Latinoamérica: la región que menos crece en el mundo. ¿Por qué?
¿Por qué algunas sociedades se derrumban como un castillo de naipes? ¿Qué hace que una civilización pase de ser próspera y feliz a ser miserable y caótica? ¿Cómo se logra el crecimiento?
Una sociedad es como un equipo de fútbol. Todos los jugadores tienen que cumplir su función, respetar las reglas del juego y cooperar entre sí para ganar el partido. Si cada uno hace lo que le da la gana, si hay trampas, peleas y egoísmos, el equipo está condenado al fracaso. Y lo peor es que no solo pierde el equipo, sino también cada uno de sus miembros.
Cuando las personas pierden el sentido de lo que es bueno, justo y productivo, cuando se dejan llevar por sus intereses particulares y se olvidan del bien común, cuando esto ocurre, la sociedad se desintegra. La confianza se rompe, la solidaridad se debilita, la violencia se desata. La gente deja de ser ciudadanos para convertirse en enemigos.
En el corazón de toda crisis social, siempre subyace una incapacidad de trabajar con los demás. Por eso, si queremos evitar que nuestra sociedad se hunda, tenemos que ser más competentes y más organizados. Tenemos que recordar que somos parte de un proyecto colectivo que nos beneficia a todos. Tenemos que ser responsables, honestos y generosos. Tenemos que ser buenos. Porque solo así podremos construir una sociedad mejor. La desigualdad, la corrupción y la falta de competitividad son unas de las razones principales por las que Latinoamérica es una región que crece tan poco.
El Banco Mundial, en su último informe sobre América Latina, dice que la región crecerá solo un 2% este año, lo cual es mejor que hace seis meses, pero peor que cualquier otra parte del planeta. Y eso que hemos tenido suerte de que no nos haya afectado tanto la guerra en Ucrania, ni la inflación, ni la deuda, ni los bajos precios de las materias primas. Bueno, a algunos sí, como a Argentina y Chile, que se van a encoger como pasas. Pero otros, como México y Colombia, van a crecer un poco más. Y Perú, pues ahí va, tirando con lo que puede.
El Banco Mundial dice que los países de América Latina han hecho algunas reformas buenas, pero no suficientes. Dice que hay que impulsar la inclusión y el crecimiento, mejorar la gobernanza y generar consenso social. Vamos, lo que se dice en todas las reuniones de economistas. Pero no dice cómo hacerlo.
Latinoamérica crece poco. O sea, se arma la gorda (como siempre). Y no me refiero a la gorda de Botero, sino a la gorda de los problemas. De hecho, esta es la historia de nunca acabar. Porque el bajo crecimiento trae una serie de consecuencias negativas.
Pobreza: Cuando Latinoamérica crece poco, la gente se empobrece. Y no solo eso, sino que también se hace más desigual. Es decir, que los ricos se hacen más ricos y los pobres se hacen más pobres. Y eso no es justo, ni bueno, ni bonito.
Inestabilidad política: Cuando Latinoamérica crece poco, la gente se enfada. Y cuando la gente se enfada, protesta. Y cuando la gente protesta, los gobiernos se asustan. Y cuando los gobiernos se asustan, hacen cosas malas. Como reprimir, corromper o mentir. Y eso tampoco es justo, ni bueno, ni bonito.
Menor inversión: Cuando Latinoamérica crece poco, los inversores se aburren. Y cuando los inversores se aburren, se van a otro lado. Y cuando los inversores se van a otro lado, la región pierde oportunidades de desarrollo. Y eso menos aún es justo, ni bueno, ni bonito.
Como ves, el bajo crecimiento de Latinoamérica es un problema serio, que hay que solucionar cuanto antes.
¿Qué puede hacer un latinoamericano que vive y opera en la región? ¿Qué puede hacer una persona con sus inversiones? Estas son preguntas que muchos se hacen en estos tiempos de incertidumbre económica y política. La respuesta no es fácil, pero hay algunas claves que pueden ayudarnos a sobrevivir y prosperar.
Lo primero es ser muy cuidadoso con nuestro dinero. Eso implica refugiarse mayormente en activos estables y seguros, como el dólar, el euro y los bonos. Y ser muy prudente a la hora de asumir riesgos, como invertir en acciones, bonos basura o criptomonedas. Eso también significa que hay que tener un fondo de reserva, seguros y todas las precauciones necesarias para afrontar posibles emergencias o imprevistos.
Lo segundo es mejorar en lo profesional. Ser cada vez más competitivo, innovador y adaptable al cambio. Aprovechar las oportunidades que ofrece la tecnología, la educación y el emprendimiento. Buscar alianzas, redes y mercados que nos permitan crecer y diversificar nuestros ingresos.
En otras palabras, hay que trabajar más para que el bajo crecimiento no tenga tanto impacto.
Claro que no todo es malo en Latinoamérica. A pesar de los problemas colectivos que aquejan a nuestra región, a nivel individual aún hay muchas oportunidades para prosperar. El hecho de que tengamos mercados más ineficientes e inmaduros también abre la puerta para muchas ventajas. Por ejemplo, para las personas con capital, los márgenes de ganancias en los buenos negocios suelen ser mayores que en países más desarrollados como Estados Unidos o Europa. Allí, la competencia es más feroz y los consumidores son más exigentes. Aquí, con un poco de creatividad y buen servicio, puedes destacarte fácilmente.
Por otro lado, en Latinoamérica, irónicamente, es más fácil sobrevivir con un negocio simple, malo o mediocre debido a estas ineficiencias, inmadurez e informalidad. En Estados Unidos y Europa, lo simple, malo o mediocre, normalmente es eliminado sin piedad por el mercado o por las regulaciones. Allí, si no te adaptas, te quedas atrás. Aquí, puedes seguir vendiendo lo mismo de siempre y tener una clientela fiel.
Entonces, en vez de estar lamentándonos tanto de nuestras carencias, podemos comenzar a aprovechar las oportunidades que ofrece nuestra región tan peculiar. Podemos ver el lado positivo de las cosas y sacar provecho de nuestra diversidad, nuestra cultura, nuestra creatividad y nuestra resiliencia. Podemos aprender de los ejemplos exitosos que hay en otros países, pero también adaptarlos a nuestra realidad y a nuestras necesidades. Podemos ser más innovadores, más colaborativos y más solidarios. Podemos ser más latinoamericanos.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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