Cripto: ¿Cómo superar el desafío de crear algo útil para la sociedad?
Bitcoin es un activo digital que nació como una forma de rebelión contra el sistema financiero tradicional, controlado por los gobiernos y los bancos. Sus creadores, unos entusiastas del libertarismo y el anarquismo de mercado, querían inventar una forma de dinero que fuera independiente, escaso y seguro, como el oro, pero sin necesidad de transportarlo ni almacenarlo físicamente.
Para lograrlo, usaron una tecnología llamada blockchain, que es básicamente un libro de contabilidad distribuido entre miles de ordenadores en todo el mundo, que registra todas las transacciones que se hacen con Bitcoin. Así, nadie puede falsificar ni censurar los pagos, y todos pueden verificarlos.
Pero ¿por qué Bitcoin tiene valor? Pues porque la gente se lo da. Al igual que cualquier otro bien o servicio, el precio de Bitcoin depende de la oferta y la demanda. Y como la oferta es limitada a 21 millones de unidades, y la demanda cada vez es mayor, el precio sube. Así de simple. En esencia, el código BTC representa una tasa. Su función es reflejar un valor monetario.
Más allá de eso, Bitcoin no tiene utilidad. En ese sentido, Bitcoin se parece al oro. Bueno, aunque el oro sí es un metal usado en la joyería y la industria. Sin embargo, cuando un inversor compra oro no lo hace porque lo vaya a usar. Por lo general, el oro se compra en monedas o en barras para guardar en una bóveda. Se dice que el oro es un activo especulativo, en el sentido de que no es un activo productivo como una granja o un negocio. Es especulativo porque el inversor al comprarlo lo que realmente busca es que el precio suba en el tiempo debido a un incremento de la demanda. Esto es diferente de la persona que compra un negocio con la esperanza de que el negocio genere ingresos derivados de la producción.
El oro es un activo que no se consume, sino que se guarda como reserva de valor. El petróleo es una mercancía que se usa para producir otros bienes y servicios. En este caso, Bitcoin es como el oro. Y Ethereum es como el petróleo. Bitcoin tiene una oferta limitada y no tiene mucha utilidad más allá de ser un medio de intercambio. Ethereum se parece más al petróleo. Tiene una oferta variable y permite crear aplicaciones descentralizadas que se ejecutan en su red.
En este ecosistema, solo tres son los rubros que tienen una relevancia significativa: Bitcoin, Ethereum y las stablecoins. El resto son actores secundarios, copias baratas, fracasos rotundos o timos descarados. Esta diversidad es una ilusión. En la práctica, no hay tantas criptomonedas. Porque muchas son solo ruido y humo. Las que cuentan son pocas.
No te enfades, querido lector. Tal vez tu proyecto preferido no está entre estos tres gigantes. No quiero herir tus sentimientos ni burlarme de ti. Simplemente, ponlo en la categoría de actores secundarios. ¿Tu proyecto favorito es más grande que Bitcoin, Ethereum o las stablecoins? Si no lo es, ya sabes a qué me refiero.
Bitcoin es la primera y más famosa criptomoneda. Es como el oro, pero más brillante y más escaso. Su valor se basa en la confianza de sus usuarios y en la seguridad de su red. Y es básicamente para comprar y guardar.
Ethereum es la segunda criptomoneda más importante. Es como el petróleo. Su valor se basa en la utilidad de su plataforma, que permite crear aplicaciones descentralizadas y contratos inteligentes. Es el combustible de la economía digital, la base de la innovación y la transformación.
Las stablecoins son criptomonedas que mantienen una paridad con una moneda fiduciaria, como el dólar o el euro. Son como el dinero tradicional, pero más rápido y más barato. Su valor se basa en la estabilidad de su respaldo, que puede ser una reserva de efectivo, un activo o un algoritmo. Son el medio de pago por excelencia, el puente entre el mundo cripto y el mundo real.
Ahora bien, la tecnología blockchain está avanzando y mejorando la experiencia de los usuarios de criptomonedas, especialmente en la red Ethereum. Por ejemplo, Matter Labs es una empresa que ha desarrollado una solución llamada zkSync, que utiliza una tecnología llamada zero-knowledge para procesar transacciones más rápidas y baratas en una capa complementaria a la blockchain principal de Ethereum. Esto se conoce como soluciones de segunda capa y hay otros proyectos similares como Arbitrum y Optimism que también usan este método.
Las soluciones de segunda capa están a punto de cumplir su promesa de hacer que las criptomonedas sean más accesibles y útiles para el público en general, al reducir los costos y las complicaciones de interactuar con la blockchain. Además, las empresas de diversos sectores están explorando las posibilidades de usar el ledger y los contratos inteligentes de Ethereum para diversos fines, desde pagos hasta programas de fidelidad. De hecho, Ethereum podría tener en unos pocos años un papel importante en el mundo mainstream debido el crecimiento de las finanzas descentralizadas.
¿Estás cansado de escuchar a los fanáticos de las criptomonedas hablar de lo maravilloso que será el futuro cuando todo sea descentralizado y transparente? ¿Te aburren sus discursos sobre las bondades de la blockchain, los tokens y los NFTs? ¿Te preguntas si alguna vez verás algo más que promesas y especulaciones?
No eres el único. Muchos inversores están empezando a exigir resultados concretos a los proyectos cripto. Quieren ver aplicaciones que funcionen, que sean útiles, que resuelvan problemas reales. No quieren saber de experimentos, prototipos o betas. Quieren competir con los gigantes tecnológicos como Meta, Microsoft, Twitter, Paypal y Google. Quieren conquistar a las masas, no solo a un puñado de entusiastas.
Hay proyectos cripto que están trabajando duro para crear esas aplicaciones que tanto anhelamos. Son plataformas que ofrecen servicios de intercambio, préstamo, creación, música, juegos y arte digital. Y lo hacen de forma descentralizada, segura y eficiente. Lo que queremos son menos palabras y más resultados concretos. Queremos verle el queso a la tostada. Mucho se habla de que el futuro es nuestro. Muchos prometen el oro y el moro para levantar capital. Pero también queremos ver una muestra de ese futuro. Queremos ser el producto y el servicio. No solo los anuncios de lo que supuestamente vendrá.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
Te puede interesar:
Las inversiones en criptoactivos no están reguladas. Es posible que no sean apropiados para inversores minoristas y que se pierda el monto total invertido. Los servicios o productos ofrecidos no están dirigidos ni son accesibles a inversores en España.