El precio de Bitcoin: ¿Lo peor ya pasó?

Hay muy pocas personas en este espacio que se pueden dar el lujo de demostrar “preocupación” en tan tiempos inciertos. En muchos sentidos, todo vendedor es un maestro de la negación. Los fondos de inversión, los exchanges, las criptoempresas, la prensa y los influencers se ganan la vida vendiendo el sueño “Bitcoin”. ¿Cuál es ese sueño? Bueno, el sueño de “riquezas sin límite”. En muchos casos, este sueño es doble. Se vende el sueño de “riquezas sin límite” y, al mismo tiempo, se vende el sueño de la futura “utopía libertaria”. Claro que esos sueños se deben vender con mucha seguridad. En otras palabras, deben parecer una apuesta segura. De esta forma, obtener la fe impoluta de los feligreses. El barco se puede estar hundiendo. Sin embargo, los músicos deben seguir tocando hasta el final con expresión serena e imperturbada.

Imaginemos por un momento que queremos comprar una panadería. De pronto, encontramos una panadería a la venta y comienza la aventura. El agente de ventas seguramente nos presenta el negocio como una gran oportunidad. El dueño de la panadería probablemente también se une a esta campaña optimista. El vendedor del trigo aplaude el negocio con mucho entusiasmo. Es posible que la prensa le haga una entrevista al viejo panadero que vende su panadería para poder pasar más tiempo con sus nietos. Y el influencer, amante del buen pan, hace un video que se hace viral. El gremio de panaderos envía una nota de prensa hablando del gran futuro del pan como la comida del futuro. Celebridades, empresarios y el público en general se contagian de este entusiasmo. Obvio que quieren nuestro dinero. ¿Por qué? Porque es muy conveniente para ellos y su sector captar nuestra inversión. La gran pregunta: ¿Es la inversión conveniente para nosotros?

El joven ingenio se une a una tribu y automáticamente se siente parte de una familia. Deja su aislamiento para unirse al poderoso grupo. Es uno de los iluminados. Se coloca luces en los ojos en su perfil de Twitter para gritarle al mundo que es uno de los elegidos. La tribu le da una familia, unos enemigos y una narrativa. Su fe incuestionable es la prueba fiel de su compromiso. ¿Es Herbalife bueno para mí? ¿Tiene Amway excelentes productos? ¿Es Avon una marca reconocida? ¿Qué tan sabroso es el pan de tu panadería? ¿Es Bitcoin una buena inversión? Nunca es fácil obtener una respuesta objetiva de un fanático. ¿Cómo identificar a un fanático? Hazle críticas. El moderado escucha, reflexiona y argumenta. El fanático se ofende, se molesta y, por lo general, arremete contra el “atacante”.

Cronometrar el mercado no es tarea fácil. En líneas generales, los mercados son impredecibles. Nadie conoce el futuro. Sin embargo, no es muy difícil llegar a creer que sí contamos con el don de la profecía. Cierto, los inversores crean expectativas. Y las expectativas, en muchos casos, se convierten en profecías auto-cumplidas. El optimismo, por ejemplo, impulsa las compras. En consecuencia, el precio sube debido a esas compras. Ocurre lo inverso con el pesimismo. El pésimo genera ventas. De pronto, nuestras expectativas se cumplen confirmando así nuestra posible “clarividencia”. Nos creemos unos “genios” y pensamos que el futuro es fácil de predecir. Falso. Ahora bien, es muy importante a la hora de realizar nuestros análisis del precio tomar muy en cuenta nuestros sesgos y nuestras vulnerabilidades cognitivas.

En lo que se refiere al precio de Bitcoin, podemos declarar un minino en el momento que se agotan los vendedores y los posibles compradores tienen mucho dinero a sus bolsillos. Durante la caída de marzo del 2020, muchos vendieron preocupados por la pandemia. Sin embargo, el precio se recuperó al poco tiempo debido a la gran disponibilidad de liquidez en circulación. ¡Gracias, papá Fed! En aquel momento, no era muy difícil ser optimista, porque el futuro hacía promesas que podía cumplir. Cuando esto pasa, podemos decir que lo peor ya ha pasado.

Hoy la situación es un poco más complicada. Cierto que el mercado sí da la impresión de estar sobrevendido. Y uno podría sentirse tentado a entrar en modo “Buy The Dip”. Sin embargo, los compradores en estos momentos se están refugiando en activos más estables esperando las señales de que la inflación está disminuyendo, de que no tendremos una recesión, de que las cadenas de producción están cumpliendo con la demanda y de que la Guerra en Ucrania tendrá un pronto final. Con una luz al final del túnel, se podría comenzar a decir que lo peor tal vez ya pasó. Lamentablemente, todavía no tenemos esa luz al final del túnel. Y sin eso, es muy difícil declarar un mínimo para Bitcoin. Lo que implica que aún hay el riesgo de más caídas del precio para nuestro futuro. 

Por supuesto que no todo es negativo. Si bien es cierto que tenemos señales de una desaceleración económica, el mercado laboral todavía se muestra bastante fuerte. Los ingresos corporativos aún se mantienen en verde. Y el endeudamiento por parte de los ciudadanos sí está muy elevado, pero no está en sus peores momentos. Lo que implica que la posibilidad de una crisis crediticia es, por ahora, debatible. El “aterrizaje suave” aún es posible. Cierto, la situación es preocupante, pero no estamos tan mal. Podríamos estar mucho peor.

En circunstancias tan complejas e impredecibles, lo mejor que puede hacer un inversor es protegerse para los distintos escenarios. Eso normalmente significa no poner todos los huevos en una misma canasta. Adicionalmente, no sería muy insensato añadir más estabilidad a nuestro portafolio, pese a que eso puede significar una pérdida de oportunidades en el caso de que los escenarios más positivos se conviertan en una realidad.

¿Qué pasó con la estrategia de comprar a largo plazo? Todavía es perfectamente válida. Sin embargo, es pertinente hacer varias acotaciones al respecto. La estrategia es válida para los que compraron barato, para los que están libres de deudas y para los que cuentan con los suficientes fondos para cumplir con sus compromisos en los próximos 5-10 años. Este no es el caso de El Salvador o de Microstrategy, por ejemplo. Supongamos que el precio de Bitcoin se desploma y cae al nivel de los $15K. Y el precio dura un par de años en recuperarse. ¿Qué pasa con la deuda en fiat cuando tu promedio de compra ha sido $30K o más? ¿Qué pasa con tus acreedores que esperan sus pagos en unos meses?

Cuando Bitcoin estaba muy cerca de su máximo histórico, Michael Saylor, CEO de Microstrategy, todavía hacía videos recomendándole a la gente hipotecar sus casas para comprar Bitcoin en $50K. Esto nos recuerda de que el optimismo fanático es sumamente peligro e irresponsable. ¿Lo peor ya pasó? Es muy difícil saberlo. Lo mejor, sin embargo, es tomar todas las precauciones pertinentes. 

 Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.

Te puede interesar: 

Las inversiones en criptoactivos no están reguladas. Es posible que no sean apropiados para inversores minoristas y que se pierda el monto total invertido. Los servicios o productos ofrecidos no están dirigidos ni son accesibles a inversores en España.