La identidad descentralizada puede llevar el mundo analógico al digital
Es un hecho que los dispositivos conectados necesitan soluciones de identidad digital fiables, basadas en la tecnología de libro mayor distribuido. Se trata de un requisito esencial para el Internet de las cosas (IoT). En la “machine economy”, los dispositivos deben ser capaces de reconocerse y comunicarse entre sí; las soluciones sólidas de gestión de identidades son clave para asegurar eficazmente los datos y los procesos. ¿Pero qué pasa con la gran cantidad de “cosas” analógicas que nos rodean? Seguro que también pueden beneficiarse de la llegada de la identidad digital.
Imagine la siguiente situación: acaba de volver de hacer la compra o de dar un paseo por el parque con su perro cuando, de repente, se da cuenta de que el anillo heredado de la familia que le ha quedado un poco flojo en el dedo ya no está allí. Vuelves sobre tus pasos, exploras el suelo y compruebas las cunetas y las colinas, pero vuelves con las manos vacías. Muchos aspectos de nuestra vida cotidiana se han trasladado a Internet, con cosas preciosas como las contraseñas, los códigos PIN y los certificados de inicio de sesión guardados de forma segura en soluciones de seguridad adecuadas. Puedes recuperarlos en cualquier momento y gestionarlos de forma centralizada. ¿Por qué no se puede hacer lo mismo con el anillo familiar u otros objetos de valor analógicos?
A diferencia de la contraseña del correo electrónico, el anillo sólo existe en el mundo analógico. Podrías etiquetarlo con un dispositivo de rastreo que se conecte a tu teléfono, como el AirTag de Apple, pero esto plantea problemas de privacidad y seguridad, quizá muchos más de los que realmente resuelve, por no mencionar que es un accesorio voluminoso y extraño para una pieza de joyería. Y lo que es más importante, poseemos un número no trivial de objetos de valor analógicos, y poner rastreadores en cada uno de ellos a USD 40 cada uno no es práctico. Ha llegado el momento de hablar de la identidad digital de las cosas analógicas y de invitar por fin a nuestras preciadas posesiones offline a nuestro mundo cada vez más virtual.
¿Qué es la identidad digital descentralizada?
La identidad descentralizada, o DID, se refiere a un identificador digital para algo existente en el mundo físico. Este identificador digital se coloca en un libro mayor distribuido inmutable e incluye una descripción detallada de los atributos, las capacidades y la propiedad. En términos prácticos, esto significa que existe un registro fiable que te establece como propietario de su anillo familiar ahora perdido. Describe el anillo con detalle y lo hace identificable al instante. Con sus credenciales, puede demostrar que es el propietario; basta con colocar un código QR o de barras en miniatura (u otro tipo de identificador escaneable) en el objeto o aplicarlo con láser. Dependiendo del artículo, las etiquetas digitales con capacidades adicionales son otra opción viable.
En comparación con una simple etiqueta u otro dispositivo de seguimiento, la identidad digital tiene algunas otras ventajas clave. Se almacena de forma segura gracias a su respaldo de tecnología de libro mayor distribuido (DLT), y puede establecer la propiedad sin conducir directamente al propietario. Si no desea publicar su información personal identificable en el libro mayor (una decisión sabia en cualquier caso) puede crear su propia identidad digital verificada y asociar sus pertenencias analógicas a ella. En el ejemplo de tu anillo perdido, tienes una prueba de que eres el propietario del anillo y también puedes utilizar la seudonimización para dificultar que terceros no deseados puedan rastrear tus objetos de valor hasta ti.
Propiedad visible de un valor discreto
Las cosas analógicas tienen diferentes tipos de valor, monetario, emocional, práctico, y pueden atraer el acceso no deseado y el posible robo de malos actores en cualquier momento y por cualquier motivo. El establecimiento de un sólido sistema de identidad digital basado en DLT para los objetos físicos valiosos tiene la ventaja añadida de desalentar el robo, ya que la confirmación de la procedencia de un objeto robado en el libro mayor anularía automáticamente la opción de revenderlo.
Para desalentar aún más los intentos de apropiación indebida, puede crear diferentes credenciales verificables asociadas a su identidad digital. También puedes elegir con quién compartes esta información sensible, si es que lo haces. Gracias a la divulgación selectiva, puedes establecer tu propiedad de objetos analógicos de forma fiable, sin compartir más información de la necesaria. Por ejemplo, un registro público en el libro de contabilidad puede indicarle como propietario de un jarrón de porcelana blanca con motivos florales azules que mide 20.5 pulgadas y pesa 14.8 libras.
En otra credencial verificable, puede especificar que el jarrón es un Qianlong, una pieza de coleccionista valorada en millones de dólares. Esta información no tiene por qué ser pública, pero puede compartirla con posibles compradores si decide desprenderse de su preciada pieza de colección. La identidad digital impulsada por DLT le permite controlar por completo cuánta información hace pública y cómo la compartimenta para que se ajuste a sus necesidades individuales de propiedad, identificación y seguridad.
Identificación y autentificación a escala mundial
La comunicación entre plataformas sigue siendo un reto en el ámbito digital, y aún más en el analógico. Verificar la identidad y la propiedad de un objeto a través de las fronteras estatales y las barreras lingüísticas puede ser un proceso prolongado, lento y costoso que implica múltiples pasos y servicios de profesionales certificados. En el caso de objetos o bienes inmuebles especialmente valiosos, la verificación implica a notarios, traductores, asesores independientes e incluso consulados y embajadas. Un sistema de identidad digital unificada puede sustituir las largas cadenas de aprobación y autenticación por una sencilla solución DLT que confirme al instante la propiedad y las características de un objeto analógico en cualquier parte del mundo.
Sin embargo, la identidad digital no sólo es útil para las transacciones transfronterizas. Las cadenas de suministro actuales se extienden por todo el mundo, y el seguimiento de materiales y componentes de productos a través de los continentes es una ardua tarea que sigue siendo, contra todo pronóstico, sorprendentemente analógica. El seguimiento de los envíos todavía se hace a menudo a mano y en papel. La posibilidad de que se produzcan errores humanos es alta, y los errores se arrastran y multiplican a lo largo del ciclo de vida del envío. Una identidad digital inmutable puede acelerar y automatizar muchos procesos logísticos. Los artículos especiales que requieren una manipulación particular, como el control de la temperatura o la estabilización del movimiento, pueden ir acompañados de sensores que supervisen sus condiciones de envío. Al final, los artículos llegarán a su destino con un registro inmutable de su calidad y seguridad de transporte.
Estas soluciones no se limitan a la industria logística. El mundo está en la cúspide de la era post-COVID-19 y la vuelta a los viajes internacionales que promete. Muchos de nosotros tomaremos el cielo en busca de nuevos y emocionantes destinos, pero nuestras maletas en ocasiones no viajarán con nosotros. Según las estadísticas previas a la pandemia, las compañías aéreas de todo el mundo extravían unos 25 millones de maletas al año. Lo más probable es que a usted también le haya sucedido, y que sepa de primera mano lo penoso que es localizar y reclamar su equipaje perdido. Asociar su maleta a una DID permitiría encontrarla al instante: se acabaría la búsqueda de una maleta negra de cáscara dura entre miles. Las aerolíneas también podrían etiquetar su maleta en la facturación con un sensor habilitado para DLT que avisaría a los manipuladores de equipaje de forma sonora o visual si están a punto de meter su maleta en el avión equivocado.
Una vida digital para las cosas analógicas
Los objetos analógicos se pierden o se extravían, es su naturaleza. Tanto si se trata de artículos de producción, como de logística o personales, estos incidentes suelen ser costosos y angustiosos. En nuestra vida cotidiana, cada vez más digitalizada, nuestras posesiones analógicas corren el riesgo de quedar desconectadas permanentemente. En lugar de dejarlos atrás, podemos emparejarlos con una identidad digital que les proporcione la vida posterior electrónica que se merecen, sin que ello suponga una intromisión en su naturaleza.
Una DID no requiere que los objetos analógicos se digitalicen, ni necesita costosos sensores o etiquetas de alta tecnología para funcionar correctamente. En cambio, ofrece una forma asequible, fiable y versátil de sacar los objetos fuera de línea del punto ciego digital.
Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí pertenecen únicamente al autor y no reflejan ni representan necesariamente los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph.
Dominik Schiener es cofundador de la Fundación Iota, una fundación sin ánimo de lucro con sede en Berlín. Supervisa las asociaciones y la realización general de la visión del proyecto. Iota es una tecnología de libro de registros distribuidos para la Internet de las cosas y es una criptomoneda. Además, ganó el mayor hackathon de blockchain en Shanghai. Durante los últimos dos años, se ha centrado en habilitar la “machine economy” a través de Iota.
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