El precio de Bitcoin: ¿Cuál es el pronóstico para fin de año?
Nadie conoce el futuro. Nada es preciso en los mercados. Y todos los pronósticos son falsos de una u otra manera. En cierto modo, es adivinar. Un día se acierta y el otro no, pero adivinanza es adivinanza. Lo único cierto es que los mercados fluctúan. Las cosas cambian. Todo pronóstico es más un diagnóstico del presente que del futuro. Es el futuro como expectativa. Más que una certeza es una apuesta educada. Ahora bien, compramos hoy, porque anticipamos un mejor precio para mañana. ¿Mejorará el precio de Bitcoin para fin de año?
Entre los más idealistas, se pretende que el precio de Bitcoin no es importante. ¿En serio? ¿A quién engañan? Sí, algunos declaran con total descaro que el precio de Bitcoin no es importante. Al parecer, todo el que invierte en Bitcoin es un activista antisistema boicoteando al sistema monetario mundial. O sea, aparentemente, el objetivo es político y no financiero. Sin embargo, eso obviamente es una narrativa que se maneja a nivel muy estético. En gran parte, es para posar como héroes en las redes sociales. Pero es obvio y evidente que el precio de Bitcoin sí es importante para la gran mayoría de los inversores de Bitcoin. De hecho, es una obsesión.
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Entonces, una cosa es lo que se dice de la boca para fuera y otra muy distinta es la realidad de los hechos. Otro fenómeno interesante es la reacción altamente emotiva que desata la palabra “especulación”. La frase “Bitcoin es un activo especulativo” siempre despierta controversia. ¿Por qué? Bueno, porque el término por lo general es usado en su versión despectiva. No obstante, “especular” es una actividad perfectamente válida. Especular es comprar algo esperando que su precio mejore en el futuro para mantener o vender. Un activo especulativo es un activo no productivo que carece de valor intrínseco. Es decir, no es un negocio que produce dividendos o una mercancía que se consume. Así de sencillo.
¿Cómo se hace un avalúo de un activo especulativo? Aquí viene lo complicado. El valor de un negocio por lo general se estima tomando en cuenta los ingresos. El valor de una mercancía se calcula por la oferta y la demanda. En este sentido, un activo especulativo se parece más a una mercancía que a un negocio. No es sorpresa que el oro es una mercancía que se utiliza como activo especulativo. Los inversores en valor como Warren Buffett suelen no invertir en activos especulativos, porque la inversión en valor se enfoca en los ingresos de un negocio. Y, en el caso de los activos especulativos, esta metodología no aplica. El mismo Buffett lo ha reconocido en muchas ocasiones no invertir en activos especulativos porque no sabe cómo valorarlos.
¿Cómo podemos hacer nosotros en el caso de Bitcoin? Bueno, podemos considerar tres elementos para hacer la valoración: Macroeconomía, reputación y demografía. Nótese que aquí no hago mención de la escasez. Y no la menciono porque, pese a la importancia de la escasez, sin demanda, no hay valor. Se habla mucho del famoso dilema entre el agua y el diamante. Bueno, los diamantes por muy escasos que sean, si nadie los quiere, pierden su valor.
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Por macroeconomía, me refiero a las decisiones de la Reserva Federal de los Estados Unidos en primer grado y al Banco Central Europeo en segundo grado. Me refiero específicamente a la política monetaria del momento. ¿Están emitiendo moneda o están retirando moneda? Esto es de suma importancia, porque el precio de los activos depende mucho de la liquidez disponible. La abundancia de liquidez del dólar es de relevancia extrema para los mercados con escasa liquidez y alta volatilidad como Bitcoin. Porque la abundancia de liquidez aumenta la tolerancia al riesgo de los inversores.
Por reputación, me refiero al nivel de confianza que rodea a un activo. Bitcoin es un activo digital, global y ciudadano en un momento de auge digital y rechazo generalizado a todo lo estatal. Bitcoin es tecnología de vanguardia en un mundo cada vez más tecnológico. Tenemos Fintech, las carteras digitales, y la revolución Robinhood. Es decir, lo cripto está en el centro de esa ola. Las Big Tech están en esa onda. Los bancos están en esa onda. Porque lo digital está en pleno apogeo.
Por demografía, me refiero al cambio generacional. Las dinámicas demográficas son vitales para lo económico. Sin embargo, suelen no incluirse en los análisis. Con los boomers, pasando a mejor vida y dejando su dinero a sus hijos, y los millennials creciendo en edad y capital, aquí tenemos a una generación que creció con Facebook y cree en Bitcoin que en los próximos años tendrá bastante dinero para invertir.
Ahora bien, si tomamos en cuenta estos tres pilares (macroeconomía, reputación y demografía) como nuestros fundamentales, podríamos deducir que la reciente caída de los precios podría estar vinculada más a la rotación de los mercados que a un factor más permanente. Esta rotación perjudicó temporalmente al sector tecnológico. Sin embargo, todo parece indicar que se trata de una fase pasajera causada por la vuelta (gradual) a la normalidad, que ha beneficiado financieramente a los negocios particularmente golpeados durante la pandemia. En otras palabras, el dinero comenzó a fluir del sector “growth” hacia el sector “valor” durante este periodo de transición.
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No obstante, los reportes corporativos del segundo trimestre del año despertaron un nuevo optimismo tecnológico. La Reserva Federal no ha cambiado su política monetaria. Y el fenómeno demográfico tampoco ha cambiado. En otoño, tenemos el retorno a clases. Y esperamos que todo sea más “normal” para el último trimestre del año. O sea, el impulso económico de los últimos meses seguramente será importante.
¿Qué significa esto para el precio de Bitcoin? Primero, es probable que el precio mejore. Segundo, es probable que superemos el máximo histórico ($63K). Tercero, si el impulso es lo suficientemente grande, podríamos estar hablando de los nuevos máximos en la órbita de los $100K o más. ¿Por qué? Bueno, porque seguramente habrá mucho dinero en circulación, el auge tecnológico seguirá tomando nuevos impulsos y los millennials seguirán siendo millennials.
El lector siempre busca números exactos en fechas exactas. Lamentablemente, a la gente le gusta que le mientan. Pero es un error obsesionarse por la exactitud. La pregunta clave: ¿Qué hacer? ¿Comprar, mantener o vender? Definitivamente, no es tiempo de vender.
Este artículo no contiene consejos ni recomendaciones de inversión. Todas las inversiones y operaciones implican un riesgo, y los lectores deben realizar su propia investigación a la hora de tomar una decisión.
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