Guía del GAFI sobre los activos virtuales: Los NFT ganan, DeFi pierde, el resto permanece sin cambios
El Grupo de Acción Financiera (GAFI) publicó su tan esperada guía sobre activos virtuales, donde se establecen normas que tienen el potencial de remodelar la industria de las criptomonedas en los Estados Unidos y en todo el mundo. La guía aborda uno de los retos más importantes para la industria de las criptomonedas: Convencer a los reguladores, a los legisladores y al público de que no facilita el lavado de dinero.
La normativa se ocupa especialmente de las partes de la industria de las criptomonedas que han provocado recientemente una importante incertidumbre regulatoria, como las finanzas descentralizadas (DeFi), las stablecoins y los tokens no fungibles (NFT). La guía sigue en gran medida el enfoque emergente de los reguladores estadounidenses hacia DeFi y las stablecoins. En una nota positiva para la industria, el GAFI es aparentemente menos agresivo hacia los NFT y podría decirse que insinúa la presunción de que los NFT no son activos virtuales. La orientación, sin embargo, abre la puerta a que los miembros regulen los NFT si se utilizan con “fines de inversión”. Esperamos que esta orientación ayude al repunte de los NFT que ha estado en marcha durante la mayor parte de 2021.
Se expande la definición de proveedores de servicios de activos virtuales
El GAFI es una organización intergubernamental cuya finalidad es desarrollar políticas para combatir el lavado de dinero y la financiación del terrorismo. Aunque el GAFI no puede crear leyes o políticas vinculantes, sus orientaciones ejercen una influencia significativa en las leyes de lucha contra la financiación del terrorismo y el blanqueo de capitales (AML, por sus siglas en inglés) entre sus miembros. El Departamento del Tesoro de Estados Unidos es uno de los organismos gubernamentales que generalmente sigue y aplica las normas basadas en las orientaciones del GAFI.
El tan esperado instructivo del GAFI adopta un “enfoque expansivo” al ampliar la definición de proveedores de servicios de activos virtuales (VASP, por sus siglas en inglés). Esta nueva definición incluye los intercambios entre activos virtuales y monedas fiduciarias; los intercambios entre múltiples formas de activos virtuales; la transferencia de activos digitales; la custodia y administración de activos virtuales; y la participación y prestación de servicios financieros relacionados con la oferta y venta de un activo virtual.
Una vez que una entidad es etiquetada como VASP, debe cumplir con los requisitos aplicables de la jurisdicción en la que hace negocios, lo que generalmente incluye la implementación de programas contra el blanqueo de dinero (AML) y contra el terrorismo, estar autorizada o registrada con su gobierno local y estar sujeta a la supervisión o vigilancia de ese gobierno.
Por otra parte, el GAFI define los activos virtuales (VA, por sus siglas en inglés) de forma amplia:
Una representación digital de valor que puede comercializarse o transferirse digitalmente y que puede utilizarse con fines de pago o inversión”. Pero excluye “las representaciones digitales de monedas fiduciarias, valores y otros activos financieros que ya están cubiertos en otras partes de las Recomendaciones del GAFI”.
En conjunto, la definición del GAFI de VA y VASP aparentemente extiende los requisitos de AML, antiterrorismo, registro y monitoreo a la mayoría de los actores de la industria de las criptomonedas.
Impacto en DeFi
La guía del GAFI en relación con los protocolos DeFi no es muy clara. El GAFI comienza declarando:
“La aplicación DeFi (es decir, el programa de software) no es un VASP bajo las normas del GAFI, ya que las Normas no se aplican al software o tecnología subyacente…”
La guía no se detiene ahí. De hecho, el GAFI explica a continuación que los creadores del protocolo DeFi, los propietarios, los operadores u otras personas que mantienen el control o la influencia suficiente sobre el protocolo DeFi “pueden entrar en la definición del GAFI de un VASP cuando prestan o facilitan activamente servicios VASP”. La guía continúa explicando que los propietarios/operadores de proyectos DeFi que se califican como VASP se distinguen “por su relación con las actividades realizadas”. Estos propietarios/operadores pueden ejercer suficiente control o influencia sobre los activos o el protocolo del proyecto. Esta influencia también puede existir al mantener “una relación comercial continua entre ellos y los usuarios”, incluso cuando se “ejerce a través de un contrato inteligente o, en algunos casos, de protocolos de votación”.
En línea con este lenguaje, el GAFI recomienda que los reguladores no se limiten a aceptar las afirmaciones de “descentralización y, en cambio, realicen su propia investigación”. El GAFI llega a sugerir que si una plataforma DeFi no tiene una entidad que la dirija, una jurisdicción podría ordenar que se ponga una VASP como entidad obligada. En este sentido, el GAFI ha hecho poco en cuanto a la situación reglamentaria de la mayoría de los actores de DeFi.
Impacto en las stablecoins
La nueva guía reafirma la posición anterior de la organización de que las stablecoins —criptomonedas cuyo valor está vinculado a un depósito de valor como el dólar estadounidense— están sujetas a las normas del GAFI como VASP.
El instructivo aborda el riesgo de “adopción masiva” y examina las características de diseño específicas que afectan al riesgo de blanqueo de capitales. En particular, la guía señala a los “órganos centrales de gobierno de las stablecoins” que “en general, estarán cubiertos por las normas del GAFI” como VASP. Basándose en su planteamiento sobre DeFi en general, el GAFI argumenta que las afirmaciones de gobernanza descentralizada no son suficientes para escapar al escrutinio normativo. Por ejemplo, incluso cuando el órgano de gobierno de las stablecoins está descentralizado, el GAFI anima a sus miembros a “identificar las entidades obligadas y […] mitigar los riesgos pertinentes […] independientemente del diseño y los nombres institucionales”.
El instructivo pide a los VASP que identifiquen y comprendan el riesgo de las stablecoins en materia de lucha contra el blanqueo de capitales antes de su lanzamiento y de forma continua, y que gestionen y mitiguen el riesgo antes de implementar los productos de stablecoin. Por último, el GAFI sugiere que los proveedores de stablecoin deberían tratar de obtener una licencia en la jurisdicción en la que realizan principalmente su actividad.
Impacto en los NFT
Junto con DeFi y las stablecoins, los NFT han florecido en popularidad y son ahora un pilar importante del ecosistema contemporáneode criptomonedas. En contraste con el enfoque expansivo hacia otros aspectos de la industria de las criptomonedas, el GAFI aconseja que los NFT “generalmente no se consideran [activos virtuales] bajo la definición del GAFI”. Podría decirse que esto crea la presunción de que los NFT no son VA y sus emisores no son VASP.
Sin embargo, al igual que en el caso de DeFi, el GAFI destaca que los reguladores deben “tener en cuenta la naturaleza de los NFT y su función en la práctica, y no la terminología o los términos de marketing que se utilicen”. En particular, el GAFI sostiene que los NFT que “se utilizan con fines de pago o de inversión” pueden ser activos virtuales.
Aunque las directrices no definen los “fines de inversión”, el GAFI probablemente pretende abarcar a quienes compran NFT con la intención de venderlos posteriormente para obtener un beneficio. Aunque muchos compradores adquieren NFT por su relación con el artista o la obra, una gran parte del sector los adquiere por su potencial de aumento de valor. Por lo tanto, aunque el enfoque del GAFI hacia los NFT no parece ser tan amplio como su orientación para DeFi o las stablecoins, los países del GAFI pueden basarse en el lenguaje de “fines de inversión” para imponer una regulación más estricta.
Qué significa la orientación del GAFI para la industria de las criptomonedas
La orientación del GAFI sigue de cerca la postura agresiva de los reguladores estadounidenses con respecto a DeFi, stablecoins y otras partes importantes del ecosistema de criptomonedas. Como resultado, tanto los proyectos centralizados como los descentralizados se verán cada vez más presionados para cumplir con los mismos requisitos AML que las instituciones financieras tradicionales.
En el futuro, los proyectos DeFi, como ya estamos viendo, profundizarán en DeFi y experimentarán con nuevas estructuras de gobierno, como las organizaciones autónomas descentralizadas (DAO, por sus siglas en inglés) que se acercan a la “verdadera descentralización”. Incluso este enfoque no está exento de riesgos, ya que la definición expansiva del GAFI de los VASP crea problemas con los firmantes clave de los contratos inteligentes o los titulares de las claves privadas. Esto es particularmente importante para las DAO porque los firmantes podrían ser clasificados como VASP.
Dada la forma expansiva en que el GAFI interpreta quién “controla o influye” en los proyectos, los empresarios de criptomonedas tendrán una dura lucha por delante no solo en los Estados Unidos, sino también en todo el mundo.
Este artículo ha sido redactado por Jorge Pesok y John Bugnacki.
Los puntos de vista, pensamientos y opiniones expresados aquí son sólo de los autores y no necesariamente reflejan o representan los puntos de vista y opiniones de Cointelegraph.
Este artículo es para fines de información general y no pretende ser ni debe ser tomado como asesoramiento legal.
Jorge Pesok es consejero general y director de cumplimiento de Tacen Inc, una empresa líder en el desarrollo de software que construye software de código abierto basado en blockchain. Antes de unirse a Tacen, Jorge desarrolló una amplia experiencia legal asesorando a empresas tecnológicas, exchanges de criptomonedas e instituciones financieras ante la SEC, la CFTC y el DOJ.
John Bugnacki se desempeña como líder de políticas y asistente legal de Tacen Inc. John es un experto en gobernanza, seguridad y desarrollo. Su investigación y trabajo se han centrado en la intersección vital entre la historia, la ciencia política, la economía y otros campos para producir un análisis, un diálogo y un compromiso eficaces.
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