La importancia de la gestión del riesgo: cómo medir, controlar y mitigar el riesgo
Toda inversión conlleva un riesgo. El que no arriesga no gana. Pero también escapa a la posibilidad de perder. Debes saber que el inversor está expuesto a un tipo de riesgo muy específico: el riesgo financiero. Este riesgo es un número que mide la probabilidad de que pierdas tu inversión o que no obtengas el rendimiento esperado. Por suerte, hay formas de gestionar este riesgo: identificarlo, controlarlo y mitigarlo. Así podrás proteger tu patrimonio. ¿Quieres saber más? Bueno, hablemos de gestión del riesgo.
En este artículo voy a hablar solamente del “riesgo de mercado”, uno de los tipos de riesgo financiero que existen. Ojo, el riesgo no es algo malo. Es una realidad de la vida que hay que aceptar y gestionar. Además, no te dejes engañar por los que abusan del término “riesgo” para promover sus intereses. Algunos minimizan el riesgo a conveniencia. Con juegos de palabras, intentan invertir los distintos significados de la palabra “riesgo” para ganar falsamente los argumentos o crear un falso sentido de seguridad. El riesgo es lo que es, y hay que medirlo y controlarlo.
¿Qué es el riesgo de mercado? El “riesgo de mercado” es la incertidumbre sobre los resultados financieros que se derivan de las fluctuaciones de los precios de los activos financieros, como las acciones, los bonos, las divisas, Bitcoin y las demás criptomonedas. Estos activos pueden subir o bajar de valor según la oferta y la demanda, las expectativas, los eventos económicos, políticos o sociales, etc. El riesgo de mercado afecta tanto a los inversores como a las entidades financieras que poseen o negocian estos activos.
El riesgo está relacionado con la volatilidad, que es la medida de cuánto varía el valor de un activo. Cuanto más volátil sea un activo, más riesgoso será. Por ejemplo, Bitcoin es un activo muy volátil, porque su precio cambia mucho y rápidamente. Eso significa que puedes ganar mucho dinero si compras y vendes en el momento adecuado, pero también puedes perder mucho si te equivocas.
Por el contrario, un bono del Tesoro de los Estados Unidos es un activo muy seguro, porque su precio es estable y predecible. Eso significa que puedes estar tranquilo de que recibirás tu dinero al final del plazo, pero también que no obtendrás grandes beneficios.
Entonces, ¿qué prefieres? ¿Riesgo o seguridad? ¿Volatilidad o estabilidad? ¿Bitcoin o bonos? La respuesta depende de tu perfil de inversor, de tus objetivos y de tu tolerancia al estrés. Lo importante es que sepas lo que estás haciendo y que no te dejes llevar por la codicia o el miedo. Recuerda: el riesgo y la oportunidad están unidos. Un activo seguro es un activo aburrido. Un activo riesgoso es un activo emocionante.
El primer paso es medir el riesgo. Para eso, necesitas conocer la probabilidad y el impacto de los posibles escenarios que pueden afectar tu inversión. Por ejemplo, si inviertes en Bitcoin, puedes estimar que la probabilidad de que suban o bajen de precio es sumamente alta. Si nos guiamos por el historial de Bitcoin, sabemos que el precio puede caer hasta un 80% o más de su máximo. En otras palabras, el riesgo es muy elevado. Claro que esto se compensa porque Bitcoin es un activo que puede crecer varias Xs en un año. Sería un riesgo asimétrico.
El segundo paso es controlar el riesgo. Para eso, necesitas establecer unos límites y unas reglas que te ayuden a tomar decisiones racionales y no emocionales. Por ejemplo, puedes fijar un nivel máximo de pérdida que estás dispuesto a asumir, y vender si lo alcanzas. Es decir, hay que fijar un número.
Lo más sensato es colocar una relación riesgo/ganancias de 1:2. Eso implica que si compramos Bitcoin en $60K con la expectativa de que el precio llegue a $100K de dólares, la ganancia (en teoría) sería $40K por unidad. Lo que implica que no vale la pena poner en riesgo más de $20K en esta transacción. Es decir, que el stop-loss tendría que estar cerca del nivel de los $40K. Y si por casualidad el precio supera los $100K, es buena idea mover el stop-loss a $100K para garantizar las ganancias, pero dejar correr las ganancias en caso de que siga subiendo. Se alargan las ganancias y se recortan las pérdidas.
El tercer paso es mitigar el riesgo. Para ello, es necesario diversificar tu cartera y reducir tu exposición a los factores de riesgo. Siguiendo con el ejemplo anterior, si estabas dispuesto a poner en riesgo $20K por unidad, es necesario que los ingresos de tus otras inversiones (seguras) superen esa posible pérdida. Si no superan ese riesgo, es posible que estés arriesgando demasiado.
Supongamos que compraste bonos, esos papeles que te prometen pagarte una renta fija cada año. Son como un amigo confiable que te presta dinero y te cobra un interés razonable. ¿Qué pasa si el interés que te pagan es mayor que el riesgo que asumes al invertir en otros activos más volátiles, como las acciones o las criptomonedas? Pues que estás haciendo un buen negocio, porque si las cosas se ponen feas, no pierdes tanto dinero. O sea, sigues siendo rico. Pero si las cosas van bien, también ganas algo, aunque no tanto como los que se la juegan. Así que cubres el riesgo y diseñas un portafolio estable, pero con potencial de crecimiento.
Estos son los tres pasos básicos para gestionar el riesgo. Si los sigues, podrás reducir la incertidumbre y aumentar tus posibilidades de éxito. Pero recuerda: el riesgo nunca se elimina del todo. Siempre hay imprevistos que pueden ocurrir. Por eso, lo mejor es que seas prudente y no te arriesgues más de lo necesario.
Ya hablamos de lo que hace un inversor inteligente. Ahora, para aprender por contraste, vamos a concluir con otro ejemplo. Hablamos del inversor torpe e iluso. ¿Bitcoin tiene riesgo? ¿Medición? “No, Bitcoin es un refugio seguro. El riesgo es cero. El único riesgo es no invertir en él. Bitcoin es el futuro.” ¿Cuánto estás dispuesto a perder? ¿Cómo estás controlando el riesgo? “No, yo hago hodling. Pienso en el largo plazo. Nunca venderé. No importa si cae 90%. Yo espero la recuperación.” ¿Cómo mitigas tu riesgo? ¿Estás cubierto? “No, yo tengo todo en Bitcoin. Bitcoin se va a la luna…” Bueno, definitivamente, este es un bitcoiner que seguramente se dejó llevar por la euforia de las redes sociales. Necesita educarse. Necesita gestionar el riesgo.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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