La inflación y el caos bancario: ¿Debería la Fed tomar una pausa?
En muchos sentidos, el actual caos bancario se lo debemos a los cambios en política monetaria. Eso, sin embargo, no significa que la Reserva Federal, el banco central de los Estados Unidos, tiene la culpa de lo que está pasando. Lo que tenemos en realidad es una crisis de confianza. Y eso se relaciona al mal manejo del riesgo por parte de bancos individuales. Por otro lado, también podemos hablar de la falta de supervisión por parte de los reguladores. Eso significa que muchos bancos regionales y de tamaño medio están, en este momento, en el mismo bote que los bancos caídos. ¿Debería la Fed tomar una pausa para evitar una crisis mayor?
Lo ocurrido se podría resumir como el clásico desajuste entre pasivos, activos y liquidez. Los bancos comenzaron a perder clientes debido a los altos costos del crédito. Y, para poder responder a esos retiros, comenzaron a vender activos (asumiendo pérdidas). Eso es lo que ocurrió en el caso del Silicon Valley Bank. Este banco tenía muchos clientes del sector tecnológico. Debido a que sus clientes no estaban solicitando muchos préstamos, el banco decidió comprar bonos-T de larga duración. Luego, con el aumento de los retiros, el banco se vio en la obligación de vender bonos (asumiendo pérdidas). Esta situación produjo una crisis de confianza. Y se formó una corrida bancaria. Acto seguido: La quiebra. Luego, la intervención.
La subida de las tasas de interés es responsable por desalentar el crédito y por incrementar el atractivo del mercado de bonos. Pero eso se está haciendo para reducir la inflación. Bien sabemos que una política de endurecimiento monetario es necesaria para bajar la demanda. Obvio que habrá dolor. Eso se sabe. Pero la alternativa es mucho más dolorosa. ¿Cuál es la alternativa? La alternativa es no hacer nada. La alternativa es la indulgencia, la imprudencia y la indisciplina. La alternativa es tener una inflación fuera de control por mucho tiempo.
El crédito mueve al mundo. Y los bancos son el punto de encuentro entre los prestamistas y los prestatarios. El buen funcionamiento de los bancos es vital para la economía. Sin crédito, la economía se hunde. Es la muerte por asfixia. Porque la escasez de dinero lo paraliza todo. El crédito es demanda. La demanda es gasto. El gasto es ingreso. El ingreso es empleo. Y el empleo es bienestar.
Ahora algo sobre la confianza. La banca es principalmente un asunto de confianza. La confianza se gana con mucha lentitud. Sin embargo, se puede perder con gran rapidez. El miedo y el pesimismo lo pueden destruir todo. Claro que hemos aprendido bastante de la historia. Hoy sabemos cómo evitar las crisis bancarias. Ya no estamos en el siglo XIX. Pese a que muchos conservadores (de la boca para afuera) quieren retornar al siglo XIX, ya no estamos en el siglo XIX. En la actualidad, contamos con herramientas y mecanismos de protección. “Los seguros”, por ejemplo. Un “prestamista de última instancia”, otro ejemplo.
Bien sabemos que en Silicon Valley hay muchos libertarios. Y, seguramente, Silicon Valley Bank tenía muchos clientes de esta corriente política. Ahora bien, me atrevería a decir que ninguno de ellos rechazó la intervención estatal en este caso. Seguramente, fueron al banco a retirar su dinero después de la quiebra gracias al Papá Estado. Ninguno decidió perder su dinero en nombre de la responsabilidad individual. Y eso sucede, porque hemos aprendido del pasado. Sabemos muy bien las consecuencias de no hacer nada. Nadie quiere una crisis bancaria que pueda durar años y décadas. En estos casos, se apela al pragmatismo. Y se aceptan las medidas de intervención como un mal necesario.
Esta crisis, sin embargo, resulta bastante problemática en el contexto de la lucha contra la inflación. Por un lado, la parálisis económica que podría causar una crisis bancaria a gran escala ejerce fuertes presiones deflacionarias. El pánico frena la inversión. Y todo se desacelera debido a la reducción del crédito.
Por otro lado, las inyecciones de liquidez requeridas para proteger a los clientes de los bancos caídos y para restaurar la confianza en el sistema ejercen presiones inflacionarias. Tanto dinero en la calle no es muy bueno para bajar la inflación.
¿Qué hará la Fed? He ahí el dilema. Si, en este momento, el Fed toma una pausa en el aumento de las tasas, podríamos retroceder en la lucha contra la inflación. Por otro lado, si la Fed sigue aumentando las tasas con misma agresividad, más bancos podrían caer debido a ello. En otras palabras, la Fed está entre la espada y la pared. Toda decisión exige un sacrificio.
En teoría, la Fed debería seguir con su política de endurecimiento monetario. Con dolor o sin dolor, la Fed tiene que hacer lo que la Fed tiene que hacer. Debería enfocarse en los datos y ya. El caos bancario se tiene que solventar. Pero se debe solventar, de manera coordinada, con el Tesoro y la Corporación Federal de Seguros de Depósitos.
¿Este caos bancario beneficia a Bitcoin? Ya lo ha beneficiado. Se ha hecho una campaña muy exitosa promoviendo que el colapso bancario es bueno para Bitcoin por tratarse de una mejor alternativa. Los alcistas están de fiesta, porque han logrado convencer a muchas personas de esta narrativa anti-establecimiento. En esta oportunidad, se ha podido capitalizar la crisis a favor de la narrativa libertaria. Eso no lo podemos negar. La gran pregunta: ¿Esto es pasajero o permanente?
Los minoristas se dejan llevar mucho por las campañas orquestadas desde las redes sociales. Pero es un error subestimar el poder de una narrativa. Si muchos compradores creen que Bitcoin va a subir de precio, eso puede ser suficiente para que Bitcoin suba de precio. Porque los mercados tienden a cumplir sus propias profecías. Eso es exactamente lo que está pasando. Los alcistas están aprovechando la crisis, captando compradores.
En un clima de tanta incertidumbre, la volatilidad es inevitable. Las cosas suben. Las cosas bajan. Y lo hacen de manera bastante impredecible. ¿Qué hará la Fed? No lo sabemos. Antes de la crisis bancaria, se esperaba un incremento del 0.25%. Algunos, de hecho, esperaban un incremento del 0.5%. Sin embargo, ahora no podemos estar tan seguros. En este momento, el optimismo está retornando gradualmente a los mercados, porque la situación, al parecer, se ha logrado contener. Todo parece indicar que las autoridades tienen el asunto bajo control. El pánico está quedando atrás. De hecho, los inversores están volviendo a comprar acciones en el sector bancario. Este optimismo, previo a la reunión de esta semana, se podría interpretar como una muestra de confianza para la Fed.
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