El “Internet de la Propiedad” y como NFT ha creado un nuevo mercado digital
Corría el año 2014 cuando encontré en Internet un vídeo que me hizo explotar la cabeza, el “Internet de la Propiedad” era posible gracias a la tecnología.
Era un video sobre un nuevo protocolo que permitía crear tokens (fungibles y no fungibles) en la cadena principal de Bitcoin, dando la posibilidad a un emisor de “colorear” una porción pequeña de Bitcoin (3 satoshis), incorporándole una información adicional que podía incluir algún tipo de derecho sobre un bien o servicio.
De esta forma el receptor de este “Bitcoin coloreado” obtenía unos satoshis (con valor monetario cercano a cero) pero a la vez se convertía en poseedor de un derecho que le permitiría recibir algo en el futuro que le entregaría el propio emisor.
El concepto de la tokenización me fue introducido y desde entonces no hubo vuelta atrás.
La tokenización del todo abre las puertas a un nuevo mercado digital
Esto abría las puertas a un mundo de oportunidades nunca visto en la historia.
La posibilidad que dos personas que no se conocían de nada, sin necesidad de confianza y cada una en una punta del mundo, pudieran intercambiarse un derecho real (sobre una obra de arte, un lingote de oro, una entrada a un concierto…) sin necesidad de pedir permiso a nadie, sin necesidad de intermediarios, sin papeleo, sin burocracia, de forma casi instantánea y además prácticamente gratis.
El emisor se comprometía a entregar el bien o servicio a la persona que pudiera demostrar que era poseedor del token.
Ese día supe que el futuro lo tenía justo delante de mis narices.
El descubrimiento del Internet de la Propiedad
Un par de años después me reuní con un coleccionista de arte tradicional para hablarle del asunto y me dijo textualmente “Toni, esto que me cuentas puede cambiar el mundo.”
Durante esa interesante conversación me explicó que la mayor concentración de obras de arte del mundo se encuentra en un almacén en el aeropuerto de Luxemburgo. Un lugar donde las obras no se ven, ni se exhiben, simplemente están guardadas, pues a sus dueños no les interesa tanto el hecho de disfrutar de ellas, sino dos aspectos:
- Propiedad: el poder demostrar que la obra es suya.
- Liquidez: Tener la opción de venderla y transferir esta propiedad con la menor fricción posible.
Eso me ayudó a entender el potencial de esta nueva forma de internet que yo llamo “El Internet de la Propiedad”, una tecnología con potencial de escalar en ordenes de magnitud los mercados tradicionales tal y cómo los conocemos.
Los tokens no fungibles (NFT) hacen posible el nacimiento de un nuevo mercado digital: crypto art
Seguramente habrás escuchado alguna vez el término “Internet del Valor”. Es un término que yo mismo he usado en alguna ocasión pero creo que no refleja totalmente la realidad y en algunos casos incluso complica que se pueda entender todo el potencial que esta tecnología nos trae.
El valor es subjetivo y por supuesto, no todo lo que esté en blockchain tiene valor solo por el hecho de estar ahí. Lo que es irrefutable es que en mi wallet, del cual solo yo controlo la clave privada, existe un apunte contable que dice que yo tengo algo (tenga más o menos valor) y soy la única persona en el mundo que puede gastarlo/transferirlo.
En la actualidad vivimos un boom de los NFTs (tokens no fungibles). Es un mercado con las bondades que antes mencionaba, pero curiosamente, en la mayoría de los casos, basado en puro arte digital sin obligación alguna por parte del artista de entregar un producto físico o servicio.
Esta nuevo mercado de arte está sustentado por una prueba criptográfica (una firma digital y un apunte contable en blockchain) que demuestran que el comprador es el poseedor de un activo digital (token) que un determinado artista ha creado, el cual, incorpora en él una referencia a una obra diseñada por él mismo. Una vez más, destacando el concepto de Propiedad sobre el propio activo pues la pieza digital puede copiarse y reproducirse infinitas veces.
Este es seguramente el concepto más importante y a la vez más difícil de entender.
La abundante liquidez que hay en el mercado ha permitido hacer hervir un ecosistema que no para de crecer. Una explosión de creatividad y emprendimiento en torno a este concepto.
Mucho dinero invertido, parte quizás malgastado. Lo más interesante es intentar comprender hacia dónde se dirige el mundo, cuáles van a ser los nuevos mecanismos de gobernanza basados en este nuevo Internet de la Propiedad y de qué forma los que estamos participando en esta revolución vamos a ser capaces de utilizar sus bondades para crear un futuro mejor.
La responsabilidad es grande: el momento único y decisivo.
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