La justicia económica no necesita de blockchain, según asesores de “The Squad”
Los progresistas estadounidenses, en particular el grupo de congresistas de alto perfil conocido como “the Squad”, han expresado mucho sobre cuestiones de equidad económica, el impacto social corrosivo de las grandes tecnologías y la necesidad de reinventar la política fiscal y monetaria en el período posterior a 2008 y al COVID-19.
¿Cómo ven las tecnologías blockchain y los debates posteriores que han rodeado al dólar digital, dado el potencial de cierta superposición cuando se trata de algunas preocupaciones como la inclusión financiera, la distribución eficiente y la privacidad de los ciudadanos?
En una entrevista reciente para Forbes, los asesores de política económica de varios miembros del Squad —Alexia Ocasio-Cortez (D-NY), Rashida Tlaib (D-MI) y Ayanna Pressley (D-MA)— señalaron fuertemente su posición como contra el de muchos en el espacio blockchain.
Chastity Murphy, asesora de política económica de la representante Tlaib, se comprometió con la cuestión del dólar digital como se planteó en la reciente “Ley de Impulso Automático a las Comunidades”, que propuso digitalizar la moneda para 2021 como un medio para hacer más eficientes los pagos de estímulo público. Murphy dijo:
“Hay mucho entusiasmo en torno a la tecnología blockchain, principalmente de personas que están pensando en sus usos en el sector privado. Cuando se trata de pagos digitales administrados públicamente, la pregunta más importante no es cómo crear un registro distribuido administrado por múltiples actores, sino cómo crear efectivo digital, que puedes guardar en tu bolsillo, que no requiere ningún ledger. Esa es la mayor prioridad, en nuestra opinión”.
Murphy y otros asesores del Squad han enfatizado la importancia de permitir pagos recurrentes a los ciudadanos durante la crisis económica y de salud pública de COVID-19.
Para los progresistas como Murphy, el compromiso con las nuevas tecnologías en el campo de las finanzas y las políticas públicas se centra menos en el estado en cortocircuito y otros actores intermediarios, y más en los sesgos incrustados en muchas de las llamadas soluciones “disruptivas” o innovadoras.
Murphy señaló el impacto sistémico y dañino de la automatización y la gobernanza algorítmica en las comunidades marginadas y las personas de color. Para ilustrar este punto, destacó la tecnología de reconocimiento facial y su potencial para reforzar la discriminación racial en áreas como la aplicación de la ley y la vigilancia. Esta tecnología es, para ella, “un ejemplo de lo que sucede cuando se separan las cuestiones de eficiencia y diseño de las cuestiones de exclusión, acceso y privacidad”.
Otra respuesta de Aya Ibrahim, asesora de política económica del Representante Pressley, reveló una diferencia similar en las prioridades cuando se trata de actores privados que aspiran a presentar sus propias “soluciones” a la exclusión financiera. Ella le dijo a Forbes:
“El punto de venta de Libra de Facebook inicialmente era que esta iba a ser una forma de depositar a los no bancarizados y servir mejor a los menos bancarizados, pero eso no existiría necesariamente si hubiéramos brindado los servicios que deberíamos haber brindado”.
En su énfasis en la necesidad de medidas coordinadas, dirigidas por el estado y públicamente fiscalizables para abordar la marginación financiera, la creciente desigualdad y el estancamiento secular, las prioridades del Squad —especialmente cuando se trata de política fiscal y monetaria— los colocan a cierta distancia de los defensores de monedas digitales descentralizadas del sector privado.
Los progresistas han sido influenciados por pensadores económicos heterodoxos como Stephanie Kelton y otros defensores de la Política Monetaria Moderna, así como por economistas que abogan por las posibilidades de un “estado emprendedor”, como Mariana Mazzucato.
Dichos pensadores comparten una postura crítica con muchos defensores de las criptomonedas cuando se trata de políticas como la expansión cuantitativa y la política monetaria flexible; sin embargo, su crítica está motivada por el impacto regresivo que estas políticas tienen sobre la distribución económica debido a la excesiva inflación de los precios de los activos.
De manera relacionada, la defensa de los progresistas del gasto deficitario y la flexibilidad macroeconómica de la que disfrutan muchos estados como soberanos monetarios, está a un mundo de distancia de los defensores del “dinero fuerte” y la oferta de divisas limitada en la esfera de las criptomonedas.
No obstante, los críticos de la gran tecnología en todo el espectro político recordarán sin duda la dura caracterización de Ocasio-Cortez de las propuestas de Facebook para Libra en 2019:
“En la historia de este país, existe un término para recibir pagos en una moneda controlada por las empresas. […] Se llama ‘scrip'”.
“La idea de que tu salario podría ser controlado por una corporación en lugar de un gobierno soberano”, continuó Ocasio-Cortez, corre el riesgo de desestabilizar lo que debería ser un bien público.
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