El Banco Central de Venezuela aumentó un 252% su gasto de divisas para controlar la inestabilidad en el sistema cambiario durante 2022
En Venezuela, como bien es sabido, se respira desde hace algún tiempo una espiral inflacionaria y de devaluación del bolívar frente al dólar de una manera rápida y fugaz que ha llevado a una incertidumbre de lo que podría ser el año 2023 para el sistema cambiario venezolano.
En este sentido, el portal venezolano Banca y Negocios, publicó una nota donde señala los resultados del estudio y registro del comportamiento del sistema cambiario en Venezuela, y como actuó el Banco Central ante estas fluctuaciones en el año que recién culminó.
De acuerdo al portal venezolano, la política de intervención cambiaria del Banco Central de Venezuela (BCV), destinada para relajar la devaluación del bolívar frente al dólar, le costó en el año 2022 un monto aproximado de 5,400 millones de dólares, lo que se traduce en un promedio de 450 millones mensuales, y que reflejaría un incremento de 251.79 % en comparación con los 1,535 millones de dólares el ente bancario vendió a los bancos comerciales venezolanos en el año 2021.
A pesar de que en el 2022 se realizó un esfuerzo aún mayor para contener la devaluación, aplicando incluso una estrategia de regulación de la emisión de liquidez monetaria, los precios del dólar en el año que recién culminó, subieron por encima de las expectativas, esto debido a la inestabilidad que se produjo especialmente en los últimos cuatro meses del año, cuando la demanda de divisas se incrementó y la oferta se contrajo severamente.
“Los datos del mercado cambiario permiten dos ópticas; una positiva que refleja una menor depreciación en comparación con 2020 y 2021, que fueron años terroríficos en esta materia, y una negativa que apunta a que, a pesar del esfuerzo realizado, las cotizaciones subieron por encima de la mayoría de las proyecciones de finales de 2021 y comienzos de 2022”, apuntaron.
“Las veces que sean necesarias”
Por otro lado, si se contabiliza el número intervenciones que el Banco Central de Venezuela realizó en el año, se cuentan unas 52 intervenciones cambiarias; pero si se contabilizan las extensiones (inyecciones adicionales de liquidez) que se convirtieron en práctica regular en el segundo semestre, el número de ventas de divisas a los bancos se eleva a 82, una cifra que permite alcanzar el mayor volumen anual desde que se implantó esta política en mayo de 2019.
De acuerdo con el registro que lleva Banca y Negocios, el mes cuando el emisor inyectó más divisas fue agosto, con un total estimado de 824 millones de dólares, según ellos, esto coincide con el arranque de la inestabilidad cambiaria y la aceleración del dólar, tanto en el mercado oficial como en el paralelo.
¿Y qué para el 2023?
Desde Banca y Negocios, señalan que si se hace el ejercicio teórico de estimar, con base en el comportamiento registrado en 2022, el tipo de cambio oficial en Venezuela podría cerrar este año en más de 60 bolívares. Sin embargo, plantean la siguiente pregunta: ¿Se puede conseguir una desaceleración en la variación del tipo de cambio?
A juicio de ellos, la estrategia cambiaria y monetaria tiene condicionantes importantes. El primero es que el BCV disponga de las divisas suficientes para intervenir en el mercado cambiario y ello supone que la actividad petrolera se recupere a una tasa más acelerada y adicional se regularicen los mecanismos de exportación. Sin embargo, cabe destacar que sostener la disciplina monetaria puede ser más complejo, ya que la capacidad del sector privado para generar un crecimiento económico sostenible es limitada, por lo que el gasto público debe cumplir un rol dinamizador, en medio de una estrategia de economía de mercado que vaya, progresivamente, limitando la influencia de la renta petrolera.
“Además, se espera que el diálogo tripartito -Gobierno, empresarios y trabajadores- adopte decisiones para incrementar progresivamente las escalas salariales, lo que, en una economía con la dinámica de la venezolana, puede generar presiones inflacionarias”, agregaron.
El economista César Aristimuño, CEO de Aristimuño Herrera & Asociados, argumentó que a la luz de las circunstancias actuales, parece difícil predecir una sensible reducción de la velocidad con la se devalúa la moneda venezolana en 2023, pero que es posible si, junto con mantener la disciplina monetaria, se hacen reformas importantes, como permitir una mayor circulación en divisas, reactivación del crédito -tanto en bolívares como en moneda extranjera-, y la reducción o eliminación del costo que implica el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras a las operaciones con divisas, entre otras medidas.
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