¿Es la Fed el riesgo más grande para tu portafolio?
Las preocupaciones ya están retornando al mercado después de una gran ola de optimismo. ¿Cuáles preocupaciones? Bueno, la lucha contra la inflación, al parecer, se está tornando más dura de lo previsto debido a sorpresas en los datos laborales y de consumo. Los inversores se están viendo en la obligación de repensar qué tan lejos debe ir la Reserva Federal de los Estados Unidos (la Fed) con su política de endurecimiento monetario. La guerra en Ucrania, la reapertura de China y la situación en Europa añaden presiones adicionales. Lo que complica bastante el panorama para el banco central estadounidense. Tanto factores externos como internos deben tomarse en cuenta a la hora de fijar las tasas de interés. Y eso es sumamente relevante para los mercados financieros. ¿Por qué? Porque las valoraciones de los instrumentos financieros dependen en gran medida de la política monetaria.
Ahora bien, la inflación es un fenómeno multifactorial. Hay factores por el lado de la demanda. Y hay factores por el lado del suministro. Y casi todos estos factores son variables. O sea, aquí puede pasar cualquier cosa. Una falla por el lado del suministro, por ejemplo, puede causar un aumento de los precios. Por otro lado, un incremento de la demanda puede tener el mismo efecto. Lo que significa que una victoria en un área puede revertirse con una derrota en otra área. O, dicho de otro modo, esta lucha contra la inflación no es nada fácil. Es decir, muchas cosas pueden ir mal. Y, lamentablemente, cuando muchos pueden salir mal, algo siempre sale mal.
En un principio, la inflación se disparó principalmente debido a las fallas en las cadenas de producción y distribución a nivel global. Obviamente, la pandemia expuso las vulnerabilidades de la globalización. Durante las crisis anteriores, los estímulos monetarios de la Fed no causaron inflación, porque el sistema productivo mundial se comportó a la altura de las circunstancias. En esta oportunidad, la reacción fue diferente. En el pasado, la lluvia de dinero no colapsó el sistema, porque el sistema global contaba con muchos drenajes. Esta vez no fue así. Los drenajes estaban tapados. Entonces, tanta liquidez causó una inundación. El remedio que tan bien funcionó en el pasado ahora no funcionó de la misma forma. ¿Por qué? Por un problema de suministro.
Claro que la Reserva Federal (la Fed) únicamente tiene control de la demanda. La Fed solo puede emitir deuda. Mediante la fijación del interés del crédito bancario y la compra o venta de bonos (públicos y privados), la Reserva Federal inyecta o retira liquidez de la economía. Y así influye en la demanda. Al bajar la demanda, lo que realmente se busca es bajar los precios. La meta es establecer un nuevo equilibrio entre la demanda y el suministro. Es decir, si la economía no produce lo suficiente para responder a la demanda, la demanda tiene que bajar. De lo contrario, tenemos inflación. En efecto, lo que está sucediendo en este momento. Demasiada demanda compitiendo por las mismas cosas.
¿Por qué se ven afectadas las valoraciones? Pues, muy sencillo. El costo del crédito tiene un impacto muy importante en la demanda. Y la demanda tiene un impacto en los precios. Entonces, inevitablemente, las valoraciones cambian en los distintos contextos macroeconómicos. Es decir, es algo bastante ingenuo trazar líneas en una gráfica y asumir que el tiempo es el único factor a considerar en relación al precio de BTC. Algunas personas piensan que el precio de Bitcoin está predestinado. Entonces, se cree que el futuro siempre es una repetición exacta del pasado. Lo que no se tome en cuenta es que ese pasado transcurrió en condiciones muy distintas a las condiciones actuales. O, dicho de otro modo, no podemos esperar que porque tuvimos tres meses de verano todo el año será igual. Las cosas evolucionan de modo diferente en los distintos contextos.
En este sentido, el riesgo más grande son las futuras decisiones de la Fed. Aún no sabemos a ciencia cierta qué tan lejos deberá ir la Fed con el aumento de tasas. Y esa incertidumbre hace de la planificación una tarea más difícil. ¿Por qué? Porque las valoraciones de hoy, en gran parte, se basan en proyecciones en la demanda futura. Y la demanda futura depende mucho de los costos de crédito en el futuro. Y, como aún no sabemos esos costos, la tarea de valorar se hace bastante difícil. El inversor compra hoy para vender a un mejor precio mañana. Por ende, necesitamos tener una expectativa antes de comprar.
¿Cuál es el problema? El problema es que ahora tenemos inflación en el sector servicios debido a un aumento en los costos laborales. El mercado laboral estadounidense en estos momentos se encuentra sumamente ajustado y esto genera fuertes presiones inflacionarias. Si el mercado laboral no se enfría en los próximos meses, seguramente, la Fed tendrá que subir las tasas por encima de 5%. Lo que representa un problema para los mercados financieros, porque las valoraciones en este momento se están haciendo sobre la suposición de unas tasas cercanas a los 5%. Si esto cambia, un colapso de precios será inevitable.
Ahora bien, aquí no estamos pronosticando un colapso en los mercados. Sin embargo, sí estamos introduciendo el concepto de riesgo. Obvio que hay un riesgo de que los precios caigan en el futuro debido a un cambio de las condiciones monetarias. Todo depende de la inflación. O sea, la Fed reacciona a los datos de inflación. Y, a su vez, los mercados reaccionan a las decisiones de la Fed.
¿Qué pasará? Todavía no lo sabemos. Lo que sí se podría decir es que, nos guste o no, pocas cosas tienen tanto impacto sobre el precio de Bitcoin como las decisiones de la Fed. Los ciclos no son un asunto de tiempo. O sea, no se trata de un cronograma que siempre se cumple al pie de la letra. Los ciclos se relacionan estrechamente con la deuda y la liquidez. Y estás dinámicas no siguen el reloj de un modo tan literal.
En este espacio, se insinúa con mucha frecuencia que los ciclos son algo predeterminado. Pero me temo que esto no es así. Los patrones del pasado son una referencia. Pero no podemos ser tan ingenuos como para pensar que el futuro ya está escrito. El futuro no escrito. Se escribe al andar.
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