¿En qué consiste la creación de dinero bancario? ¿Y qué factores pueden provocar su quiebra?
¿De dónde sale el dinero que usas? ¿O cómo es posible que un banco pueda quebrar si tiene la capacidad de crear dinero de la “nada”? Los bancos crean dinero a partir de los préstamos. Eso tiene ventajas y riesgos para la economía y la sociedad. Es decir, el dinero bancario no es tan mágico como parece, y que tiene sus límites y sus consecuencias.
El sistema actual de creación de dinero es un sistema que el mundo aprendió de los ingleses. En el pasado, se experimentó con diversos sistemas. Y hemos experimentado con dos extremos: la creación de dinero enteramente en manos de los privados, y, por otro lado, la creación de dinero enteramente en manos del Estado. Ambos extremos tienen sus pros y contras, pero la experiencia ha demostrado que el extremismo tiene más contras que pros. La solución está en el medio: un sistema híbrido que combina elementos privados y públicos que se chequean y balancean entre sí. De este modo, se minimizan los contras y se potencian los pros.
Imaginemos por un momento a un grupo de amigos. Abel le pide un favor a José. Pero Abel promete devolverle el favor cuando él lo necesite. Entonces, Abel toma una servilleta y escribe un garabato… Y dice: esta servilleta simboliza mi promesa. José toma la servilleta y la guarda. La servilleta es un pasivo para Abel y un activo para José. Luego, José necesita un favor de Juan. Pero José decide darle la servilleta hecha por Abel a Juan, que es canjeable por un favor de Abel. Señores, dinero ha sido creado.
Pensemos en una aerolínea y su relación con sus viajeros. El viajero paga por un servicio que la aerolínea le da. Y el viajero paga ese servicio con dinero. Pero hay muchos viajeros frecuentes. Es decir, que viajan hoy y viajarán en el futuro. Entonces, la aerolínea emite tarjetas de fidelidad. Y en ocasiones regala millas. Es decir, crea millas de la nada. Pero no se trata de una estafa. Estas millas en realidad son la promesa de que la aerolínea le ofrecerá ese servicio cuando el viajero lo quiera. Es decir, entonces, en realidad no son millas de “nada”.
El Gobierno ofrece servicios. La sociedad paga por esos servicios con impuestos. Esta es la relación económica más importante en toda localidad. El Gobierno es el proveedor de servicios más grande. Pero también uno de los empleadores más importantes. El deudor más grande. Y el gastador más grande. Lo queramos o no, el Gobierno interviene en la economía. Sí o sí.
El Gobierno, sin embargo, ha abusado de este poder en el pasado. Pero los ingleses encontraron un equilibrio: los bancos privados. Los bancos pueden emitir dinero dando crédito. Pero deben prestarle dinero al Gobierno. Y el Gobierno paga sus deudas con el dinero de los impuestos. Los bancos son supervisados por el banco central, que es un ente privado e independiente, pero sin fines de lucro y supervisado por el Congreso.
Imagina que el banco es una caja fuerte donde los clientes depositan su dinero. El banco guarda ese dinero, pero no lo puede usar para sus propios fines. Ese dinero es una deuda que el banco tiene con sus clientes, por eso se llama pasivo. El banco puede ganar dinero si presta una parte de ese dinero a otros clientes que lo necesitan. El banco cobra un interés por esos préstamos, que son una fuente de ingresos para el banco, por eso se llaman activos. Pero el banco no puede prestar todo el dinero que tiene, porque debe mantener una reserva mínima por si los clientes quieren retirar su dinero. Esa reserva se llama encaje bancario, y su porcentaje lo fija el banco central, que es la autoridad monetaria del país. Los bancos privados tienen ciertos poderes dados por el banco central. Pero esos poderes tienen un límite por ley.
El banco central también controla la cantidad de dinero que hay en circulación, para evitar que haya mucha inflación (subida de precios) o mucha deflación (bajada de precios). Además, el banco central trata de estimular la actividad económica y el empleo, mediante la fijación de la tasa de interés, que es el precio del dinero.
Un banco puede quebrar si no tiene suficiente dinero para pagar a sus clientes. Esto puede pasar si muchos clientes quieren retirar su dinero al mismo tiempo, y el banco no tiene suficientes reservas o activos líquidos. A esto se le llama “bank run” o corrida bancaria, y es como una estampida de animales asustados que huyen de un depredador. El problema es que el miedo se contagia, y si los clientes ven que otros retiran su dinero, ellos también lo harán, creando una profecía autocumplida. El banco se queda sin dinero, y los clientes sin banco. Esto es fatal para todo el sistema bancario.
Para evitar que los clientes se asusten y saquen su dinero del banco, hay algunas medidas de protección. Una es el seguro de depósitos, que garantiza que los clientes recuperen su dinero si el banco quiebra. Otra es el prestamista de última instancia, que es el banco central, que le presta dinero al banco en apuros para que pueda pagar a sus clientes. Así se evita el pánico y la quiebra.
Ahora bien, en este sentido, las entidades financieras que operan como bancos, pero sin estar reguladas ni supervisadas por las autoridades, son muy arriesgadas para los clientes. Estas entidades pueden ofrecer servicios financieros innovadores, como el comercio de criptomonedas, pero también pueden ser vulnerables a fraudes, robos, quiebras o ataques informáticos. Los clientes no tienen ninguna protección ni seguro en caso de que algo salga mal. Un ejemplo: FTX, Celsius.
Hemos visto cómo funciona el sistema de creación de dinero bancario, y cómo se busca un equilibrio entre el poder del Estado y el de los bancos privados. El sistema no es perfecto, pero es un mal necesario. Tiene sus riesgos y sus desafíos, pero también sus beneficios y sus oportunidades. Digamos que es el menor de los males, o el más conveniente de los posibles. Gracias a los ingleses, llegamos a este modelo que ha perdurado en el tiempo, pero que no es inmutable ni definitivo. Claro que necesita cambios e innovaciones, para adaptarse a las nuevas realidades y demandas. Porque el dinero no es solo un papel o un número, es una institución social que depende de la confianza y la cooperación.
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