Bitcoin y la inflación: ¿Cuál es la relación?
El tema de la inflación es central para el pensamiento económico conservador. Los libertarios, en particular, tienen el hábito de quejarse de la inflación en todo momento. Incluso, la inflación moderada es vista como un mal. Y, por otro lado, se defienden las supuestas bondades de un cuadro deflacionario. Irónicamente, en la actualidad, la deflación se relaciona con las crisis económicas. ¿Por qué tanta discrepancia? ¿Es una inflación anual del 2-4% comparable a una inflación como la de Venezuela? ¿Es la solución una moneda dura? ¿Acaso es la deflación tan beneficiosa?
En primer lugar, para entender la postura ultraconservadora, hay que viajar al pasado. Exactamente, el conservadurismo es un movimiento reaccionario. O sea, busca volver al pasado. Pero me temo que se trata de un pasado idealizado. ¿Cuál es ese pasado? Bueno, se relaciona al patrón oro. Es decir, se refiere a la época en la se podía ahorrar. La producción baja los precios. Y si el suministro de la moneda es fijo, eso significa que la moneda sube de valor en la medida que los bienes y servicios bajan de precio. O sea, es negocio acaparar moneda.
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Los conservadores señalan que este cuadro deflacionario elimina los malos actores y estimula la innovación tecnológica. El industrial se ve en la obligación de producir más para poder obtener ganancias en un clima de bajos precios. Al parecer, todo el acaparamiento de moneda estimula la acumulación de capital lo que significa acceso a más financiamiento para la inversión. En teoría, la deflación hace a los mercados más eficientes. Pero tiene una ventaja adicional. El libre mercado es el que juega el rol principal en todo el proceso. Lo que significa que la intervención estatal es innecesaria.
¿Cuál es el problema con este cuadro? Su principal defecto es que no funciona en la práctica. Es un mito que los políticos conservadores han vendido como un ideal por muchas generaciones. Sin embargo, en la práctica, es una catástrofe. ¿Quién lo dice? Lo dice la historia. Según el pensamiento económico actual, la deflación es sinónimo de crisis. Lo que realmente ocurre es que la deflación disminuye los ingresos de los negocios. Y esta reducción de los ingresos, tarde o temprano, genera desempleo. El desempleo produce una caída de la demanda. Por ende, más deflación. Bienvenidos a una crisis económica.
En el pasado, las crisis económicas podían durar décadas. La Gran Depresión del siglo pasado, por ejemplo, fue un periodo bastante duradero. No obstante, con el tiempo, hemos aprendido a resolver las crisis con una mejor política monetaria y fiscal. Si bien es cierto que el sistema actual presenta muchas fallas, también es cierto que hemos logrado avanzar bastante. Todavía estamos mal. Pero estamos mejor. No es un accidente que la postura conservadora que aconseja la no intervención estatal en tiempos de crisis únicamente encuentre voz en una pequeña minoría.
¿Por qué se considera la inflación moderada como algo positivo? Ya hemos explicado brevemente los males de un cuadro deflacionario. Y hemos refutado la postura conservadora con respecto a la deflación como un mito. Bien sabemos que la inflación excesiva también tiene efectos negativos (disminuye el poder adquisitivo de los asalariados, etc.). Sin embargo, la evidencia nos indica que una inflación anual del 2-3% estimula el crecimiento económico, fomenta el empleo y permite la planificación. Eso significa que los bancos centrales deben mantener la estabilidad monetaria suministrando nueva moneda al ritmo de la producción.
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Lo anteriormente mencionado es una medida que en la actualidad cuenta con el consenso. Tanto conservadores como progresistas están de acuerdo con esta postura. Es decir, es la práctica más aceptada en todo el mundo, porque es la que ofrece mejores resultados. Las diferencias se centran en la cantidad de estímulos. Pero nadie niega la necesidad de dichos estímulos. Ahora bien, la comunidad cripto está repleta de liberatorios con ideas del siglo XIX. En consecuencia, en este espacio, se escuchan constantemente gritos de lamento en torno a una inflación anual del 2-3%. A veces uno no sabe si están hablando de los Estados Unidos, Europa o de Venezuela.
Debido a la crisis del coronavirus, La Reserva Federal de los Estados Unidos ha decidido tomar medidas extremas para acelerar la recuperación económica, permitiendo temporalmente una inflación por encima de los objetivos históricamente permitidos. Estas medidas excepcionales se están permitiendo para estimular la reactivación del aparato productivo. Sin lugar a dudas, es una medida muy arriesgada que se puede salir de control en cualquier momento. En opinión, los estímulos son necesarios. Pero se ha exagerado mucho con las cantidades de liquidez inyectada. Habría preferido más estímulos (gasto fiscal) a la economía real. Y menos a los mercados financieros (política monetaria). Debido a estas exageraciones, es que vivimos una recuperación en forma de K.
La inflación es un aumento en el precio de los bienes y servicios. Específicamente, la inflación es una cifra publicada por la autoridad responsable. En otras palabras, es una estadística que se rige por un criterio. ¿Qué significa esto? Supongamos que las manzanas aumentaron de precio en un 200%. Esto no significa que la inflación aumentó en un 200%. Sin embargo, la gente va al supermercado y se queja de que la inflación reportada no se corresponde a lo que ven sus ojos. Sin embargo, la comida es solo un rubro. ¿Qué está pasando con las telecomunicaciones? ¿Qué está pasando con los alquileres? ¿Qué está pasando con los servicios? Los inmuebles en Nueva York pueden estar por las nubes. Pero, ¿cómo están los inmuebles en Louisville, Kentucky? Los promedios son promedios. En muchos casos, el promedio no representa lo particular. En otras palabras, la anécdota es un mal indicador de inflación.
Ahora bien, ¿cómo nos protegemos de la inflación? Sencillo. Comprando activos. Únicamente un insensato acumula efectivo como inversión. Los dólares son medios de intercambio muy útiles. Pero no son la mejor inversión. La solución es la compra de activos (metales, inmuebles, negocios, bonos, acciones, etc.) En otras palabras, la solución no es el ahorro, es la inversión. Así de simple.
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Debido a los sobrecalentamientos generados por la recuperación, los inversores se encuentran preocupados de que la inflación se salga de control. En este caso, los inversores han escogido protegerse invirtiendo en negocios productivos. En lo que muchos llaman el sector “valor”. El sector “crecimiento” por ser un sector mucho más especulativo no se ha visto beneficiado por dichas preocupaciones. Cripto tampoco se ha beneficiado cada vez que el mercado se preocupa por la inflación.
Los criptoliberarios de hoy hablan de Bitcoin como los escarabajos del oro hablaban del oro en épocas pasadas. Me refiero a la defensa del ahorro de una moneda dura. Pero todo esto se dice en el contexto de una ideología. La realidad nos dice otra cosa. En la práctica, los inversores buscan protegerse de la inflación, adquiriendo activos productivos. Irónicamente, Bitcoin se ha beneficiado bastante de un cuadro deflacionario cargado con estímulos monetarios. O sea, Bitcoin prospera en tiempos de abundante liquidez. Nos guste o no, la Reserva Federal es nuestra Hada Madrina. Bitcoin no es una cobertura ante la inflación per se. Es un activo especulativo de alta rentabilidad en tiempos de optimismo financiera.