CBDC: ¿pueden reemplazar al efectivo y mejorar la inclusión financiera?
¿Te gustaría dejar de usar billetes y monedas para siempre? ¿Te imaginas que todo lo que necesitas lo puedes pagar con tu celular, tu tarjeta o tu huella digital? Pues eso es lo que quieren algunos activistas, gobiernos y bancos centrales, que están desarrollando sus propias monedas digitales.
Claro, no se trata de criptomonedas como Bitcoin o Ethereum, que son descentralizadas y no dependen de ninguna autoridad. Se trata de monedas digitales de los bancos centrales, o CBDC por sus siglas en inglés, que son la versión digital de la moneda de curso legal de un país, que está regulada por el banco central.
¿Y para qué sirven las CBDC? Pues según la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, tienen el potencial de reemplazar al efectivo, que últimamente ha sido un símbolo de retraso, informalidad, pobreza y crimen. El “gueto del efectivo” afecta a millones de personas que dependen del dinero en efectivo para sobrevivir, pero tienen poco acceso al crédito, al ahorro y a la inversión.
Las CBDC ofrecerían una alternativa segura y de bajo costo al efectivo. También ofrecerían un puente para ir entre las monedas privadas y una vara de medir para valorarlas, al igual que el efectivo hoy en día, que podemos retirar de nuestros bancos.
Pero no todo es color de rosa. Las CBDC también plantean desafíos y riesgos, como la privacidad, la seguridad, la inclusión y la estabilidad financiera. Por eso, su adopción podría tomar tiempo y requerir una regulación adecuada.
En lo personal, no tengo nada en contra del efectivo. De hecho, siempre trato de tener billetes en mi cartera para cualquier eventualidad. En algunos casos, me parece muy práctico. Claro que para grandes transacciones y transferencias a distancia, no es la mejor opción. Pero, en muchos casos, sí. ¿Qué pasa si se va la electricidad? ¿Qué pasa si no hay señal del celular? ¿Qué pasa si estás muy apurado o simplemente no puedes sacar el celular de tu bolsillo? Tomando un bus en Latinoamérica, por ejemplo. Tomas un billete y listo.
Claro que el efectivo no es una panacea. También tiene sus desventajas y riesgos. ¿Qué pasa si se te pierde un billete? ¿Qué pasa si el billete está roto o manchado? ¿Qué pasa si el billete es falso? ¿Qué pasa si el billete no tiene el valor que crees? ¿Qué pasa si el billete no es aceptado en otro país? Todas estas son situaciones que pueden ocurrir con el efectivo y que pueden causarte problemas. El efectivo es bueno para situaciones de emergencia, de rapidez o de conveniencia.
En lo personal, en asuntos de dinero, yo prefiero no pensar en términos absolutos. Yo prefiero ver las distintas formas de pago como un gran cajón de herramientas. Quiero tener la mayor cantidad de opciones posible para usar la mejor herramienta en cada caso. Por ejemplo:
Si voy a comprar un café en la esquina, uso el efectivo. Es rápido, fácil y no depende de la tecnología. Además, así puedo darle una propina al barista.
Si voy a comprar un boleto de avión por internet, uso la tarjeta de crédito. Es seguro, cómodo y me da beneficios como millas o puntos. Además, así puedo pagar en cuotas si quiero.
Si voy a enviarle dinero a un amigo que vive en otro país, uso una aplicación de pago móvil. Es barato, instantáneo y me permite usar diferentes monedas. Además, así puedo enviarle un mensaje junto con el dinero.
Si voy a invertir para el futuro, uso Bitcoin. Así puedo diversificar mi patrimonio en un activo de gran potencial y participar en una revolución tecnológica.
Como ves, cada forma de pago tiene sus ventajas y desventajas, y depende del contexto y de la necesidad. Por eso, yo no me caso con ninguna. Yo las uso todas según me convenga. Así, puedo aprovechar lo mejor de cada una y evitar lo peor de cada una.
Francamente, las visiones totalitarias de todo o nada no van conmigo. Me gusta Bitcoin, el efectivo, el dólar, el oro, los bancos, las aplicaciones móviles, las tarjetas de débito y crédito. Me gusta tener opciones. Quiero acceso a lo conveniente, al crédito, al ahorro y a la inversión. Lo quiero todo.
Históricamente, los gobiernos ha tenido una posición contraria al efectivo. Esto no se debe solamente a que les preocupe el bienestar de los pobres y los no bancarizados que no tienen acceso al crédito, al ahorro y a la inversión de manera formal. También se debe a que el efectivo les dificulta el control de los flujos de capitales dentro y fuera de las fronteras.
Por otro lado, el efectivo también es utilizado por los criminales, los evasores de impuestos, los lavadores de dinero y los especuladores. Con el efectivo, pueden realizar sus actividades ilícitas sin dejar evidencia ni rendir cuentas a nadie. El efectivo también afecta la estabilidad monetaria, porque permite que la gente cambie las monedas débiles por las fuertes, generando inflación y devaluación.
Por eso, los gobiernos buscan eliminar el efectivo y reemplazarlo por medios de pago electrónicos, como tarjetas, transferencias, o aplicaciones. De esta manera, podrán monitorear todos nuestros movimientos, cobrarnos comisiones, imponernos límites y confiscarnos nuestro dinero si lo consideran necesario.
¡Los CBDC! ¿Qué ventajas tiene esto? Pues que podríamos pagar con nuestro móvil o con una tarjeta sin necesidad de usar efectivo, ni billetes, ni monedas. Además, el dinero estaría más seguro, ya que no se podría falsificar, ni perder, ni robar. Y todo esto gracias a la tecnología blockchain.
Hay un problema que me preocupa mucho: la posible exclusión del sector privado en el proceso. En el sistema actual, la creación de dinero depende tanto del banco central como de los bancos comerciales, que prestan dinero a los clientes y generan depósitos. Esto hace que haya un equilibrio y un control mutuo entre el sector público y el privado, para evitar los abusos de parte y parte.
Pero, con los CBDC, es posible que todo caiga en manos del banco central, y el elemento privado perderían su función. Esto podría llevar a una situación donde el gobierno tendría más poder sobre el dinero y podría controlar nuestros movimientos, nuestros ahorros, nuestros impuestos…
Por eso, creo que los CBDC son una buena idea, pero que hay que tener cuidado con cómo se implementan. No vaya a ser que nos quedemos sin libertad financiera y sin privacidad.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.