El futuro de Bitcoin en la Nueva China
En los primeros días del mes de agosto, el presidente Trump dio una orden ejecutiva a las empresas estadounidenses con relaciones comerciales con ByteDance, los dueños de TikTok, la famosa aplicación para compartir videos, y con WeChat, el servicio chino de pagos y mensajería. Fue un ultimátum. Tienen que cortar la relación y desacoplarse. Es parte de la guerra comercial/tecnológica con China. Es cierto. Hay una guerra. Pero no es algo nuevo. China lleva construyendo su “Gran Fire Wall” desde 1997. WhatsApp, Gmail y Facebook Messenger están bloqueados por la “Gran Fire Wall”, por ejemplo. China tiene sus propias aplicaciones y se han enfocado en la autosuficiencia tecnológica desde hace mucho tiempo. La China de hoy no es lo que creemos. Se está consolidando una Nueva China.
Esa imagen que tenemos de China en Occidente no es actual. Normalmente, cuando pensamos en China pensamos en la gran fábrica del mundo. Mano de obra barata, tierra barata, excelente infraestructura, imitaciones, calidad dudosa y precios por el piso. Claro que el mundo está inundado con productos chinos. Lo chino no siempre es lo mejor, pero es lo más barato. Y, con esa fórmula, se convertirán en los amos de las exportaciones a nivel global.
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Desde mi primer viaje a China en el 2005, me di cuenta al instante que los chinos eran unos expertos imitando. Todo tenía su copia china. El gran negocio era encontrar un nicho y luego vender la copia china. La copia china era virtualmente idéntica a su original, pero a una fracción del precio. En la calle, se podían encontrar imitaciones de Rolex por $1. Y si querías la copia idéntica, la podrías obtener por $12. Fábricas y comercios por todos lados. En aquel entonces, nuevos edificios se inauguraban todos los días. Había grúas por todos partes. La velocidad del crecimiento era simplemente asombrosa. Uno sentía que estaba ante un milagro.
Eran los tiempos de la apertura económica. El énfasis era el comercio. Claro que todo era un caos. La economía se abrió a manera de una explosión. A nivel político, el Partido Comunista tenía el control total, pero a nivel económico era un capitalismo salvaje. El plan era crecer de forma explosiva. “Toda industrialización era buena industrialización”. Más allá de eso, sálvese quien pueda. Era simplemente un tsunami de progreso. En la televisión solo había un par de canales y muchas páginas en Internet estaban bloqueadas. Wikipedia, por ejemplo. Pero en materia económica, había libertad total. El país se estaba construyendo en dos capas. Autoritarismo en lo político. Capitalismo salvaje en lo económico.
Esa China de mis recuerdos comenzó a cambiar con la llegada de Xi Jinping al poder. Xi está creando una nueva forma de capitalismo de estado uniendo mecanismos de libre mercado con una mayor presencia del Gobierno (Partido Comunista) sobre la economía china. La tendencia es mayor control del Partido sobre todos los aspectos de la vida y un mayor control de Xi Jinping sobre el Partido. Antes todo era sobre el comercio. La nueva agenda económica es diferente. El nuevo enfoque consiste en la eficiencia y la innovación. Trabajar con fronteras más cerradas. Es decir, no depender tanto de las exportaciones. Ahora todo es sobre el orden y resistencia a las amenazas. Xi pretende mirar más hacia dentro y bloquear influencias externas. Y eso quiere decir principalmente Big Tech occidental. Y todo esto está ocurriendo bajo un Gobierno orwelliano de vigilancia masiva de sus ciudadanos.
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La época de “toda industrialización es buena industrialización” quedó atrás. Ahora hay planes y prioridades. Y a mayor prioridad, mayor control estatal. Tres sectores claves: Tecnología, finanzas y energía. ¿La Libra de Facebook en China? Buena suerte con eso. Como ahora, todo va a seguir llegando por los caminos verdes con el uso de VPNs y otros mecanismos evasivos. La vía clandestina nunca se acabará. Siempre existirá un sector operando fuera de la ley. Pero el Gran Hermano querrá verlo y controlarlo todo. Es decir, el oficialismo estará en guerra permanente con los mercados negros. Adiós capitalismo salvaje.
Mientras que la economía de Estados Unidos se contraerá 8% este año, la economía en China crecerá 1%. China no ha sufrido tanto por los aranceles como se pensaban. Y es porque las exportaciones ya no son tan vitales para su Producto Interno Bruto. Del mismo modo, ya no se están importando tantas materias primas como antes, porque la economía ha evolucionado y se están expandiendo en el sector servicios. Mala noticia para Latinoamérica. Su cliente estrella ya no estará comprando tanto.
Si bien es cierto que el crecimiento chino está basado principalmente en una deuda insostenible, subsidios y robo de propiedad intelectual, sería un error subestimar a la Nueva China de Xi Jiping. Tecnología, tecnología, tecnología. Pero con control estatal total.
Vemos como es la Nueva China. WeChat, por ejemplo. WeChat es Whatsapp, Facebook, Amazon, Uber, Instagram, PayPal, Expedia, y MercadoLibre, todo en uno. Toda China está en WeChat. Ya nadie paga en efectivo en China. Todo, absolutamente todo. Desde un café, hasta una casa. Se paga con WeChat Pay o AliPay. Ellos no tienen problemas de adopción. El dinero digital está en todos partes. La digitalización es omnipresente. Muchos negocios ya no tienen caja y casi nadie acepta billetes de papel. Fintech es rey. Y, por supuesto, los dueños de Tencent (matriz de WeChat) bailan el tango con el partido.
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La nueva criptomoneda estatal china no traerá nada revolucionario. El ciudadano promedio no notará la diferencia. Es un cambio que ocurrirá tras bastidores. El “yuan digital” solo se incorporará a las carteras de WeChat y AliPay.
¿Y Bitcoin? ¿Cuál es el rol de Bitcoin en este nuevo capitalismo de estado orwelliano? Bueno, no hay que ser un genio para saber que Bitcoin es una amenaza y vivirá en las sombras. Se usará para evitar controles y fugar capitales en un mercado negro. Bitcoin, Tether, y las demás criptos. Yo asumo, considerando la nueva economía de Xi Jiping, que Bitcoin no estará en la lista de amigos.
El gran enigma es la minería. La fabricación de máquinas y las granjas. Es posible que el Gobierno permita la minería porque en realidad no perjudica directamente a sus planes. De hecho, generan ingresos para el país. ¿Pero cómo van a controlar los bitcoins minados? No lo sé. Es posible que impongan prohibiciones por un lado y al mismo tiempo se hagan la vista gorda por otro. Bitcoin puede ser una grita incontrolable para la fuga de capitales, pero al mismo tiempo la minería china es demasiado poderosa para ignorarla del todo. No sé cómo el Gobierno solucionará este dilema. Pero seguro que los cabecillas de Bitmain han tenido más de una reunión secreta con los funcionarios del Partido. ¡La Nueva China, señores!