Elon Musk y Bitcoin: ¿Cuál es la verdadera historia?
Durante el fin de semana, el flamante CEO de Tesla y SpaceX, Elon Musk, se divirtió bastante en Twitter a costillas de Bitcoin y los bitcoiners cayeron directo en la trampa. Siempre le siguen el juego con mucha facilidad. Y él se aprovecha. Lo cierto es que Musk es un bromista adicto a la publicidad y los millennials en particular siempre caen víctimas de sus trucos. En otras palabras, el sujeto es un encantador de serpientes. Un verdadero genio en la recaudación de capitales, sin lugar a dudas. Pero, aún está por verse, el éxito de su modelo de negocios. En lo que a narrativa y visión se refiere, no hay nadie como Elon Musk. Es el rey indiscutible en la creación de FOMO. Pero, ¿podrá cumplir con sus múltiples promesas?
Bitcoin queriendo seguir rompiendo nuevos máximos y Elon Musk aprovecha la situación para ganar algo de publicidad gratis. Y, en efectivo, la estrategia le funcionó a la perfección, porque las redes se volvieron locas con sus comentarios sobre Bitcoin del fin de semana. Nada del otro mundo. Sugirió que ya estaba sintiendo la tentación de comprar Bitcoin. Intercambió comentarios con el CEO de MicroStrategy, Michael Saylor, en el contexto de la posibilidad de convertir dólares de Tesla en Bitcoin imitando el reciente movimiento de MicroStrategy. Y la pregunta capciosa por parte de Musk: “¿Puedo comprar grandes cantidades?”
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Elon sabe perfectamente la respuesta a esa pregunta. Él no es ningún tonto. Lo que sucede es que se hace el tonto muy a menudo. Para mí todo fue una burla. El gran beneficiado de todo esto fue DogeCoin, protagonista habitual de las bromas de Musk. Subió bastante después de un tuit por parte de Musk. DogeCoin es un proyecto algo ridículo. Es decir, es una especie de apología a la banalidad. Su valor yace precisamente en su trivialidad. La criptomoneda inspirada en un meme que vale millones de dólares en capitalización de mercado. Algo completamente absurdo. Tan absurdo que se ha convertido en un artículo de valor. He ahí la gran ironía. En fin, Dogecoin es una fuente constante de humor. Y Elon lo sabe.
Si Elon Musk decide crear un fondo para comprar Bitcoin, su éxito sería inmenso. Debido a su carisma, obtendría financiamiento al instante. Un fondo Bitcoin sería ideal para él, porque Bitcoin es un activo no productivo/especulativo por excelencia. Es decir, en este caso no tendría que generar ventas, ingresos o nada de eso. Su trabajo sería ser Elon Musk, el visionario. No sería Elon Musk, el CEO que debe registrar ganancias y ventas algún día.
He ahí el gran detalle con Elon Musk. Musk, el recaudador de capitales, es infinitamente mejor que Musk, el industrial. No le quiero quitar méritos al sujeto, obviamente. Pero resulta evidente que en su vida empresarial las promesas han sido más importantes que los resultados. Su primera compañía Zip2 fue un exitoso startup que logró vender a un muy buen precio. Pero, ¿fue una compañía productiva realmente o una promesa? Su segundo proyecto fue PayPal. Su propia junta le dio un golpe de Estado y luego la compañía fue adquirida por eBay. Recibió bastante dinero por el trato, pero ¿Qué tal fue su labor como CEO?
Ahora tiene varias compañías. Todas grandes promesas. Pero, ¿cómo es la situación a nivel de libros? SpaceX es una empresa privada. O sea, no contamos con mucha información. Pero en el caso de Tesla sí. Tesla es la compañía automotriz más valiosa del mundo por capitalización de mercado. Está por encima de Toyota, Volkswagen, General Motors y Honda. Pero no solo eso. Tesla supera a todas las anteriores combinadas. Sin embargo, cuando revisamos las ventas de autos, la cifra es una gran sorpresa. Por cada Tesla, las demás firmas venden 121 autos. Es decir, la brecha entre los libros del negocio y la valoración de las acciones es simplemente impresionante.
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Elon Musk es uno de los hombres más ricos del mundo, pero no es especialmente líquido. O sea, su riqueza yace principalmente en las acciones de sus compañías. Claro que un inversor de Tesla sabe perfectamente que la compañía no vende más autos que la competencia. Pero el asunto es que en realidad el inversor de Tesla no está invirtiendo en la Tesla de hoy. Está invirtiendo en la Tesla del mañana. En otras palabras, el inversor de Tesla se cree un inversor temprano del líder supremo del mercado de los autos eléctricos del futuro. Y no solo de los autos. De las baterías y del software también.
Ahora bien, obvio que Tesla no es una inversión en valor. Los números claramente no sustentan su valoración actual. Tesla es una inversión de crecimiento. Básicamente, los inversores están apostando a las futuras ventas. Pero, ¿Tesla podrá con la competencia? ¿Podrá con los chinos? ¿Podría superar sus problemas de producción a tiempo? ¿Qué tan bueno es el CEO Elon Musk en la generación de resultados concretos? ¿Puede centrarse en los ingresos? ¿O tiene su mente en Marte?
Para los fanáticos de Elon Musk, el sujeto es un semidiós que todo lo puede. Pero ¿puede generar ganancias? Por ahora queda demostrado que puede despertar el entusiasmo de los inversores con su visión. Pero el tiempo pasa volando. Tarde o temprano, el inversor aprende la gran diferencia entre hype y dividendos.
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Según Elon Musk, su pasión es crear el futuro. Lo que insinúa que el mundo de las inversiones no es su fuerte. En el pasado, se ha burlado de personas como Warren Buffett que no crean “nada”. Él, por lo contrario, es un creador. Eso, en teoría, lo desalentaría de invertir en Bitcoin. Debemos recordar que con Bitcoin no hay creación. Pero claro que Elon Musk habla mucho. Y uno nunca sabe qué es en serio y qué es en broma. En mi opinión, es principalmente un gran creador de sueños. O sea, un narrador que vende.
Ahora bien, debemos recordar que no todo es color de rosas para el genio de la recaudación de capitales. Este marzo comienza el juicio en Delaware sobre las supuestas irregularidades en el caso de la compra de SolarCity en 2016. Musk estará en el centro de una gran controversia legal muy pronto. Asumo que tendrá que caminar con mucha cautela. El “Big Tech” ahora es el villano favorito de las autoridades. Y más de un funcionario ambicioso quiere ser el héroe que le corte la cabeza a unos de estos gigantes. Está bajo la lupa. Y eso siempre es un freno. ¿Comprará Bitcoin? Francamente no lo sé. Elon Musk es impredecible. La verdadera historia es que no hay verdadera historia. Hasta ahora, todo ha sido un gran show.