El ‘superpeso’ mexicano: ¿quiénes se benefician y quiénes se perjudican con su fortaleza frente al dólar?
¿Qué tiene el peso mexicano que lo hace tan especial? ¿Por qué se le llama “superpeso” y qué ventajas y desventajas tiene para la economía del país? Estas son algunas de las preguntas que se han planteado varios medios de comunicación en los últimos meses, ante el sorprendente desempeño de la moneda nacional frente al dólar estadounidense. ¿Qué está pasando?
En lo que va del año, el peso mexicano se ha apreciado significamente frente al dólar. Esta rápida escalada se suma al aumento acumulado que trae el “superpeso” desde el año pasado, impulsado por un mayor flujo de dólares al país, que llega no solo por un crecimiento en las exportaciones, las remesas y la inversión extranjera, sino también porque las altas tasas de interés funcionan como un imán para los inversores.
Pero no todo es color de rosa. Algunos analistas advierten que esta fortaleza del peso puede ser temporal y estar sujeta a múltiples factores externos e internos que pueden cambiar en cualquier momento. Además, señalan que un tipo de cambio muy bajo puede tener efectos negativos para el sector exportador, el turismo y el poder adquisitivo de quienes reciben remesas.
Entonces, ¿qué hace tan líquido al peso mexicano? ¿Qué lo diferencia de otras monedas emergentes? ¿Qué papel juega la Reserva Federal de Estados Unidos en su comportamiento? ¿Qué riesgos y oportunidades presenta para México?
La liquidez es la capacidad de una moneda para ser comprada y vendida fácilmente en los mercados cambiarios, sin que su precio se vea afectado significativamente. Una moneda líquida genera confianza entre los inversionistas y se negocia en grandes volúmenes. La moneda más líquida del mundo es el dólar estadounidense, que tiene el mayor volumen de compra y venta en los mercados internacionales y es la principal referencia para otras divisas.
En el otro extremo, las monedas menos líquidas son aquellas menos apetecidas, como por ejemplo las que vienen de países con alta inflación, donde el papel cada día vale menos y la mayor parte de las personas quiere deshacerse de ellas. En Latinoamérica se pueden mencionar los bolívares venezolanos o los pesos argentinos.
Por lo tanto, que el peso mexicano tenga mucha liquidez es una buena señal. Una moneda líquida tiene más posibilidades de apreciarse que la que se negocia poco en los mercados porque no es demandada. En ese contexto, el peso mexicano es actualmente la moneda más líquida de Latinoamérica porque se compra y se vende más que el resto de las divisas de la región.
Aunque tener una moneda fuerte y líquida puede parecer una ventaja indiscutible, lo cierto es que también implica algunos desafíos y amenazas para la economía mexicana. No todo es positivo para una moneda muy dura.
Un peso muy apreciado puede afectar la competitividad de las exportaciones mexicanas, ya que hace que los productos nacionales sean más caros para los compradores extranjeros. Eso puede generar un déficit comercial, es decir, que México importe más de lo que exporta, lo que puede tener consecuencias negativas para el crecimiento económico y el empleo.
Un peso muy apreciado puede perjudicar el sector turístico, ya que hace que México sea un destino más costoso para los visitantes extranjeros. Esto puede disminuir el flujo de turistas y los ingresos por concepto de divisas.
Un peso muy apreciado puede afectar el poder adquisitivo de quienes reciben remesas desde el exterior, ya que reciben menos pesos por cada dólar enviado. Esto puede tener un impacto social negativo, ya que las remesas son una fuente importante de ingresos para millones de familias mexicanas, especialmente las más pobres.
Por otro lado, un peso fuerte también ofrece algunas oportunidades y beneficios para la economía mexicana. Un peso fuerte ayuda a controlar la inflación, ya que hace que los productos importados sean más baratos y reduce la presión sobre los precios internos. Esto beneficia el poder adquisitivo de los consumidores y mejora su bienestar. Además, permite al Banco de México mantener una política monetaria menos restrictiva, es decir, bajar las tasas de interés para estimular el crédito y la inversión.
Un peso fuerte favorece la inversión extranjera directa, ya que hace que México sea un país más atractivo y seguro para los inversionistas. Esto implica un mayor flujo de capitales, tecnología y conocimiento al país, lo que puede contribuir al desarrollo de sectores estratégicos como el energético, el financiero o el de telecomunicaciones.
Un peso fuerte mejora la posición financiera del gobierno, ya que reduce el costo de la deuda pública externa y facilita su pago. Esto implica un menor riesgo de incumplimiento y una mayor confianza en las finanzas públicas.
Como se ha visto, el peso mexicano es una moneda que tiene muchas fortalezas, pero también algunos retos. Su comportamiento depende de una serie de factores que pueden variar en cualquier momento y que requieren una constante vigilancia y adaptación por parte de las autoridades económicas y financieras del país.
Ahora bien, si la Fed decide subir sus tasas de interés o reducir su balance, esto puede fortalecer al dólar frente al peso y otras monedas emergentes. Esto dependerá de cómo evolucione la economía estadounidense y sus indicadores de inflación, crecimiento y empleo.
Por otro lado, la relación comercial entre México y Estados Unidos. Si se logra ratificar el nuevo tratado comercial entre ambos países, esto puede generar certidumbre y confianza en el peso mexicano. Por el contrario, si se presentan tensiones o conflictos comerciales, esto puede generar incertidumbre y volatilidad en el peso mexicano.
Además, si el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador logra implementar sus planes de combate a la corrupción, la pobreza y la violencia, esto puede generar credibilidad y estabilidad en el peso mexicano. Por el contrario, si se presentan problemas de gobernabilidad, seguridad o transparencia, esto puede generar desconfianza y nerviosismo en el peso mexicano.
En conclusión, el “superpeso” mexicano es una moneda que tiene muchos méritos, pero también muchos desafíos. Su futuro dependerá de cómo se manejen los riesgos y las oportunidades que se presenten en el escenario nacional e internacional. Lo importante es mantener una política económica responsable, prudente y equilibrada que permita aprovechar las ventajas de tener una moneda fuerte y líquida, pero también mitigar los efectos negativos que pueda tener para algunos sectores. Hay que recordar la fortaleza de una moneda no es una panacea.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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