Historia y misión de OpenAI, la compañía detrás de ChatGPT
OpenAI es una empresa que crea productos sorprendentes con la inteligencia artificial, como el ChatGPT y Dall-E, que pueden hacer de todo, desde redactar una novela hasta llenar la declaración de la renta. Pero no empezó así. Al principio, era una organización sin fines de lucro que buscaba crear una inteligencia artificial amigable y útil para la humanidad. Uno de sus fundadores fue Elon Musk, el excéntrico dueño de Tesla y SpaceX, que se caracteriza por ser un mesías, un humorista y un adicto a la autopromoción. Junto con Sam Altman y otros inversores, creó la organización en octubre de 2015, prometiendo más de mil millones de dólares a la empresa. Sin embargo, con el tiempo, la compañía cambió bastante de dirección y espíritu. Ahora es más una empresa tecnológica como cualquier otra en Silicon Valley, que busca ganar dinero con grandes y nobles discursos.
Debido a ese giro, Musk (que no es un santo de mi devoción) pidió el divorcio. Al parecer, no le gustó nada el rumbo que tomó OpenAI, que se convirtió en una empresa de código cerrado que cobra por sus servicios. Así que se marchó por la puerta de atrás y dejó a su socio Sam Altman al mando.
Ahora bien, como ya hemos dicho, OpenAI es una empresa que nació en 2015 como una organización sin fines de lucro para crear inteligencia artificial segura y beneficiosa para la humanidad. Sus fundadores incluían a Elon Musk, que luego se fue por diferencias de opinión. OpenAI se especializa en modelos de lenguaje natural, que pueden generar textos increíbles. También investiga en robótica y visión por computadora, y colabora con otras organizaciones para aplicar la inteligencia artificial a problemas reales. Su CEO, Sam Altman, dice que hay que tener miedo de la inteligencia artificial, pero también estar informados sobre su evolución. OpenAI es una empresa que quiere cambiar el mundo con sus creaciones, pero ¿será para bien o para mal?
En esencia, OpenAI se ha convertido en una empresa que comercializa inteligencia artificial a quien tenga los recursos para adquirirla. Su principal producto es la API, que permite producir texto con sus modelos de lenguaje natural. Además, brinda servicios de asesoría e investigación y concede licencias tecnológicas a otras empresas. OpenAI ha obtenido financiamiento de varios inversores, lo que le facilita su investigación y desarrollo. OpenAI afirma que quiere crear inteligencia artificial segura y beneficiosa para la humanidad, pero ¿será cierto o solo un truco publicitario?
OpenAI se ha convertido en una empresa líder en inteligencia artificial (IA) gracias a la financiación que ha recibido de varios inversores y a la calidad de sus productos. Sin embargo, para que sus sistemas de IA funcionen, necesita usar una supercomputadora que le proporciona Microsoft, su socio estratégico. Lo curioso es que Microsoft también es su competidor, ya que desarrolla productos de IA similares a los de OpenAI. ¿Cómo se explica esto? Pues porque Microsoft invirtió una gran cantidad de dinero (13.000 millones de dólares) en OpenAI para que fuera una empresa independiente y libre. Así que ahora OpenAI puede hacer lo que le plazca con su IA, aunque a veces tenga conflictos con Microsoft. Es como si tu mejor amigo te comprara una bicicleta, pero luego te la reclamara porque él también la quiere. ¿No te parece extraño?
La historia de OpenAI me recuerda a la de Michael Corleone, el protagonista de la saga El Padrino. Michael era un joven noble que no quería seguir los pasos de su padre, el jefe de una poderosa familia mafiosa. OpenAI era una organización sin fines de lucro que no quería ser una empresa tecnológica más de Silicon Valley. Quería ser el héroe del público que democratizaría la inteligencia artificial y se la quitaría a los tiranos codiciosos de Google y Meta.
Pero, al igual que le pasó a Michael, entre concesión y concesión, al final se convirtió en uno más. Michael terminó asumiendo el liderazgo de la familia Corleone y cometiendo crímenes atroces. OpenAI terminó convirtiéndose en una empresa con fines de lucro y lanzando productos antes de tiempo, buscando ganar dinero e igualando a los demás, presentándose como unos angelitos.
La inteligencia artificial (IA) es una herramienta que puede hacer cosas maravillosas, pero también terribles. Puede mejorar nuestra calidad de vida, pero también amenazar nuestra existencia. Puede resolver nuestros problemas, pero también crear otros nuevos. Puede ser nuestra aliada, pero también nuestra enemiga. Todo depende de cómo la usemos nosotros, los seres humanos.
La IA es como un cuchillo: puede servir para cortar el pan o para apuñalar a alguien. O como un automóvil: puede servir para transportarnos o para atropellar a alguien. O como un teléfono: puede servir para comunicarnos o para espiarnos. La IA no es buena ni mala en sí misma, sino que depende del uso que le demos y de las intenciones que tengamos.
Por eso, es muy importante que seamos responsables y éticos cuando usamos la IA. No podemos dejar que la IA tome decisiones por nosotros sin supervisión ni control. No podemos dejar que la IA nos manipule ni nos engañe. No podemos dejar que la IA nos quite el trabajo ni nos quite la dignidad. No podemos dejar que la IA nos divida ni nos enfrente.
La IA tiene un gran potencial para mejorar el mundo, pero también para destruirlo. Podemos usarla para curar enfermedades, para educar a las personas, para proteger el medio ambiente, para fomentar la paz. Pero también podemos usarla para hacer la guerra, para discriminar a las personas, para contaminar el planeta, para generar violencia.
La IA es una herramienta poderosa, pero también peligrosa. Por eso, debemos usarla con cuidado y con conciencia. Porque la IA no es más que un reflejo de nosotros mismos, de lo mejor y de lo peor que tenemos como seres humanos.
La IA está siendo desarrollada por un grupo reducido de personas en lugares específicos. Esto podría generar una gran desigualdad de poder si estos sistemas no son abiertos. Sería como si solo un país poseyera un arma nuclear. Uno podría pensar que, si hay muchas IA y una se corrompe, las otras actuarían como protectoras. Pero si solo hay una, el peligro para el sistema sería enorme.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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