Elecciones 2020 en EE.UU. (y su efecto en Bitcoin): La posible relección de Donald. Parte I
Este 3 de noviembre se celebran las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. Donald Trump, el actual presidente y el candidato del Partido Republicano, se enfrenta a Joe Biden, el candidato del Partido Demócrata, principalmente conocido por ser el vicepresidente de Barack Obama del 2008 al 2016. Los votantes en Estados Unidos decidirán si Donald Trump permanece en la Casa Blanca cuatro años más o no. ¿Qué significa una posible relección de Donald Trump para la economía? ¿Y qué significa para Bitcoin?
En este artículo hablaremos del candidato Donald Trump y en un segundo artículo hablaremos del candidato Joe Biden. Claro que nos enfocaremos principalmente en la economía e ignoraremos los demás aspectos. En lo que respecta a Donald Trump, no hablemos de su cabello, de la longitud de su corbata, ni de su trato con las mujeres. Nos centraremos exclusivamente en su política económica. Es decir, una descripción general y sus posibles efectos. O sea, lo que tenemos y lo que implica.
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Ahora bien, pero ¿Quiénes apoyan a Donald Trump? Los sondeos son una guía para saber la popularidad de un candidato a nivel nacional, pero no son muy precisos para determinar el resultado de la elección. Las encuestas no son votos. Eso no quiere decir que los sondeos no sirvan para nada. En el 2016, Hillary Clinton ganó el voto popular por casi 3 millones de votos. Sin embargo, perdió la elección porque Estados Unidos utiliza un sistema de colegio electoral. Lo que implica que obtener más votos a nivel nacional no siempre hace ganar la elección.
En esta oportunidad, los sondeos han buscado corregir las fallas del pasado. Y, durante las últimas semanas, Biden ha estado por delante de Trump en las encuestas nacionales la mayor parte del año con una ventaja de varios puntos. Claro que Trump y sus seguidores dicen que estas encuestas son falsas. Pero, en comparación, en 2016 las encuestas eran menos claras y la separación entre los dos candidatos era de apenas un par de puntos porcentuales.
Los republicanos se ubican principalmente en los estados del sur y oeste medio. Les gusta hablar de los derechos individuales y el sueño americano. Tienden a concretarse en las pequeñas ciudades y en el campo. Estamos hablando del bando conversador. Familia, hijos, religión, etc. Este es un grupo predominante blanco y añoso. Desde el punto de vista financiero, los republicanos están mejor que los demócratas y los independientes. No creen en el Estado de Bienestar, pero sí apoyan generosamente a organizaciones privadas. En cuanto al nivel educativo, me temo que los republicanos se encuentran un poco por debajo de los demócratas e independientes.
Ahora bien, podríamos agrupar a los seguidores de Trump en 5 categorías. Primero, tenemos a los conservadores. Ellos apoyan un gobierno mínimo, siguen el tradicionalismo moral y se inclinan por el nativismo americano. Segundo, tenemos a los American preservationists. Este grupo está compuesto de trabajadores que se creen víctimas de la globalización y culpan a los inmigrantes. A diferencia de los conservadores, ellos sí creen en los programas gubernamentales. Son menos leales al partido republicano, pero no confían en los demócratas. Tercero, tenemos a la anti-elite. Los anti-elite son progresistas, pero piensan que el sistema se ha corrompido. Son liberales en muchos aspectos, pero van contra el Establishment. Luego, está The Disengaged. Ese grupo no conoce mucho de política, carece de representación y comparte mucho de los valores de la Anti-elite.
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Por último, tenemos a los defensores del libre mercado, los Free Marketers. Para efectos de este artículo, este es el grupo más relevante. De hecho, ellos no confían en Trump per se. Son esencialmente escépticos. En el 2016, votaron en contra de Hillary. Pero, pese a ser relativamente leales al Partido Republicano, no están precisamente a favor de Trump. Apoyan un gobierno mínimo y el libre mercado, pero son más liberales que los conservadores en materia de inmigración y raza. Este grupo está en la Costa Oeste y en Wall Street. Y muchos libertarios se ubican aquí. En este caso, Trump es visto como el menor de los dos males. Este voto por Trump es una especie de voto castigo para los demócratas, no un endoso a Trump como tal.
No hay que ser un genio para saber que la prosperidad de la última década (junio 2009-febrero 2020) se ha sostenido con el déficit. Tanto Obama como Trump han sido los reyes del gasto. Obama tomó las riendas de una crisis y dejó un país en la bonanza (pero hipotecado). Trump recibió un país en la bonanza y estaría dejando un país en crisis (y más hipotecado). Si bien es cierto que la pandemia no es responsabilidad de Trump, la respuesta sí lo es. Y Trump fue un desastre. Ahora, tenemos una crisis económica y más déficit. Sin embargo, la Reserva Federal ha hecho su parte.
Claro que los estímulos tienen a Bitcoin y Wall Street de fiesta. Trump ha hecho cosas maravillosas para profundizar la desigualdad. La administración de Trump se ha caracterizado por los recortes de impuestos individuales y corporativos, reducción de los programas sociales, proteccionismo económico, restricción migratoria, y desregulación del sector financiero y energía. Es el candidato de Wall Street, pero no necesariamente el candidato de la economía en general.
Para los mercados financieros, el gasto, el déficit, las inyecciones de liquidez, la reducción de impuestos y la desregulación son música para los oídos. En este sentido, Trump es el preferido. Es muy probable que Trump mueva cielo y tierra para evitar un crash antes del día de la elección. Y en el caso de ganar Joe Biden los mercados seguramente reaccionarán negativamente (en el corto plazo). Sobre todo, por el tema de los impuestos y la regulación. Pero Biden no será muy distinto a Obama.
La gran diferencia entre Trump y Biden está en la globalización. Trump promueve el nacionalismo económico. Es decir, el proteccionismo. Es muy difícil imaginar prosperidad para los Estados Unidos en este escenario. El aislamiento económico no da muy buenos resultados. Y frenar el comercio internacional no es bueno para nadie. Lo hecho en casa no siempre es lo más económico. Y eso eventualmente generará decrecimiento. Los populistas en todo el mundo están prometiendo a los trabajadores cuello azul mejores salarios frenado la inmigración y colocando tarifas. ¿Pero cómo van a reducir los costos de producción? ¿A quién le van a vender sus productos?
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La propuesta populista podría generar crisis al estilo latinoamericano. El déficit es viable con producción globalizada porque es posible para Estados Unidos controlar la inflación. Pero en aislamiento económico la presión deflacionaria de la globalización podría desaparecer y dar paso a un cuadro de estanflación.
En este caso, la próxima elección es la batalla entre dos visiones. Más allá de los temas de los impuestos y la desigualdad, tenemos el tema de la globalización. En otras palabras, del rol de los Estados Unidos en el mundo. ¿Es la globalización buena o mala para la economía?
En lo que se refiere a Bitcoin, las inyecciones de liquidez son una maravilla para el precio. Y los esfuerzos de Trump para evitar un colapso antes de la elección son positivos. Si Trump gana la elección, el fin de año podría estar lleno de celebraciones para los mercados financieros. Es decir, podríamos ver alzas importantes. Claro que, si Joe Biden gana, podríamos experimentar bajas.
Sin embargo, considero que a largo plazo la globalización es positiva para la economía y para Bitcoin. La globalización no ha sido buena para todos. Pero sí para Wall Street. Y lo ha sido para Bitcoin. Bitcoin le va muy bien en tiempos de bonanza. Se beneficia de la liquidez. Pero también de la productividad. Y aún está por verse qué tan productivo puede llegar a ser el nacionalismo económico.
Bueno, en este artículo hablamos del candidato Donald Trump y en el siguiente (Parte II) hablaremos del candidato Joe Biden.