Inflación y Bitcoin: ¿Por qué tanto malentendido?
El término “inflación” significa muchas cosas para muchas personas. Eso explica, en parte, la confusión. Porque la comunicación efectiva requiere definiciones compartidas. Cuando todos comenzamos a redefinir los términos a capricho, el entendimiento se hace más difícil. Por otro lado, tenemos las ideologías. Una minoría ruidosa creen fervientemente que la deflación es la solución a todos los problemas. Pero, para el resto del mundo, la deflación es sinónimo de crisis. Ahora bien, hablemos de la inflación y su (verdadero) efecto en el precio de Bitcoin.
El primer enemigo del concepto de inflación es la anécdota. Me refiero a Pedro Pérez que va al supermercado todos los días. Pedro, muy observador, descubre un aumento significativo en muchos rubros de su consumo. Descubre, por ejemplo, que las manzanas han aumentado en un 30%, el jugo de naranja en un 10% y la gasolina en un 100%. Para él, es evidente que la inflación se ubica en un 50%. ¡Mínimo! Además, su hija en Nueva York le cuenta que los inmuebles por allá están por las nubes. Por supuesto que se indigna al escuchar en las noticias que la inflación para ese año no pasa de un 7%. ¡Mentira! Pedro, que se caracteriza por tener un alto sentido de la justicia, comienza a sospechar que las autoridades lo engañan. ¿Por qué? Bueno, porque lo que ven sus ojos contradice profundamente el dato oficial. ¿A quién creerle?
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El amigo Pedro se alarma con los aumentos. Pero se le olvida considerar los rubros que han registrado bajas en sus precios. Su hija tiene problemas para encontrar vivienda en Nueva York. Pero, en su caso, el alquiler no ha subido en años. Las comunicaciones, los servicios, la ropa, los electrodomésticos, etc. Muchas cosas, de hecho, han bajado de precio. Pero es muy raro que esos rubros participen en las conversaciones sobre la inflación. El mundo está repleto de Pedros. Supuestos expertos en inflación atacando los datos oficiales.
En Estados Unidos, la inflación es un dato publicado por un ente gubernamental usando criterios muy específicos. El indicador incluye muchos rubros y excluye muchos otros. El último Picasso vendido en una subasta, por ejemplo, no es parte del indicador. Tampoco las acciones de Apple. Del mismo modo, el indicador da más importancia al precio de los alquileres que al precio de venta de los inmuebles, por ejemplo. Se trata de un promedio nacional sacado de unos rubros preestablecidos. En otras palabras, estadísticamente hablando, la muestra del amigo Pedro es muy limitada y lo pueden llevar a conclusiones erróneas. Un supermercado en el Sur de la Florida no es muy representativo. Sin embargo, para él, es el mundo entero. En fin, tiene la razón y lo dice en todos lados.
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Ahora bien, ya hablamos de la anécdota como un indicador de inflación muy inadecuado. Ahora hablemos un poco sobre la visión conservadora de la inflación. Para los conservadores, la inflación siempre es algo malo. Diluye el valor de la moneda, disminuye el poder adquisitivo, y desalienta el ahorro. Según los conservadores, “la inflación es siempre un fenómeno monetario”. Lo ideal es tener una moneda dura. Esto implica que la Reserva Federal de los Estados Unidos no debería emitir tanta moneda. Es decir, la deflación es deseable.
Para los conservadores, lo anterior es un asunto de dogma. Y aquí no hay argumento que valga. Esas ideas ya son artículos de fe para ellos y forman parte de sus identidades. Ellos están en lo cierto. Y los demás están profundamente equivocados. Sin embargo, las prácticas económicas actuales difieren bastante de la visión conservadora. La inflación no es únicamente un fenómeno monetario. La deflación es crisis. Y una inflación moderada (2-3%) estimula el crecimiento. Esto aumenta los ingresos, estimula la producción y el empleo, alienta la inversión y sube el precio de los activos. La liberación y retiro de moneda es una necesidad para la estabilidad monetaria. No es la práctica conservadora, pero es la práctica aceptada.
La crisis del coronavirus fue una crisis deflacionaria. Debido a esa deflación histórica, se inyectaron cantidades históricas de liquidez. La liquidez en circulación estimuló la inversión. O sea, se creó un boom financiero. Y eso benefició principalmente a las tecnológicas y a las criptomonedas. Es decir, la deflación causó una caída abismal y una política monetaria laxa subió los precios. Después un principio, la Reserva Federal advirtió que la inflación alcanzaría cifras por encima de las tradicionalmente aceptadas con el fin de elevar las cifras de empleo. Es decir, tiempos excepciones requiere medidas excepcionales.
¿Por qué la inflación? Problemas de las cadenas de producción y distribución. Apagar una máquina es fácil. Pero vencer la inercia y volver a poner la máquina en marcha como antes no es tan fácil. Pese a una inflación en récords históricos, la estrategia de la Reserva ha sido tolerar porque retirar liquidez antes de tiempo sería volver a apagar la máquina. Ese dinero se necesita para reanimar las cadenas de producción y distribución. ¿Cuál es el problema? Bueno, la inflación se salió de control. Y la Reserva se verá en la obligación de retirar liquidez antes de lo anticipado.
La inflación moderada es deseable. No obstante, la inflación excesiva no. Una inflación del 6% todavía es tolerable en circunstancias excepcionales. Por ejemplo, para elevar la tasa de empleo. Pero una inflación del 6% puede seguir aumentando, si no se toman medidas. Eso es exactamente lo que se pretende hacer. La Reserva frenará la compra de bonos y el próximo año subirá las tasas de interés. De esta forma, se baja la inflación. Pero sufren los mercados.
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En lo que respecta al precio de las criptomonedas, la inflación no es el dato más relevante. Lo más relevante es la política monetaria. Las criptomonedas son activos especulativos que se benefician de la liquidez. Así de sencillo. Ahora bien, ¿cómo se comportan los inversores ante esta inflación histórica? Los inversores más preocupados por la inflación se retiran de activos especulativos/crecimiento y se refugian en el cash, bonos-T, bonos corporativos, y acciones valor. Es decir, más Coca-Cola y menos Bitcoin.
El comportamiento del mercado en estos momentos contradice directamente lo que los bitcoiners más devotos nos han dicho por años: Bitcoin es una cobertura de la inflación. Eso es algo que surge de las ideas conservadoras (libertarias). Es más dogma que realidad. Son aspiraciones de personas que defienden un credo. Pero, en lo que corresponde a nuestras finanzas, lo mejor es ser pragmáticos. Es importante dejar la politiquería a un lado. Y describir la realidad objetivamente. Los malentendidos en torno a Bitcoin y la inflación provienen del sesgo ideológico. Hay muchos conservadores en este espacio y siempre presentan una visión conservadora de la situación. Pero, ¿Qué te dice la experiencia? ¿Por qué las últimas caídas? ¿Cómo responde Bitcoin ante los acontecimientos en política monetaria?