La verdadera revolución tecnológica (y qué tiene que ver Bitcoin con eso)

Si buscas en Internet cuál es la mayor tendencia ahora mismo (o “buzzword” -palabra de moda- dirían algunos), la respuesta será Web3. En palabras del inversionista Packy McCormick, Web3 es “un internet propiedad de los desarrolladores y los usuarios, coordinado con tokens”(1). Es fácil vislumbrar en este sentido que Bitcoin es la punta de lanza de lo que muchos apuntan con el rumbo de nuestra forma de navegar y buscar información en la world wide web.

Sin embargo, ninguna de estas tecnologías o tendencias sería posible sin el verdadero germen revolucionario, o disruptivo en una jerga más sofisticada, que es el Software Libre -movimiento Open Source– que consiste en publicar programas informáticos que pueden ser utilizados y modificados a gusto de el usuario.

Esta idea nació allí en los laboratorios del MIT, en la década de 1980, con Richard Stallman y el manifiesto GNU(2). La idea de Stallman era que si me gusta una pieza de software y es útil para mí, entonces podría ser útil para otros, por lo que yo debería permitir su uso libre y sin restricciones. El poder de cambiar y personalizar sin tener que pagar por permisos, sin siquiera tener que pedir permiso. Simplemente manteniendo el crédito al creador original, el llamado “copyleft”, en contra de los derechos de autor, que es la protección legal de las creaciones.

Para que el software de código abierto crezca, se requiere un proceso de contribución de la comunidad. Esto significa que las personas se comuniquen y compartan sus propuestas de mejora, así como el apoyo a desarrolladores y usuarios. Todo en nombre del buen funcionamiento de ese software.

La evolución de la revolución

Con el mismo espíritu de código abierto y software libre, Linus Torvalds inventa Linux, un sistema operativo 100 % de código abierto. Ahora, los ingenieros y los curiosos podían trabajar en cualquier hardware, desde máquinas que se habían quedado ya sin soporte, hasta tableros fabricados en el garaje de casa.

Esto ha brindado infinitas posibilidades a los desarrolladores y entusiastas de la tecnología en general. La cosa adquiere una nueva proporción. Linux se convierte en la pieza central de la World Wide Web. El esfuerzo colaborativo crece y se sigue retroalimentando. Hoy se estima que más del 90% de los servidores de datos en Internet ejecutan Linux. (3)

No habría Bitcoin si tuviéramos que viajar con nuestras portátiles 

En 2003, un grupo de desarrolladores decidió instalar y adaptar una versión de Linux en una cámara digital. Nació Android. El hecho de que Android se construyera sobre Linux, una plataforma que ya tenía membresía y una gran comunidad en ese momento, permitió la creación de una avalancha de otro software, que ahora conocemos como aplicaciones, proveniente de todos los rincones. Desde cada garaje, sótano, ático o la oficina de un programador. Esto es lo que dejó atrás a los BlackBerry y Nokia con sus sistemas propietarios. Aunque iOS, el sistema propietario de Apple, se ha resistido, Android ahora representa el 75% de los dispositivos móviles y el 40% del mercado de computadoras en general. (4)

Descentralizado, anónimo y libre

Todas las ventajas del Software Libre mencionadas anteriormente se aplican a Bitcoin: El esfuerzo colaborativo, la total apertura del código y la ingeniería, la posibilidad de ejecutarse en cualquier hardware y sistema operativo, etc., pero con dos capas más que lo “democratizan”, lo que hace que el acceso público al software sea aún más amplio. Es anónimo y descentralizado.

Como todos ya sabrán, la creación de Bitcoin en 2009, es publicada por un anónimo bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto. Naturalmente, cuanto más conocido sea Bitcoin, mayor será la curiosidad sobre quién es este Satoshi. Sin embargo, para Bitcoin y el funcionamiento de su red, no importa quién sea. Es parte del diseño del mismo sistema: Una creación anónima no tiene un punto de referencia, una autoridad máxima sobre ese sistema. En la comunidad nace, y como comunidad se establece, sin órganos ni personajes centrales.

Bitcoin también es una red peer-to-peer (o p2p), lo que significa que funciona sin un servidor de datos central. Todo se ejecuta en cada máquina presente en la red. Nadie presente en la red puede “apagar” o incluso ejecutar ningún cambio sin que toda la red reconozca ese cambio como legítimo.

Web3 es libre

Los dispositivos móviles y, por tanto, el software libre, fueron partes fundamentales del internet que conocemos hoy. Y con la llegada de Web3, deberían convertirse en algo habitual. El papel del esfuerzo colaborativo, de dedicar máquinas, tiempo y desarrollo a las aportaciones en una determinada red, es central en la creación de esta nueva internet compuesta por tokens, permisos y protección, así como por el secreto de la información. Por eso vale la pena recordar a este autor, para que no se menosprecie la libertad conquistada.

Bibliografía

  1. https://www.nytimes.com/interactive/2022/03/18/technology/web3-definition-internet.html#:~:text=Web3%20is%20the%20name%20some,the%20past%20year%20or%20so.
  2. https://www.gnu.org/gnu/manifesto.en.html
  3. https://www.androidauthority.com/linux-1022218/
  4. https://gs.statcounter.com/os-market-share/mobile/worldwide / https://gs.statcounter.com/os-market-share

Fabiano Dias es desarrollador de negocios internacionales para Bitwage y trabaja con criptomonedas desde 2015. Ya participó como conferencista en Bitconf Brasil, Descentralizar, y representó Bitwage en Blockchain & Bitcoin Conference Prague, IMTC y Viva Tech Paris 2018.

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