“Día del Bitcoin” de El Salvador: ¿El primero de muchos o el único en su tipo?
El 7 de septiembre, en un hecho histórico, la pequeña nación centroamericana de El Salvador adoptó a Bitcoin como moneda de curso legal.
La verdadera importancia de este día para la forma en que las personas de todo el mundo intercambian valor y el significado que atribuyen al concepto del dinero tardará algún tiempo en reificarse y ser entendido por completo. Sin embargo, lo que ya está claro es que septiembre de 2021 estará junto a enero de 2009 en los libros de historia de la digitalización de las finanzas.
Rodeado de polémica, protestas, un complicado despliegue de infraestructuras, ¿qué más?, pero también de la alegría y el optimismo de millones de personas en todo el mundo que ven este gran experimento con esperanza, el “Día del Bitcoin” marcó el primer caso de un Estado soberano que hace de un activo digital descentralizado su moneda nacional. ¿Fue un éxito, después de todo?
La política tras bambalinas
El Salvador, una nación con menos de 7 millones de habitantes, ha renunciado durante mucho tiempo a reclamar su soberanía monetaria. En 2001, abandonó el colón, su moneda nacional en uso durante más de un siglo, en favor del dólar estadounidense. La medida tenía mucho sentido desde el punto de vista práctico, pues la proporción de las remesas (una buena parte de ellas procedentes de salvadoreños radicados en Estados Unidos) en el producto interno bruto del país superaba el 16% en los momentos más álgidos.
Para esa época, la medida del entonces presidente Francisco Flores Pérez provocó protestas y fue condenada por detractores que afirmaban que era antidemocrática y que supuestamente beneficiaba a los banqueros y a los ricos.
Dos décadas después, el presidente Nayib Bukele (un hombre de 40 años que llegó al poder al frente de un partido llamado Nuevas Ideas) añadió otro capítulo a la novela monetaria de El Salvador, esta vez, complementando una moneda extranjera que circulaba en el país con una sin fronteras.
Al igual que hace 20 años, ha habido reacciones negativas en relación con la Ley Bitcoin. Sin embargo, las mismas encuestas que muestran una falta de apoyo a Bitcoin (BTC) como nuevo medio de pago sugieren que una gran parte de los salvadoreños tienen una comprensión limitada de lo qué es y cómo afectará a sus vidas.
Además, en muchos casos, el resentimiento hacia Bitcoin puede estar relacionado con el resentimiento hacia Bukele, quien, a pesar de sus sólidos índices de aprobación, sigue siendo una figura divisiva cuyas supuestas tendencias autocráticas preocupan a algunos observadores internacionales.
En resumen, hay buenas razones para creer que no hay una oposición ideológica poderosa al concepto de finanzas descentralizadas en El Salvador, y cualquier resistencia que exista actualmente probablemente se disipará más adelante en la curva de adopción (si la implementación resulta ser un éxito rotundo).
El alboroto en el país
Mientras tanto, el lanzamiento algo apresurado de la infraestructura de pagos estuvo, como era de esperar, lejos de ser perfecto. La billetera Chivo, gestionada por el gobierno, estuvo caída por varias horas, y algunos trabajadores del sector minorista no sabían cómo procesar los pagos en BTC. Poco después del lanzamiento, el propio presidente asumió el papel de atención al cliente, tuiteando actualizaciones sobre el estado del servicio de la billetera.
Sin embargo, en general, según los comentarios de quienes estuvieron allí para presenciar los primeros pasos de El Salvador como una “nación Bitcoin”, las cosas empezaron a calmarse pronto tras un comienzo turbulento. Bart Mol, fundador y presentador del podcast “Satoshi Radio“, tuiteó su experiencia desde los cajeros automáticos de Chivo que no funcionaban hasta realizar con éxito transacciones Lightning para pagar una pizza y un café en distintos puntos de venta.
La sensación general, concluyó Mol, fue la de “ser testigo de la historia”.
Respuesta internacional
Las instituciones del sistema financiero mundial parecen menos entusiasmadas. El Fondo Monetario Internacional se ha mostrado pasivo-agresivo respecto a la Ley Bitcoin de El Salvador desde que se aprobó a principios de este verano. ¿Quizás, si este experimento arroja resultados favorables, el FMI y otros organismos financieros mundiales se suban al carro?
Algunos profesionales del derecho se muestran escépticos ante esta perspectiva. Durante una sesión “Ask Me Anything” (AMA) en Discord con los suscriptores de Cointelegraph Markets Pro la semana pasada, el asesor general de Cointelegraph, Zachary Kelman, opinó que es poco probable que las instituciones financieras mundiales se suban al carro de Bitcoin como moneda nacional:
“Las razones citadas (medio ambiente y transparencia) para oponerse a la adopción de BTC por parte de El Salvador no son las verdaderas razones, que es la amenaza que la criptomoneda representa para el orden político global establecido y el sistema bancario. Por lo tanto, no creo que estos organismos internacionales apoyen ampliamente a Bitcoin”.
Sin embargo, otros Estados-nación están observando de cerca. Es cierto que la posición de El Salvador como líder de las remesas en la región, combinada con su experiencia anterior en la externalización de la función monetaria nacional a una moneda extranjera, constituye una combinación poco frecuente. La mayoría de los demás países tienen que superar un listón más alto, incluso si pudieran reunir el impulso político para hacer que un token descentralizado sea reconocido como moneda de curso legal.
Aun así, los posibles efectos favorables de la medida de El Salvador podrían impulsar a otros países a considerar más seriamente a Bitcoin como medio de pago. Amanda Wick, jefa de asuntos legales de la empresa de análisis de blockchain, Chainalysis, dijo a Cointelegraph que la criptomoneda es una tecnología ideal para las remesas y, por lo tanto, está bien posicionada para servir a las economías que manejan muchas remesas:
“Muchos ciudadanos [en El Salvador] no tienen acceso a los servicios financieros tradicionales, y esto podría impulsar la inclusión financiera. Estos factores impulsores pueden darnos una idea de qué países pueden seguir el ejemplo. En nuestra investigación hemos descubierto que estos casos de uso ya son populares en países de América Latina, África y del sudeste asiático, en particular.”
La aceleración de los programas de investigación de monedas digitales de los bancos centrales de otros países, el impulso para definir el estatus legal de las criptomonedas en Ucrania, y las discusiones para hacer de las criptomonedas un método de pago alternativo legal en Panamá pueden ser vistos como efectos de arrastre de la osada iniciativa de El Salvador.
Evidentemente, no todos los Estados están en condiciones de adoptar a Bitcoin como moneda nacional. Pero el 7 de septiembre, prácticamente todos se vieron impulsados a replantearse su posición en el mapa del dinero digital del mundo.
Independientemente del resultado del experimento de El Salvador, el ejemplo pionero de la nación centroamericana ya ha introducido la criptomoneda en la agenda política principal más de lo que podría conseguir sin el reconocimiento de un Estado soberano.
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