas vacías y discursos incendiarios. Que la corrupción, la violencia y la pobreza son el pan de cada día. Que la democracia, el desarrollo y la justicia son sueños lejanos. Que la cultura, la diversidad y la alegría son lo único que nos queda. Que somos el continente olvidado, el patio trasero, el problema sin solución.
Este, en pocas palabras, es Latinoamérica para el mundo. Pero, ¿es esta la verdadera imagen de nuestra región? ¿O es una caricatura simplista y estereotipada que ignora la complejidad y la riqueza de nuestras sociedades? ¿No hay acaso también ejemplos de progreso, de innovación, de solidaridad, de esperanza? ¿No hay acaso también desafíos, oportunidades, potencialidades, aspiraciones? ¿No somos acaso también ciudadanos, actores, agentes, protagonistas?
La Cepal, el organismo de la ONU que se encarga de analizar la situación social y económica de nuestra región, el jueves pasado presentó su informe “Panorama Social de América Latina y el Caribe 2023” y las noticias no son muy alentadoras. Según la Cepal, la pobreza y la pobreza extrema se mantendrán estables este año, en los mismos niveles que en 2022 y 2019, antes de la pandemia. Es decir, que no hemos avanzado nada en reducir este indicador, que es uno de los objetivos de desarrollo sostenible.
Pero eso no es todo. La Cepal también nos dice que la pobreza extrema ha aumentado en más de 20 millones de personas desde 2011, lo que significa que hay más gente que vive en condiciones de miseria. Y que el crecimiento económico de la región será de apenas 1.7% en 2023, muy por debajo del 3.8% de 2022, y que podría caer al 1.5% en 2024. Con estos números, no hay forma de esperar mejoras en materia de pobreza en la región.
¿Y qué pasa con la desigualdad? Pues que sigue siendo muy alta, como siempre. La Cepal nos recuerda que en América Latina el 10% más rico de la población recibe un ingreso 21 veces mayor que el 10% más pobre, lo que muestra una enorme brecha entre los que tienen y los que no tienen. Y que la concentración de la riqueza es aún mayor, ya que el patrimonio de los 105 milmillonarios de la región representa casi el 4% del patrimonio de toda la población, y que ha superado los niveles de 2019 y 2020.
¿Qué te parece? ¿No te parece una situación injusta, indignante, insostenible? ¿No te parece que algo hay que hacer para cambiar esta realidad? ¿No te parece que tenemos que exigir a nuestros gobiernos, a nuestros líderes, a nuestros representantes, que tomen medidas para combatir la pobreza, la desigualdad, la exclusión? ¿No te parece que tenemos que participar activamente en la construcción de una sociedad más justa, más solidaria, más humana?
O tal vez te parece que esto es normal, que así es como son las cosas, que no hay nada que hacer, que no vale la pena luchar, que no hay esperanza. Tal vez te parece que la pobreza es culpa de los pobres, que la desigualdad es natural, que la exclusión es inevitable. Tal vez te parece que lo mejor es resignarse, conformarse, adaptarse. Tal vez te parece que esto es Latinoamérica, y que no hay otra opción.
Claro que Latinoamérica no es solo pobreza, desigualdad y exclusión. Latinoamérica también es diversidad, creatividad y resistencia. Latinoamérica también es historia, cultura y alegría. Latinoamérica también es sueño, proyecto y futuro. Latinoamérica también es pueblo, voz y acción.
¿Por qué hay tanta desigualdad en el mundo? ¿Por qué hay países ricos y países pobres? ¿Por qué hay gente que vive en el lujo y gente que vive en la miseria? ¿Por qué hay ciudades modernas y campos atrasados? ¿Por qué hay centros poderosos y periferias marginadas? ¿Por qué hay unos que mandan y otros que obedecen? ¿Por qué hay unos que tienen y otros que no tienen?
Pues resulta que todo esto tiene que ver con un fenómeno llamado economía dual. La economía dual es una forma de organización social y política donde un centro metropolitano domina directa o indirectamente a sus territorios periféricos, marcando las pautas económicas, políticas, sociales y culturales. El centro se cree superior y proveedor de orden y eficiencia para el resto del sistema. El centro define el estándar. El papel de la periferia es imitar y servir al centro. La periferia para desarrollarse debe seguir el estándar que impone el centro.
La economía dual no es solo una forma de dividir el mundo entre países desarrollados y países subdesarrollados. La economía dual también existe dentro de cada país, entre la ciudad y el campo, entre el rico y el pobre. Dentro de cada país, hay un sector moderno y próspero donde habita una minoría concentrada en las grandes ciudades. Y hay un sector mayoritario que se encuentra disperso en los campos, los pequeños pueblos y las zonas marginales de los centros urbanos. Hay un sector dominante que mantiene en sus manos todo el poder político y económico. Y hay un sector dominado que funciona como una reserva de mano de obra barata, de materias primas y de productos agrícolas.
La economía dual genera desigualdad, exclusión y dependencia. Porque la economía dual impide el desarrollo integral y sostenible de los pueblos. Porque la economía dual niega la diversidad, la autonomía y la participación de las comunidades. Porque la economía dual beneficia a unos pocos a costa de muchos.
¿Qué podemos hacer al respecto? Una de las formas de mejorar la situación de nuestra región es fomentar la solidaridad, la cooperación y la creatividad entre todas las regiones. Esto significa que debemos apoyarnos unos a otros, compartir nuestros recursos y conocimientos, y generar soluciones innovadoras a nuestros problemas. Así podremos aprovechar el potencial de cada territorio, sin depender de las grandes ciudades que acaparan el poder y la riqueza. Podremos crear una economía más equitativa, diversa y sostenible, que beneficie a todos los habitantes de Latinoamérica.
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