¿Cómo la inflación afectó el precio de Bitcoin?
No es raro que Bitcoin se nos represente como una excelente cobertura contra la inflación, gracias a su suministro limitado y a su descentralización. Después de todo, Bitcoin es la solución al “problema del dinero”. Es decir, la escasez y la seguridad de su red convierten a Bitcoin en una “efectiva cobertura contra la inflación”. Claro que eso es lo que nos dice la propaganda. ¿Qué nos dice la evidencia? La evidencia nos dice que esa creencia es falsa. Bitcoin no es una buena cobertura contra la inflación. Al menos, no lo es en estos momentos. El crecimiento de la inflación ha, de hecho, perjudicado el precio de Bitcoin. ¿Por qué?
¿Qué es una cobertura contra la inflación? Se trata, básicamente, de un activo que aumenta de precio en tiempos de alta inflación. Se adquiere como una medida de protección. La estrategia es subir codo a codo con la inflación para no perder dinero con la depreciación de la moneda. Aquí los datos empíricos deben prevalecer ante los dogmas y las aspiraciones. Si la inflación en los Estados Unidos se ubica en 8% o más, nuestro activo debe subir 8% o más. Así de sencillo. Los bienes inmuebles, el oro, el petróleo y los alimentos tienden a considerarse buenas coberturas, porque sus precios son los primeros en aumentar con la llegada de la inflación. En el momento que los precios de estos rubros no escalen al mismo ritmo de la inflación, bueno, en ese momento, dejarán de ser buenas coberturas contra la inflación.
Por mucho que la madre piense que su hijo es el mejor futbolista del mundo, la aspiración de una madre amorosa no gana torneos. El jugador se conoce en la cancha. El muchacho puede ser una excelente persona. Y puede ser sumamente talentoso en otras áreas. Sin embargo, no es Messi. Tesla, por ejemplo, no es una buena cobertura contra la inflación. Lo mismo podemos decir de Amazon, Apple y Netflix. Bitcoin es un excelente activo. Ha demostrado su potencial en muchas ocasiones. Sin embargo, no se comporta muy bien en entornos de alta inflación y baja liquidez (politica monetaria). No es el fin del mundo. Pero, definitivamente, sí es una realidad.
La inflación no “es siempre y en todas partes un fenómeno monetario”. Milton Friedman exageró. Se equivocó. Resulta ser que el asunto no es tan sencillo. Nuestro conocimiento sobre el tema ha crecido bastante desde la publicación de su famoso libro, A monetary History of the United States (1960). Ya es hora que sus seguidores se actualicen. La inflación es un fenómeno multifactorial. No es únicamente cuestión de dinero. El suministro importa. Las expectativas importan. La producción importa. La velocidad del dinero importa. Ahora bien, los políticos convirtieron las ideas sesenteras de Friedman en dogmas eternos congelados en el tiempo. Un dogma es una idea que no se actualiza con la evidencia. El dogmático no escucha razones. Solo acepta lo que confirma sus nociones preconcebidas. Se vuelve ciego gracias a su fe. El inversor no puede ser ciego. Debe ser objetivo. Su primer deber es cuidar su bolsillo. Por ende, necesita una mente libre de sesgos. ¿Bitcoin crece en tiempos de inflación?
Los políticos escogen a los economistas que validan sus creencias. Seleccionan lo que les gusta. Y descartan lo que no les gusta. Luego, esas ideas, con el tiempo, se vuelven parte del repertorio propagandístico de un colectivo determinado. La derecha tiene sus economistas. La izquierda tiene los suyos. ¿Contradices a Milton Friedman? Ah, seguramente eres un izquierdista amante del Estado opresor. Eres un “keynesiano”. Un progre. Esa actitud es, definitivamente, un problema para los que quieren estudiar un fenómeno de manera objetiva. ¿Qué ocurre cuando la evidencia contradice el dogma? Automáticamente, te conviertes en el traidor del grupo. Así están las cosas, amigos. El pensamiento libre es una ofensa en nuestros días. El grupo te obliga a repetir su propaganda. Todo pensamiento divergente es etiquetado como herejía. La verdad de la tribu es la verdad del universo. Todos deben cantar la misma canción. El inversor, sin embargo, debe ubicarse muy por encima de estas diatribas.
El precio es una mesa de tres pilares. Tenemos el dinero en circulación. Tenemos la producción de bienes y servicios. Y tenemos al consumidor. Cada una de estos pilares se compone a su vez de un conjunto de varios elementos. Factores objetivos y subjetivos. La estabilidad de precios es necesaria para poder tener un aparato económico eficiente. El dinero es una abstracción como las medidas de distancia, peso y tiempo. Estabilidad es predictibilidad. En muchos sentidos, el dinero es una forma de organización. Ni mucho, ni poco sino lo exacto. La estabilidad en el dinero es eficiencia. La deflación es tan dañina como la inflación.
Durante la crisis financiera del 2008-2009, se generó una crisis deflacionaria que se solucionó con inyecciones de liquidez. Durante la crisis del coronavirus, se aplicó una receta similar. En efecto, la receta funcionó muy bien en una primera etapa. Pero demostró ser demasiado en su etapa posterior. La lluvia de dinero es necesaria en tiempos de sequía. Sin embargo, a diferencia de la última crisis, durante esta crisis, el agua caída del cielo se encontró con los desagües tapados. La globalización es esencialmente deflacionaria. Lo que implica que una falla de las cadenas de producción y distribución a nivel global generan un shock del suministro. En otras palabras, tapan los desagües. Y eso causa una inundación. O sea, un sobrecalentamiento económico.
Bitcoin, en el pasado, ha funcionado como una esponja que absorbe el exceso de liquidez del sistema. El dinero barato aumenta el apetito de los inversores hacia el riesgo. Entonces, el dinero se utiliza para comprar activos con potencial de futuro. El mercado se vuelve más especulativo. Sin embargo, en tiempos de alta inflación, las autoridades monetarias se ven en la obligación de retirar liquidez en busca de estabilidad. Esto convierte a los mercados en más conservadores. La inflación ha perjudicado el precio Bitcoin, porque los inversores están buscando activos más estables para protegerse de una posible recesión. Palabra más, palabras menos, la esponja no cuenta con la liquidez para crecer.
Los políticos, por lo general, nos presentan un mundo binario. Libre mercado o estatismo. Los buenos o los malos. No hay medias tintas. Es lo uno u lo otro. Es el equipo estatismo. O es el equipo libre mercado. No hay más opciones. El inversor, sin embargo, debe ver más allá de los falsos dilemas de los políticos. Nuestro bolsillo requiere una mente lúcida libre de sesgos. Más que dogmáticos debemos ser empíricos. ¿Qué nos dice la evidencia?
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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