Bitcoin vs bienes raíces: ¿Dónde están las oportunidades?
Para muchos, el sueño de tener casa propia no es algo que se toma a la ligera. Antes de la crisis crediticia del 2007-2008, la industria de los bienes raíces representaba el Sueño Americano. Cuando se habla de una “sociedad de propietarios”, normalmente, se está hablando de eso: Ser el dueño de tu vivienda. Lo que es posible con empleo y crédito en la mayoría de los países desarrollados. Claro que con la demanda llegaron los altos costos, la burbuja, y la exclusividad. Las nuevas generaciones están descubriendo que el “ser dueño de tu vivienda” ya no es tan fácil como antes.
La construcción se ha visto afectada por las fallas en las cadenas de producción y distribución en la era pos-pandemia. O sea, el suministro ha mermado. Por otro lado, estamos experimentando el fin de un ciclo de 40 años en lo que al crédito se refiere. Mejor dicho, adiós al crédito barato. Ya se está volviendo más difícil comprar una casa. De pronto, ahora no lo sentimos. Pero no hay que ser un genio para saber que estamos al comienzo de un cambio de paradigma. Eso significa que la “sociedad de propietarios” están en peligro.
Bitcoin es un código en una red de computadoras. Y bien sabemos que un código no tiene valor intrínseco. Se trata de una abstracción. Ese código sí tiene valor monetario. Y se usa para el intercambio. Pero obviamente no es algo con una realidad concreta. Su utilidad depende más de la imaginación y el simbolismo humano que del mundo físico. Un techo, por otro lado, sí es una necesidad física concreta. Es como la comida, el aire, el agua, y la ropa. El espacio tiene valor de uso en el sentido más físico del término.
Ahora bien, un inmueble como inversión es una oportunidad cuando el rendimiento (por renta y apreciación) del inmueble (menos los gastos operativos) es superior a las alternativas. Supongamos que tenemos 100 mil de dólares de capital. Y queremos invertir ese capital para crecer financieramente. Tomemos como ejemplo un apartamento valorado en 100 mil dólares. Digamos que el alquiler se ubica en mil dólares mensuales. O sea, 12 mil dólares al año. Lo que representa un 12% de la inversión. Y, además, supongamos que en un año el apartamiento no vale 100 mil dólares, sino 88 mil dólares. Al mismo tiempo, tenemos otro activo con un rendimiento anual de 50%. ¿Qué hacer?
En resumen: Comprar una vivienda no siempre es la inversión más inteligente. En este ejemplo, si decidimos alquilar el inmueble en lugar de comprar y nuestro capital lo colocamos en un activo con un rendimiento del 50%, nuestro crecimiento, de hecho, será mayor alquilando que comprando. Dicho de otro modo, si el capital invertido en otro activo puede rendir más que el inmueble es mejor alquilar. Cierto que al ser propietario no tenemos que pagar alquiler. Pero, en algunos casos, ese capital trabajando en otro lado puede pagar por el alquiler y dejarnos también una ganancia. El objetivo es crecer (financieramente). Y el ser dueño de un inmueble no siempre nos garantiza el crecimiento.
En este mundo de suscripciones, han surgido opciones como co-working y co-living que nos permiten “tener un techo” de modos más inteligentes. Pero eso no quiere decir que no podamos ser “propietarios”. Porque, a veces, es mejor invertir nuestro capital en otro lado.
Nota curiosa: Uno de los beneficios de no ver a los bienes raíces como una inversión obligada es que podemos ser más móviles. Si no nos gusta un lugar, podemos mudarnos en un abrir y cerrar de ojos. La inercia tiende a ser mayor para los dueños de inmuebles.
Una recesión, por lo general, baja el precio de los inmuebles. Un crédito más difícil (debido a unas tasas más altas) también tiende a bajar los precios, porque disminuye la demanda. Entonces, se podría suponer que sería mejor comprar un inmueble el año próximo que ahora. Claro que, en lo que se refiere a los inmuebles, la demografía y la ubicación juegan un rol muy importante. Muchas zonas crecen más rápido que todas. Y no todas las generaciones se comportan igual en las distintas etapas de la vida. Adicionalmente, no podemos olvidar que tenemos problemas por el lado del suministro. Y eso genera una presión que mantiene los precios elevados. Lo que complica aún más las cosas a la hora de realizar un pronóstico.
Ahora bien, los inmuebles, en promedio, han subido con la inflación. Mucho mejor que el oro, por cierto. En este sentido, hasta ahora, los bienes raices han funcionado con una “cobertura contra la inflación”. Este no ha sido el caso de Bitcoin.
¿Qué es una “cobertura contra la inflación”? Casi todos los activos son una cobertura contra la inflación a largo plazo. Se supone que la frase aplica, a la hora de hablar de un portafolio de inversiones, para los activos que suben mucho en tiempos de alta inflación y nos cubren las pérdidas por devaluación monetaria. Por ejemplo, si la inflación anual es de 10%, la cobertura debe haber aumentado durante el mismo lapso en un 10% o más. De este modo, estamos protegidos ante el riesgo de inflación.
Los activos de riesgo, por lo general, son inversiones muy rentables durante un boom alcista. Pero un activo rentable no es necesariamente una “cobertura contra la inflación”. Imaginemos un seguro de salud que únicamente nos cubre cuando estamos saludables y bien, pero no nos cubre en momentos de accidente o enfermedad. Sería absurdo llamar a ese seguro una “cobertura de salud”. Los inversores buscan coberturas para reducir el riesgo y minimizar la incertidumbre. Si se sabe que un artículo pierde valor en determinadas condiciones, los inversores buscan otro artículo que normalmente sube valor en las mismas condiciones. Y es costumbre llamar a lo segundo la “cobertura” de lo primero.
Resulta ser que tuvimos un año excepcionalmente inflacionario. Ahora la inflación anual (del dólar) se ubica cerca de los dos dígitos. ¿Qué activos nos cubrieron esa pérdida por inflación? Una pista: Son los activos que subieron en dos dígitos o más durante ese periodo. Los que perdieron valor durante ese periodo no son muy buenas como coberturas contra la inflación. Así de sencillo.
Las Big Tech, por ejemplo, han sido muy rentables en el pasado (un periodo de baja inflación). Sin embargo, nadie las considera “cobertura contra la inflación”. ¿Por qué? Bueno, es obvio. Han perdido valor durante esa etapa de alta inflación. De hecho, es muy simple. No es física cuántica. Muchos bitcoiners insisten tercamente en abusar de la frase “cobertura contra la inflación” por un tema ideológico. Es una cuestión idiosincrática.
La cosa va algo así: Bitcoin es el “oro digital”. Y el oro ha sido, históricamente, una “cobertura contra la inflación”. Por ende, Bitcoin es una “cobertura contra la inflación”. Escasez monetaria, dogmas del liberalismo clásico, narrativa libertaria, patrón oro, patrón Bitcoin y todo lo demás. Bla, bla, bla…
Bitcoin vs bienes raíces. Es un error caer en falsos dilemas. Lo “bueno” o “malo” de una inversión depende mucho del precio de compra, de las condiciones del momento, y del precio de venta. O sea, toda inversión tiene sus características particulares. Y toda inversión tiene sus pros y sus contras. En lo personal, me ha ido muy bien con Bitcoin. Pero he tenido la fortuna de comprar a excelentes precios y tomar ganancias en la cima. No he tenido la misma suerte con mis andanzas en el mundo de los inmuebles.
Aclaración: La información y/u opiniones emitidas en este artículo no representan necesariamente los puntos de vista o la línea editorial de Cointelegraph. La información aquí expuesta no debe ser tomada como consejo financiero o recomendación de inversión. Toda inversión y movimiento comercial implican riesgos y es responsabilidad de cada persona hacer su debida investigación antes de tomar una decisión de inversión.
Te puede interesar:
Las inversiones en criptoactivos no están reguladas. Es posible que no sean apropiados para inversores minoristas y que se pierda el monto total invertido. Los servicios o productos ofrecidos no están dirigidos ni son accesibles a inversores en España.