El curioso caso de las monedas gigantes de Yap: nuestro concepto del dinero ya no será el mismo.
¿Qué es el dinero? Quizás pienses que es algo que se usa para comprar cosas, que tiene valor porque es escaso y que se inventó para facilitar el intercambio. Eso es lo que nos han enseñado muchos autores clásicos, como Aristóteles, John Locke y Adam Smith. Pero resulta que ese concepto clásico está incompleto. Es más, es un error tan grande como el universo ptolemaico. La realidad es mucho más compleja e interesante.
El liberalismo clásico pensaban que el dinero tenía que estar basado en algo real o limitado. Por ejemplo, en oro o plata. Esta idea se transmitió de generación en generación, desde los economistas y políticos del siglo XVIII hasta los rebeldes y revolucionarios del siglo XXI. De esa escuela, vienen los libertarios, anarcocapitalistas, cypherpunks y bitcoiners. Pero el dinero no es tan simple ni estático. Es más bien un fenómeno social y cultural que cambia con el tiempo y el contexto. Sin embargo, muchos siguen aferrados a su visión del dinero como una verdad absoluta e indiscutible. Pongamos en duda nuestras suposiciones.
Entonces, ¿qué es el dinero realmente? No es algo que tenga valor por sí mismo, sino algo que usamos para medir y pagar nuestras deudas sociales. No importa si el dinero es de papel, metal o digital. Lo que importa es el acuerdo que tenemos entre nosotros sobre su valor. El dinero es una herramienta social que funciona gracias a nuestra confianza y colaboración.
John Locke, el padre del liberalismo, se equivocó sobre el dinero. Él creía que el dinero era algo concreto y escaso, como el oro o la plata. Y que nadie podía cambiar su valor sin violar los derechos de los dueños. Pero eso fue un error. El dinero no es una cosa, sino un acuerdo social y político. Su valor depende de la confianza y el consenso de quienes lo usan, no de su material o escasez. Al defender un dinero escaso y fijo, Locke causó una crisis económica. La gente tenía menos dinero para comprar y vender. Hoy en día, muchos siguen el dogma de Locke sobre el dinero. Pero ese dogma hay que ponerlo a prueba.
Aristóteles, John Locke y Adam Smith fueron grandes pensadores que influyeron en la economía y la política. Ellos construyeron sus ideas sobre la naturaleza del dinero usando la lógica deductiva, es decir, partiendo de principios generales y llegando a conclusiones particulares. Pero sus ideas no eran del todo correctas ni completas. En los últimos tiempos (siglo XIX, XX, XXI), los hallazgos y estudios antropológicos han mostrado que el dinero es un fenómeno más complejo y diverso de lo que ellos creían.
Para ilustrar esto, viajemos por el tiempo y el espacio hasta llegar a un lugar muy lejano y exótico: la isla de Yap. Yap es una pequeña isla del océano Pacífico, que forma parte de los Estados Federados de Micronesia. Allí, los habitantes han usado durante siglos unas monedas muy peculiares: los fei. Los fei son unos discos de piedra caliza con un agujero en el centro, que pueden medir desde unos pocos centímetros hasta más de tres metros de diámetro y pesar varias toneladas. Estas monedas se encuentran por toda la isla, en los jardines, las playas o las aldeas. Algunas son tan grandes que no se pueden mover fácilmente.
¿Te imaginas usar estas monedas para comprar algo? ¿Cómo lo harías? ¿Qué valor tendrían? Estas son algunas de las preguntas que se hizo el antropólogo William Henry Furness III cuando visitó Yap en 1903. En su libro The Island of Stone Money (1910), Furness nos cuenta sus observaciones y descubrimientos sobre esta curiosa forma de dinero.
Furness nos cuenta que los fei no se fabricaban en Yap, sino que se traían de otras islas lejanas, como Palau o Guam, donde había canteras de piedra caliza. Los yapenses realizaban expediciones peligrosas y costosas para extraer y transportar estas piedras, que consideraban valiosas por su rareza y belleza. Una vez en Yap, las piedras se tallaban en forma de disco y se perforaban en el centro para facilitar su manejo.
Furness nos cuenta que los fei no se intercambiaban físicamente, sino que se transferían simbólicamente. Es decir, cuando alguien quería pagar algo con un fei, no tenía que moverlo de su lugar, sino que simplemente tenía que anunciar públicamente a quién le cedía la propiedad de la piedra. Así, el nuevo dueño podía dejar el fei donde estaba y usarlo más tarde para otro pago. El valor de cada fei dependía de su tamaño, su antigüedad, su historia y su aceptación social.
Furness quedó fascinado por este sistema monetario tan diferente al occidental. Pero lo que más le sorprendió fue el caso de un fei que se había hundido en el mar durante una tormenta y que seguía siendo válido como dinero. Los yapenses sabían que la piedra existía y recordaban quién era su dueño, así que no les importaba que no estuviera visible ni accesible. Para ellos, el dinero era una cuestión de memoria y consenso.
¿Qué nos enseña este ejemplo sobre el dinero? El dinero no es una cosa material e inmutable, sino una idea social y dinámica. El dinero es un sistema de crédito mutuo basado en la confianza y el acuerdo entre las personas. No importa si el dinero es de metal, papel o código. Lo que importa es el valor que le damos entre nosotros.
Esta visión del dinero nos ayuda a entender mejor cómo funciona la economía actual, donde el dinero es cada vez más digital e intangible. También nos hace cuestionar algunas ideas convencionales sobre el dinero, como la necesidad de respaldarlo con algo escaso o tangible, como el oro, la plata o Bitcoin. El dinero no necesita respaldo material, sino respaldo social.
Se trata de una idea que nos permite intercambiar bienes y servicios, crear riqueza y prosperidad, y resolver problemas colectivos. El dinero es una de las ideas más poderosas y revolucionarias de la historia humana. Y como toda idea, puede cambiar y evolucionar con el tiempo y el contexto.
Por eso, es importante entender el dinero desde una perspectiva amplia y crítica. No podemos dar por sentado que el dinero que usamos hoy es el único posible o el mejor. Tenemos que estar abiertos a explorar otras formas de dinero que puedan adaptarse mejor a las necesidades y desafíos de nuestro mundo. El dinero es una idea.
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