Director general del BPI: Los bancos centrales generan confianza, no las grandes tecnologías ni los “libros de contabilidad anónimos”
En un discurso titulado “Las monedas digitales y el alma del dinero“, Agustín Carstens, director general del Banco de Pagos Internacionales, criticó las stablecoins privadas y las finanzas descentralizadas (DeFi), pregonando la innovación financiera dirigida por los bancos centrales como el mejor camino posible hacia el futuro del dinero.
Carstens, que fue gobernador del Banco de México entre 2010 y 2017, pronunció su discurso en la conferencia sobre “Datos, digitalización, las nuevas finanzas y las monedas digitales de los bancos centrales: El futuro de la banca y el dinero” en la Universidad Goethe de Frankfurt.
El argumento del economista giró en torno a los fundamentos institucionales del dinero y cómo, incluso en la era digital, los bancos centrales siguen estando en condiciones de proporcionar confianza en el dinero y garantizar “un sistema financiero eficiente e inclusivo en beneficio de todos.” Los diseños alternativos de sistemas monetarios que han surgido a lo largo de la historia, según el máximo responsable del BPI, “han terminado a menudo mal”.
Para avanzar en su punto, Carstens discutió tres escenarios plausibles de innovación financiera. Además del sistema monetario global dirigido por los bancos centrales, imaginó un mundo en el que las stablecoins impulsadas por la tecnología son la forma dominante de dinero, y otro en el que la mayor parte de la actividad financiera está descentralizada y se ejecuta en libros de contabilidad distribuidos.
El escenario de las stablecoins, según Carstens, está plagado de poder de mercado y concentración de datos en manos de unos pocos emisores de dinero privados dominantes. Los sistemas monetarios nacionales y mundiales se fragmentarían, mientras que la desintermediación de los bancos tradicionales amenazaría la estabilidad financiera.
Hablando de DeFi, el jefe del BPI afirmó que la realidad que ofrecen las aplicaciones de DeFi está en contradicción con sus proclamados principios fundacionales de desintermediación. Carstens dijo:
“Hasta la fecha, el espacio DeFi se ha utilizado principalmente para actividades especulativas. Los usuarios invierten, toman prestado y comercian con criptoactivos en un entorno en gran medida no regulado. La ausencia de controles, como las normas de Conozca a su Cliente (KYC) y contra el blanqueo de dinero, podría ser un factor importante en el crecimiento de DeFi”.
Además, haciéndose eco de las recientes afirmaciones de los investigadores del BPI, Carstens afirmó que “hay mucha centralización en DeFi”. También citó las cuestiones de escalabilidad y los desajustes de liquidez como aspectos problemáticos de las finanzas descentralizadas.
En la visión del futuro monetario que el economista ensalzó, los bancos centrales están en el centro del sistema financiero, facilitando la innovación, como la construcción de una red global de CBDC. Al no tener ánimo de lucro, los bancos centrales actuarían para promover los intereses del público, según Carstens.
Estas declaraciones no son una sorpresa cuando las hace el director de una institución que suele llamarse banco de los bancos centrales. Como ya informó Cointelegraph, la rama de innovación del BPI participa activamente en varias pruebas de CBDC, incluida la iniciativa de liquidación transfronteriza que llevan a cabo conjuntamente los bancos centrales de Francia y Suiza.