¿Cómo afecta (realmente) la macroeconomía al rendimiento de las criptomonedas?
¿Qué es Bitcoin? ¿Una moneda? ¿Un activo? ¿Una mercancía? Muchas personas tienen diferentes opiniones sobre lo que es Bitcoin y lo que puede hacer. Algunas dicen que es el futuro del dinero, otras que es una burbuja especulativa, y otras que es una forma de liberarse del control de los gobiernos y los bancos. Pero lo cierto es que Bitcoin es simplemente un código. No es más que una serie de letras y números en una base de datos. Se nos olvida que Satoshi Nakamoto fue un programador y un día se sentó en su silla y creó un programa de computadora. Lo que en realidad hizo fue inventar una forma de enviar y recibir información sin intermediarios ni censura. Eso es Bitcoin: información.
Imagina que una persona se interesa por Bitcoin después de leer sobre él en las redes sociales. Allí se encuentra con miles de cosas. Por lo general, es una narrativa creada por libertarios, anarcocapitalistas y conservadores en un espíritu muy antisistema (antigobierno, antibanco y antidólar) y a favor de las libertades personales, el individualismo y la tecnología. Claro que el bitcoiner promedio, por lo general, ignora estas influencias. Cree que Bitcoin es algo nuevo y evidente. Piensa que Satoshi lo inventó y que la comunidad lo reconoció. Así de sencillo.
Luego, esa persona se siente identificada con esa ideología o, en la mayoría de los casos, motivada por las promesas de riqueza. Entonces decide invertir en Bitcoin. Revisa su cuenta bancaria y analiza la cantidad que puede invertir. Toma ese dinero y lo envía a un vendedor de BTC. ¿Qué es lo que realmente está sucediendo? Pues que está enviando dinero electrónico (información) creado y manejado por los bancos y los gobiernos a cambio de un código (información) generado y administrado por ciudadanos, algoritmos y computadoras. Números de un lado y números del otro. Y en función de esos dos elementos surge algo que normalmente llamamos el precio de Bitcoin. Este código representa una tasa (valor monetario). Así de simple y así de complicado.
El precio de Bitcoin depende de la oferta y la demanda. Es decir, de cuántas personas quieren comprar o vender ese código. Si hay más compradores que vendedores, el precio sube. Si hay más vendedores que compradores, el precio baja. Pero, ¿qué hace que las personas quieran comprar o vender Bitcoin? Aquí entran en juego dos factores: las expectativas y la liquidez. O, dicho de otro modo, la fe y la fuerza.
Las expectativas son las creencias que tienen las personas sobre el futuro de Bitcoin. Si piensan que va a subir mucho, querrán comprarlo. Si piensan que va a bajar mucho, querrán venderlo. Estas creencias se forman por la información que reciben, pero también por las emociones que sienten. Por eso, hay personas que se dedican a promocionar Bitcoin en las redes sociales, creando contenido que genera entusiasmo, confianza y esperanza. Estos son los redditers, tiktokers, youtubers y tuiteros que difunden la idea de que Bitcoin es una revolución, una oportunidad y una rebeldía. Su objetivo es crear una comunidad de seguidores que se sientan parte de algo grande y que estén dispuestos a invertir en Bitcoin.
Pero la fe no es suficiente. También hace falta fuerza. Es decir, dinero para comprar Bitcoin. Porque por mucho que una persona crea en Bitcoin, si no tiene dinero en el banco o en el bolsillo, no podrá comprarlo. Y si nadie compra Bitcoin, el precio no sube. Por eso, también es importante la liquidez. Cuanto más dinero haya en circulación, más fácil será comprar. El precio sube cuando hay más personas dispuestas a dar sus dólares por ese código. Y para que eso ocurra hace falta dos cosas: expectativas y liquidez. Fe y fuerza.
Supongamos que queremos crear un jardín de comestibles en el patio de nuestra casa. Lo que nos interesa es la producción. Es decir, cosechar frutas, verduras y hierbas para comer. Para ello, tenemos la tierra, el agua, las herramientas, las semillas y mucha creatividad y buen gusto estético. Podríamos pensar que es solo cuestión de tiempo y suerte, asumiendo que pusimos el trabajo, que más pronto que tarde ya estaremos comiendo los frutos de nuestra empresa.
Ahora bien, si nuestro proyecto es social, las variables son otras. Pongamos que queremos organizar un baby shower para una amiga. La calidad de la reunión y los regalos no solo va a depender del amor y el aprecio que le tengamos a la amiga y de la organización que hagamos. También va a depender en gran medida de la capacidad económica de la comunidad de amigos. La fe y la fuerza. Si tenemos mucho dinero, podremos comprarle cosas bonitas y útiles para el bebé, alquilar un lugar elegante y contratar un servicio de catering. Si tenemos poco dinero, tendremos que conformarnos con cosas más modestas y hacerlo todo nosotros mismos.
Muchas personas se obsesionan con el precio de Bitcoin y lo siguen como si fuera una telenovela. Pero se olvidan de que Bitcoin no es una moneda mágica que se mueve por sí sola. Bitcoin es un código que funciona con un par. Es decir, que se compara con otra moneda, como el dólar, el euro o el yen. Y ese par se forma con la ayuda de la oferta y la demanda. O sea, que depende de cuántas personas quieren comprar o vender Bitcoin y a qué precio.
Pero para entender la oferta y la demanda de Bitcoin, no basta con mirar las redes sociales o las noticias. También hay que tener en cuenta los aspectos macroeconómicos que afectan a la otra moneda del par. Por ejemplo, la política monetaria, la producción, el costo del crédito, el gasto, etc. Estos factores influyen en el valor y la estabilidad de las monedas tradicionales y, por tanto, en su relación con Bitcoin.
Muchos que promueven Bitcoin en las redes sociales tienen una visión muy parcial del mundo. Son libertarios que antes se encantaban con el oro. Y el oro siempre ha sido un refugio ante un sistema podrido y en decadencia. Por eso, creen que la macroeconomía no cuenta. Que el sistema se va a hundir y que la gente se volcará a Bitcoin. Que Bitcoin es la panacea y que su precio solo crecerá. Pero esta es una narrativa muy simplista y mentirosa. La macroeconomía importa. Y mucho. Porque la macroeconomía incide en el bolsillo de los bitcoiners. Porque modifica, lo admitan o no, su capacidad de compra.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
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