El índice del dólar estadounidense confirma patrón de “cruce dorado”, una señal que analistas consideran alcista
El índice de fortaleza del dólar (DXY) alcanzó el 22 de septiembre su nivel más alto en casi 10 meses, lo que indica una creciente confianza en el dólar estadounidense frente a otras monedas fiduciarias como la libra esterlina, el euro, el yen japonés y el franco suizo.
Se confirma la “cruz dorada” del DXY
Además, a los inversores les preocupa que este aumento de la demanda del dólar estadounidense pueda suponer un desafío para bitcoin (BTC) y las criptomonedas, aunque estas preocupaciones no están necesariamente interconectadas.
El DXY confirmó un patrón de cruce dorado cuando la media móvil de 50 días superó la media móvil más larga de 200 días, una señal que los analistas técnicos suelen considerar precursora de un mercado alcista.
Repercusiones de la recesión y riesgos de inflación
A pesar de que algunos inversores creen que las tendencias históricas vienen determinadas únicamente por los patrones de precios, es importante señalar que en septiembre el dólar estadounidense mostró fortaleza, incluso ante la preocupación por la inflación y el crecimiento económico de la mayor economía del mundo.
Las expectativas del mercado para el crecimiento del producto interior bruto estadounidense en 2024 rondan el 1.3%, por debajo de la tasa media del 2.4% de los cuatro años anteriores. Esta ralentización se atribuye a factores como el endurecimiento de la política monetaria, la subida de los tipos de interés y la disminución del estímulo fiscal.
Sin embargo, no todas las subidas del DXY reflejan una mayor confianza en la política económica de la Reserva Federal estadounidense. Por ejemplo, si los inversores optan por vender bonos del Tesoro estadounidense y mantener el efectivo, ello sugiere que los escenarios más probables son una recesión inminente o un repunte significativo de la inflación.
Cuando la tasa de inflación actual es del 3.7% y sigue una trayectoria ascendente, hay pocos incentivos para asegurarse un rendimiento del 4.4%, lo que ha llevado a los inversores a exigir un rendimiento anual del 4.62% a los bonos del Tesoro estadounidense a cinco años a partir del 19 de septiembre, lo que supone el nivel más alto en 12 años.
Estos datos demuestran inequívocamente que los inversores están evitando los bonos del Estado en favor de la seguridad de las posiciones en efectivo. Esto puede parecer contraintuitivo en un principio, pero se alinea con la estrategia de esperar a un punto de entrada más favorable.
Los inversores prevén que la Reserva Federal seguirá subiendo los tipos de interés, lo que les permitirá obtener mayores rendimientos en el futuro.
Si los inversores no confían en la capacidad de la Reserva Federal para frenar la inflación sin causar un daño económico significativo, es posible que no exista un vínculo directo entre un DXY más fuerte y una menor demanda de bitcoin. Por un lado, existe un menor apetito por los activos de riesgo, como demuestra la rentabilidad negativa del S&P 500 del 4.3% en septiembre. Sin embargo, los inversores reconocen que acumular efectivo, incluso en fondos del mercado monetario, no garantiza un poder adquisitivo estable.
Que haya más dinero en circulación es positivo para el precio de bitcoin
A medida que el Gobierno sigue elevando el tope de deuda, los inversores se enfrentan a la dilución, lo que hace que los rendimientos nominales sean menos significativos debido al aumento de la oferta monetaria. Esto explica por qué los activos escasos, como bitcoin, y algunas empresas tecnológicas líderes pueden tener un buen rendimiento incluso durante una desaceleración económica.
Si el S&P 500 continúa su tendencia bajista, los inversores podrían abandonar los mercados de riesgo independientemente de su escasez o potencial de crecimiento, al menos inicialmente. En este entorno, bitcoin podría tener un comportamiento negativo.
Sin embargo, es importante señalar que este análisis pasa por alto el hecho de que las mismas presiones de la inflación y la recesión probablemente aumentarán la oferta monetaria, ya sea a través de la emisión adicional de deuda del Tesoro o de la compra de bonos por parte de la Reserva Federal a cambio de dólares estadounidenses.
En cualquier caso, el aumento de la liquidez en los mercados tiende a favorecer a bitcoin, ya que los inversores pueden buscar refugio en activos alternativos para protegerse de la “estanflación”, una situación marcada por el estancamiento del crecimiento económico junto con una inflación galopante.
Por lo tanto, el cruce dorado del DXY no tiene por qué ser necesariamente negativo para bitcoin, sobre todo a largo plazo.
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