En torno a las pérdidas no realizadas: ¿Por qué debemos pensar diferente?
El hecho de ser un inversor a largo plazo no implica ser indulgente con las pérdidas no realizadas. Alargar las pérdidas con la esperanza de una breve recuperación es la manera más rápida y común de perder dinero en este espacio. Eso no se divulga mucho, porque las partes interesadas como exchanges, fondos y criptoempresas no quieren perder clientes. Por ende, la estrategia es promover un entusiasmo alcista en todo momento. Nunca le preguntas a un barbero si necesitas un corte de cabello. Nunca le preguntes al panadero qué cenar. Nunca le preguntas a tu exchange si es buen momento para invertir.
Las pérdidas no realizadas también son pérdidas. Por un lado, nos recuerdan que compramos muy caro. Por otro lado, la recuperación toma tiempo. Y ese tiempo de espera, por lo general, es una pérdida de oportunidad. Porque siempre hay otros activos o negocios con mejor desempeño durante el mismo lapso. En otras palabras, no hay que comprar a la ligera. El punto de entrega es muy importante. Y no se puede caer en el error de pensar que todo punto de entrada es bueno en el caso de Bitcoin. El panadero siempre te querrá vender su pan. ¡Ojo!
¿Cuál es tu prioridad? ¿La ideología? ¿Una revolución política? ¿La utopía libertaria? ¿Muchos seguidores en Twitter? ¿O el crecimiento de tu portafolio? El inversor no idiosincrático se guía por objetivos meramente financieros. Por ende, debe comprar barato y vender caro para obtener una ganancia. Claro que puede operar en distintos marcos temporales. Podemos estar hablando de 3 años, 10 años, 20 años o más. Sin embargo, cualquiera que sea el lapso de preferencia, el principio es el mismo. Hay que ser muy cuidadoso con el punto de entrada y con el punto de salida. Y tener muy presente la idea de alargar las ganancias y minimizar las pérdidas.
Financiamos nuestro estilo de vida con dinero. Lamentablemente el papel no se come, ni los códigos se comen. Entonces, tarde o temprano, hay que gastar. Mejor dicho, invertimos para verle el queso a la tostada algún día. Invertimos para ganar dinero. Y eso se logra alargando ganancias y minimizando las pérdidas.
Esta visión es muy distinta a la propuesta por muchos en el espacio cripto. ¿Cuál es la visión propuesta por muchos en este espacio? Siempre compra. Compra a cualquier precio. Y nunca vendas. Debo confesar que, en lo personal, algo aquí no me cuadra. Se nos olvida que el inversor es una persona de carne y hueso viviendo una vida real. Esa persona tiene aspiraciones, necesidades y problemas. De pronto, esa persona tiene una familia. De pronto, quiere retirarse temprano. De pronto, quiere viajar, comprar una casa o darse un gusto. También es posible que surjan problemas inesperados. Es decir, en la vida se gasta dinero. Es virtualmente imposible mantener eso de compra, compra, y nunca vendas.
Pensemos en un negocio. Ese negocio seguramente cuenta con activos e ingresos. Un inversor a largo plazo puede comprar acciones en ese negocio. Si el precio de mercado del negocio está por debajo de la valoración de sus activos y sus ingresos, se podría decir que se trata de una gran oportunidad de inversión. Claro que, después de la adquisición, para el inversor a largo plazo, el precio de mercado es, en gran parte, irrelevante, porque se compró con la intención de recuperar la inversión con los ingresos del negocio a lo largo del tiempo. De hecho, si el precio del mercado del negocio sigue cayendo, esto puede servir de estímulo para comprar más acciones. En este caso, se puede hablar de valor y precio con dos cosas distintas.
Bitcoin no es un negocio. Bitcoin es un código en una red de computadoras. Un código es una abstracción. O sea, series de números y letras en un base de datos. No hay valor intrínseco. No hay valor subyacente. No hay ventas o ingresos. Bitcoin es un código utilizado como una tasa de intercambio. Su valor es monetario. Y su precio se define por la oferta y la demanda. Su valor es su precio. Claro que los inversores compran suponiendo que su demanda se incrementará en el futuro. En este sentido, Bitcoin es un activo especulativo. No es un activo productivo. Es decir, Bitcoin es una especie de cupón que se puede canjear por dólares. Si compramos Bitcoin hoy en X y vendemos en 5 años en 10X, es gracias a los futuros compradores que estarán dispuestos a comprar Bitcoin a 10X. Entonces, se invierte hoy esperando que la futura demanda incremente su apreciación.
Supongamos que somos una de esas personas que les gusta comer tres veces al día y dormir bajo techo. Tenemos ingresos y gastos. Por suerte, habilidad o ambas, hemos logrado que nuestros ingresos sean mayores que nuestros gastos. O sea, tenemos un capital para invertir. La idea es que ese capital invertido nos aporte ingresos adicionales para la reinversión y para enriquecer nuestro estilo de vida.
¿Cuáles son nuestras opciones? Dólares. En un principio, podemos acumular dólares y ganar un interés. Se trata de una solución muy modesta, pero estable. Podemos, por ejemplo, comprar bonos del Tesoro. Supongamos que logramos obtener 3% al año aquí. El rendimiento es muy bajo. Pero la inversión es segura.
Ahora. El S&P 500. Aquí hay más riesgo, pero hay más rendimiento. En sus años buenos, el S&P 500 ha ofrecido en promedio un 10-15% de rendimiento. Claro que durante los años malos las caídas han sido de 30%-50%.
Ahora. Hay muchas otras opciones. Pero aquí me voy a limitar al dólar, el S&P 500 y Bitcoin. Bitcoin. El riesgo es mucho más elevado. Claro que las ganancias pueden ser mucho mayores que las alternativas antes mencionadas. Bitcoin en un buen año puede multiplicarse varias veces. Pero en un mal año puede caer en un 70%-90%.
Lo más sensato es alargar las ganancias durante los años buenos y minimizar las pérdidas durante los malos años. ¿Cómo se logrará eso? Con una maravilla llamada stop-loss. Durante un buen año, el precio estará por encima de nuestro precio de compra. Con un stop-loss, garantizamos nuestra ganancia. Por ejemplo, un mínimo de 20%. Pero dejamos que el precio siga subiendo. Y vamos subiendo nuestro stop-loss para alargar nuestra ganancia.
Durante un mal año, el precio cae. Nuestro stop-loss se activa y nuestras ganancias ya quedan aseguradas. Ahora bien, en caso de comprar caro y registrar pérdidas, el stop-loss reduce la pérdida a un monto preestablecido. Se pierde, pero será un monto tolerable. Con ese efectivo, ganamos liquidez y estabilidad. Lo que nos da fuerza para comprar a mejores precios en el momento adecuado. ¿Cuál es el momento adecuado? Al final de una mala racha y al principio de la buena.
Siempre se busca comprar al mejor precio. Luego, se calcula la ganancia y el riesgo antes de entrar. Y ahí vamos ajustando nuestro stop-loss. Por ejemplo, compramos $100. Comenzamos a pedir ganancias a partir del 20%. Y estamos dispuestos a tolerar un riesgo/pérdida del 10%. Eso implica un risk/reward rate de 1:2. Nuestro riesgo es fijo. Pero nuestra ganancia, a pesar de tener un mínimo, no tiene un máximo. Alargamos las ganancias.
Amigo lector, esta es una estrategia muy distinta a la de compra, compra, nunca vendas. Y muy distinta a eso de que las pérdidas no realizadas están bien, porque eres un inversor a largo plazo. Los invito a reflexionar más sobre este tema.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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