¿Es posible que las grandes tecnológicas sigan creciendo en la era de IA?

¿Se puede detener a las grandes tecnológicas? Parece que no. Mientras nosotros nos quedamos en casa en 2022, ellas se pusieron las pilas. De hecho, la semana pasada, Alphabet, Meta y Microsoft nos dejaron boquiabiertos con sus ganancias. En solo seis meses, se embolsaron 106,000 millones de dólares, casi el doble que el PIB de Costa Rica. ¿Qué hacen con tanto dinero? ¿Lo guardan debajo del colchón? ¿O lo invierten en crear más monopolios?

Los reguladores no están deteniendo su marcha. De hecho, los reguladores se quedan cortos ante su crecimiento sin límite. El mes pasado, un tribunal dio luz verde a Microsoft para comprar Activision Blizzard, una empresa de videojuegos. Los mercados aplaudieron la jugada. ¿Qué pasa con las nuevas reglas de la UE? Pues nada, las grandes tecnológicas se las saltan con una sonrisa.

Las grandes tecnológicas son como un pulpo gigante: tienen tentáculos en todos lados y están absorbiendo el mundo. Con sus profundos conocimientos tecnológicos y sus aún más profundos bolsillos, están a punto de apoderarse de los beneficios de la IA. Los inversores están encantados, y las acciones de las empresas tecnológicas están en su punto más alto. Pero ¿cuánto tiempo podrán seguir creciendo? ¿Al final, el pulpo gigante será demasiado grande y pesado para sostenerse?

Ni los reguladores, ni los competidores, ni los consumidores pueden con ellas. Sin embargo, tarde o temprano, el tamaño se vuelve un problema. Y las grandes tecnológicas son enormes. Alphabet, Amazon, Apple, Meta y Microsoft son los reyes del S&P 500, el índice bursátil más importante del mundo. Juntas suman el 9% de las ventas, el 16% de los beneficios y el 22% de la valoración de las 500 empresas que lo componen.

El año pasado, gastaron 360,000 millones de dólares en inversiones, más que el presupuesto de educación de Estados Unidos. Pero lo que las hace únicas es su crecimiento constante. Mientras que ExxonMobil y GE, los antiguos titanes, crecían al 5-10% anual, las grandes tecnológicas lo hacen al 13-16%. ¿Hasta cuándo podrán mantener ese ritmo? ¿O acaso son inmortales?

Las grandes tecnológicas han crecido mucho en los últimos años, pero difícilmente pueden seguir así para siempre. ¿Qué pueden hacer para seguir siendo rentables y competitivas?

Según los entendidos, la primera opción es recortar gastos y proyectos innecesarios. Así se pueden mejorar los márgenes y los beneficios. En efecto, es lo que han hecho algunas de los cinco grandes, despidiendo a miles de trabajadores y cancelando algunos planes. Pero, por supuesto, esta opción tiene sus límites y sus riesgos.

La segunda es potenciar sus negocios centrales. Lo que parece evidente. Estos son los que les dan más ingresos y ventajas competitivas. Por ejemplo, el motor de búsqueda de Google o el hardware de Apple. Estos negocios tienen muchos clientes fieles y generan mucho efectivo. Pero también tienen mucha competencia y regulación. Además, no pueden crecer eternamente sin saturar el mercado o competir con sus propios productos.

La tercera es entrar en nuevos mercados. Todas las cinco grandes están intentando diversificar sus negocios y ofrecer nuevos productos y servicios. Por ejemplo, Alphabet está compitiendo con Amazon y Microsoft en la nube. Apple ha lanzado un auricular de realidad virtual para rivalizar con Meta. Todas ellas también están explorando mercados emergentes como la banca, la salud o el sector público. O, como Microsoft, pueden comprar otras empresas para aumentar sus ventas.

Ahora bien, según los expertos, las grandes tecnológicas tienen tres opciones para crecer: recortar gastos, potenciar sus negocios centrales o entrar en nuevos mercados. Pero ninguna de estas opciones es perfecta. Recortar gastos puede afectar al futuro. Sus negocios centrales ya no crecen tanto. Competir entre ellas reduce los márgenes. Los nuevos mercados son difíciles de conquistar. Y comprar otras empresas es caro y arriesgado.

Un día podrías despertarte y descubrir que la computación se ha comido el mundo. Todo lo que haces, desde comprar el pan hasta ver una película, dependería de unos algoritmos que controlan las grandes tecnológicas. Estas empresas, con sus enormes recursos y su talento en inteligencia artificial, habrían invadido todos los sectores de la economía, dejando atrás a los antiguos competidores. Sería una situación que te podría parecer una pesadilla orwelliana o un sueño hecho realidad.

Pues quizá no tengas que imaginarlo mucho, porque ese día podría estar más cerca de lo que crees. Las grandes tecnológicas ya no se conforman con dominar el mercado de la información y el entretenimiento, sino que quieren expandirse a otros ámbitos como las finanzas, la salud, la educación, el transporte o la energía. Y, para ello, utilizan su destreza en IA para ofrecer productos y servicios más eficientes, personalizados y baratos que los tradicionales.

Pero no todo es tan fácil como parece. Las grandes tecnológicas también se enfrentan a varios desafíos y dilemas. Por un lado, tienen que elegir entre recortar costes o invertir en innovación. Recortar costes puede ser una señal de madurez, pero también de falta de fe en el futuro. Invertir en innovación puede ser una muestra de confianza, pero también de arrogancia. Por otro lado, tienen que lidiar con la regulación, la competencia y la opinión pública. La regulación puede limitar su crecimiento o su libertad. La competencia puede surgir de otros gigantes tecnológicos o de nuevos actores disruptivos. La opinión pública puede cambiar su percepción o su lealtad.

Así que las grandes tecnológicas no lo tienen tan claro como parece. Tienen que prepararse para un período de incertidumbre, donde pueden perder sus antiguas ventajas y no encontrar las nuevas. Mientras tanto, los accionistas y los ejecutivos tendrán que estar atentos a los cambios y adaptarse a ellos. Y los demás, los consumidores, podremos disfrutar de la riqueza de productos que las grandes tecnológicas sueñan con crear para mantenerse a la cabeza. O, al menos, eso esperamos.

En fin, las grandes tecnológicas se enfrentan a un futuro incierto, donde podrían dominar o perder terreno en distintas industrias. Su elección de estrategias reflejará su visión de sí mismas. Mientras tanto, los consumidores se beneficiarán de sus innovaciones. Definitivamente, son actores clave en la economía global.

Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

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