Bitcoin, tokens, maximalismo y un poco de historia sobre las criptomonedas
¿Qué es y cómo surgió el maximalismo en el mundo crypto? ¿Qué tienen que ver los tokens? Max Carjuzaa, co-fundador de Money on Chain, realizó un recorrido histórico para tratar de responder estas preguntas, y en ese contexto expresó que no entiende a los detractores de Jameson Lopp. Su mirada y sus reflexiones, las compartió con Cointelegraph en Español.
“El bitcoin no es el único activo que existe. También existen otros como bonos, acciones, moneda fiat, casas, autos, relojes, joyas y hasta remeras”, señaló Max Carjuzaa. Luego recordó que el maximalismo nació allá entre el 2010 y el 2011 como una respuesta a la cantidad de scams que surgieron prometiendo resolver los problemas de bitcoin.
“Muchos recordarán a Solid Coin, y otros. En aquellos días ya existían bitcoiners que reconocían las fabulosas propiedades monetarias de Bitcoin, que emanaban de la sinergia de una serie de piezas tecnológicas e incentivos genialmente interconectados, como la más sólida y resiliente red de transferencia de valor p2p jamás construida”, añadió.
Pero luego aclaró que Bitcoin no es sólo tecnología, sino que es una construcción social basada en la confianza, similar a la del oro. Explicó que el valor del oro no es intrínseco. Como evidencia de ese hecho, aportó cuatro datos:
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El primero es la relación entre el valor del oro y el de la plata. Una onza de oro vale 71,4 onzas de plata en este momento.
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El segundo es la abundancia de cada uno. En la corteza terrestre existen unas 19 (no 71.4) onzas de plata por cada onza de oro.
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El tercero es la proporción de extracción: se extraen unas 9 onzas de plata (no 71.4) por cada onza de oro.
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El cuarto dato son los stocks, cuánto existe para cada uno de los metales disponibles en este momento, ya extraído y refinado en forma de lingotes, granalla o monedas.
“Según datos de Thomson Reuters en 2017, existían 71 mil toneladas de plata en stock y 187 mil toneladas de oro acopiados. Si, más del doble de oro que de plata. Viendo estas cifras se pone de manifiesto que al menos parte de ese valor debe venir de otro lado, no viene ni de su escasez, ni de su uso industrial. Viene de ese valor subjetivo o de esa construcción social que hace que prefiramos guardar el valor en el oro en lugar de la plata, el platino o el paladio”, opinó.
Volviendo al maximalismo, lo definió como un movimiento que nació como una respuesta a los scams que prometían ser el Bitcoin 2.0: “Esta gente comprendía que si bitcoin perdía su lugar aún no ganado como reserva de valor por una razón tecnológica, entonces nadie podría ocupar su lugar”.
Y remarcó que varios motivos sustentan esta creencia: el primero es que el valor no es intrínseco. El segundo es que Bitcoin es software, cualquier mejora tecnológica que se introduzca en otra criptomoneda puede ser replicada en bitcoin, en una sidechain, o en una capa superior. “El motivo más aterrador: si bitcoin pierde su lugar frente la criptomoneda C, nada impedirá que luego C pierda su dominio frente a D, etc. y tarde o temprano la humanidad dejará de creer que es posible guardar valor en una criptomoneda libre y descentralizada”, manifestó.
Siguiendo estos conceptos, afirmó que Bitcoin es una idea, una construcción en nuestras mentes, la representación de que podemos tener dinero libre y digital, con reglas claras que nadie va a poder modificar o eliminar sin consenso.
Entran las ICO
Siguiendo con el repaso histórico, trajo a colación que en el año 2013 se realizó la primer ICO (que por supuesto no se llamaba así): “Se hizo sobre la red de Bitcoin para fondear Mastercoin, una segunda capa de bitcoin, aquella sobre la que corría la primera versión de Tether o USDT”.
“Por esos días la comunidad ya estaba muy acostumbrada a los scams o proyectos dudosos, eran comunes los proyectos que vendían como Bitcoin 2.0, monedas preminadas y cuya tenencia estaba casi en su totalidad en manos de sus fundadores”, contó Carjuzaa.
En aquel entonces la cosa tenía contrastes más definidos, más blanco y negro: “Estaba Bitcoin, estaba Namecoin, que no pretendía ser dinero -pero que eso el mercado lo entendió cuando perdió todo su valor- estaba Litecoin, que era un fork de Bitcoin, un proyecto honesto que hasta me atrevería a decir que fue el único (o de los pocos) que no fue preminado junto con Bitcoin. Y había un par de experimentos y un montón de proyectos que el único objetivo que tenían era quedarse con el dinero de los distraídos”.
“Hasta acá los maximalistas pensaban que bitcoin era el oro digital (aunque no lo llamaban así) y que el resto eran shitcoins, que solo sirven para experimentar, hacer pump and dump y jugar al trader”, puntualizó.
Años después vino Ethereum y la ola de ICO: “La cosa se empezó a poner un poco más confusa. Los tokens de las ICO no pretendían ser oro digital como bitcoin, pero el problema venía por las propiedades que tenían estos tokens y cómo eran usados. El espacio crypto se llenó de proyectos imposibles que solo eran una idea y que nunca verían la luz, la mayoría de ellos eran scams”.
Evolución y tokens
Para el co-fundador de MoC, en los últimos años el mercado ha vuelto a evolucionar: “Han aparecido tokens que son mucho más que esa fichita de arcades, tokens que me permiten gobernar un proyecto, tokens que representan onzas de oro, tokens que representan monedas fíat, tokens que representan acciones y hasta tokens que representan Cryptokitties. Estos tokens no compiten con bitcoin, están en otra categoría, son otra cosa, comparar estos tokens con bitcoin es como comparar acciones de Coca Cola, una obra de arte, o una botella de vino, con oro”
Para concluir, dijo entender el maximalismo que “protege a quienes se introducen en el mundo cripto de comprar las batatas de turno o el fork del momento”. También mostró comprensión sobre el hecho de que habrá una, dos o tres reservas de valor crypto, siendo una mucho más grande que el resto como pasa con el oro, la plata y el platino.
Pero finalizó: “No entiendo para nada el maximalismo que condena la compra de una acción porque el soporte sobre el cual se emite es un token. Sí, me refiero a los detractores de Lopp. Quizás lo único que tenemos que hacer es convencer a Coinmarketcap de que cambie el índice de dominancia bitcoin a uno que excluya a los tokens y solo deje a las monedas nativas de las redes, de lo contrario seguiremos comparando velocidad con tocino”.
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