Caso Ledger: Por qué muchos no confían en el nuevo servicio de “Recuperación”
En la viña del Señor hay de todo. Y entre lo que hay, hay gente que no confía en nada ni en nadie. Por supuesto, hay desconfianzas que son saludables y racionales. Y hay desconfianzas que rozan lo patológico fruto del extremismo y la paranoia.
La personificación de la desconfianza podría ser un viejo gruñón y paranoico que vive en algún lugar remoto como Arkansas o Montana en el siglo XIX. Que cultiva sus propios alimentos, que entierra oro en un lugar secreto junto al manzano, que tiene una escopeta en el hombro y que se niega a pagar impuestos. Que está siempre alerta y listo para pelearse con los federales o con cualquiera que se acerque a su territorio.
Estados Unidos es, aunque parezca increíble, un país muy protestante. Sí, este país es básicamente hijo de la Reforma. ¿Qué significa eso? Pues que su cultura y su mentalidad están marcadas por el rechazo a la autoridad y por la búsqueda de la verdad mediante en la conciencia individual.
Esto tiene muchas consecuencias, tanto en la política como en la religión. Por un lado, los protestantes tienden al anarquismo político, es decir, a desconfiar de cualquier poder terrenal que quiera imponerles normas o leyes. Por otro lado, los protestantes tienden al misticismo religioso, es decir, a creer que tienen una conexión directa y personal con Dios, sin necesidad de intermediarios ni rituales.
Estas dos tendencias pueden ser muy peligrosas para la cohesión social. Si cada uno hace lo que le da la gana y no respeta ninguna autoridad, ¿cómo se puede mantener el orden y la convivencia? Si cada uno interpreta la Biblia como le parece y no acepta ninguna doctrina común, ¿cómo se puede evitar el fanatismo y la intolerancia?
Los bitcoiners de hoy, en muchos sentidos, son herederos de esta corriente individualista de larga data. Y no es sorpresa que la desconfianza sea el pan nuestro de cada día en una comunidad con tanta presencia de conservadores, libertarios y anarco-capitalistas.
¿Crees que el espíritu antiautoritario es algo nuevo? No lo es. El oro siempre ha sido el refugio de los que desconfían de los bancos y del gobierno, sobre todo de los conservadores. Así que no te extrañes de que los maxis de Bitcoin estén prácticamente obsesionados con la autocustodia. No solo se trata de un asunto financiero o económico, sino también político. La autocustodia refuerza la vieja identidad protestante, que se rebela contra cualquier autoridad que quiera decirle qué hacer o cómo pensar. Es la lucha del individuo contra el sistema.
¿Sabes qué es la autocustodia de los bitcoiners maximalistas? Básicamente, es la versión moderna de guardar el dinero debajo del colchón o el oro en el patio, con un rifle en un brazo y la Biblia en el otro. Ellos no confían en nadie más que en Dios, en sí mismos y en la tecnología.
Confiar en el prójimo es muy mala idea. Y confiar en un tercero como el custodio de tu dinero mucho menos. Según los desconfiados, los confiados son unos idiotas e ingenuos que tarde o temprano serán timados por embaucadores de oficio. ¿A quién se le ocurre confiar en los demás? ¡Qué ignorancia! Lo único confiable es Bitcoin, el código y la matemática. Nada de eso habría sido posible sin la Reforma. Martín Lutero no ha muerto.
¿Qué harías si perdieras tu frase semilla en una billetera física? ¿Te resignarías a perder tus fondos para siempre o buscarías una solución milagrosa? Pues bien, Ledger, una de las empresas más conocidas de billeteras de hardware, dice tener la respuesta: Ledger Recover.
Ledger Recover es un servicio de suscripción que te permite guardar tu frase semilla en tres partes cifradas que se envían a diferentes entidades externas. Si alguna vez la necesitas, solo tienes que combinarlas y descifrarlas para recuperar tu frase original. Suena bien, ¿verdad? Pues no tanto, según muchos miembros de la comunidad cripto, que han expresado su descontento en las redes sociales.
Algunos argumentan que este servicio va en contra del principio de la autocustodia, es decir, tener el control total de tus claves privadas sin depender de terceros. Otros señalan que se trata de una puerta trasera que podría comprometer la seguridad de tus fondos si alguna de las entidades externas se alía con las otras o sufre un ataque. Y otros recuerdan el caso del robo de datos de Ledger en 2020, que expuso la información personal de miles de clientes.
Ledger, por su parte, defiende que Ledger Recover es una opción voluntaria para los usuarios que quieren tener una copia de seguridad de su frase semilla y que no afecta a los que prefieren gestionarla ellos mismos. Además, asegura que las partes cifradas de la frase semilla nunca salen del dispositivo y que solo el usuario puede descifrarlas con su código PIN.
¿Qué te parece la idea de guardar tu frase semilla en un servicio de recuperación como Ledger Recover? ¿Te parece una buena solución para evitar perder tus fondos o una mala decisión que compromete tu seguridad? ¿Prefieres confiar en tu memoria o en un papelito que puedes esconder en algún lugar? En un mundo ideal, el usuario tendría la libertad de elegir cómo custodiar sus criptomonedas sin que nadie le presione ni le juzgue. Pero en el espacio cripto las cosas nunca son tan sencillas. Y el tema de la autocustodia es delicado, porque toca una fibra muy sensible en muchos.
Es como si le pidieras al viejo granjero conservador del siglo XIX que desenterrara su oro, lo depositara en un banco yanqui y empezara a pagar impuestos a los políticos de Washington. No, señores, no es tan sencillo. En estos asuntos de identidad e ideología, la diversidad de opciones no es bienvenida. Las personas insisten en defender sus ideales a toda costa. Y, además, los criptolibertarios son más tercos que una mula.
Tienes tres opciones: guardar tu frase semilla y rezar para no perderla, usar un servicio de recuperación o delegar la custodia a una entidad centralizada y olvidarte del rollo. Cada una tiene sus pros y sus contras, pero ninguna te hará feliz del todo. En mi opinión, haz lo que te plazca. Escoge la opción de tu preferencia. En estos casos, no hay que hacerle mucho caso a Twitter.
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